Capítulo 3

Era la fiesta de Marc, él era el dueño del canal, esa noche iban a festejar, ya que estaban nominados varios programas, entre ellos Lori como mejor conductora de noticiero además de otras ternas.

—¡Al final era verdad, ibas a venir sola! —comentó Íker y se acercó a saludar a su compañera y amiga.

—¡¿Por qué te mentiría?! ¿Alguna vez te mentí?

—lo interrogó irónicamente Lori —Por cierto, te ves muy bien en ese traje negro —lo halagó.

—¿Cómo debería agradecerte? Opción A: "Obvio, a mi todo me queda bien, soy fabuloso", como dices tú, o simplemente decirte "¡Gracias!"

—bromeaba Iker e imitaba a Lori— Permíteme decirte que ese vestido te queda despampanante.

Ella se reía por la mala imitación de su persona y exclama. —¡Yo no sueno de esa manera!

—¡Iker tiene razón, suenas de esa manera! —dijo Marc quien los interrumpe y se les acerca a saludarlos— ¡Mis conductores estrellas! Pueden pasar a su mesa y estoy feliz que estén aquí.

—¡Gracias, Marc! —le agradeció Lori y acepta la copa de Champaña que le ofreció — Quedo todo muy lindo, me gusta la ambientación, es sutil y delicado.

—¡Gracias, mi reina! —le agradece él y le pregunta— ¿Y Guido, no te acompañó esta noche tan importante?

—¡Ya sabes que sus viernes son sagrados! —exclamó ella.

Marc, miró a Íker sorprendido y pregunta —¿Y Sara, no vendrá?

—No, no vendrá, pero prometió asistir a la premiación —manifestó Iker.

Estuvieron conversando un poco los tres y luego Lori e Iker fueron a su mesa para unirse al equipo de trabajo.

La cena estaba muy entretenida, hasta que llegó la hora de la medianoche, ya estaban todos pasado de copas e Íker insistía en bailar con Lori. Fue tan insistente que terminó por aceptar.

En la pista de baile se estaban divirtiendo, luego fueron a su mesa para beber tranquilos.

—Hace mucho tiempo que no me divertía tanto —comento Lori.

—¡Yo, igual! —afirmó Iker— Eres muy divertida, tu esposo debería estar preocupado, no solo eres hermosa e inteligente, lo digo en verdad.

—Gracias, pero creo que el problema no es él, soy yo —murmuro Lori— No sé que pasa conmigo, todo era divertido, luego pasaron los años de matrimonio, y llegaron las sorpresas.

—Te cansa o te aburre la monotonía —la interrumpió Iker— Sé a qué te referís, a mí me pasa igual.

Lori, observaba a su compañero, no sabía si era por el exceso de Champaña, pero era la primera vez que notaba su verdadera belleza. Un hombre esbelto, con un cuerpo delgado, pero bien trabajado por el gimnasio, de piel blanca, cabello negro y lacio, ojos celestes. Jamás había notado lo sensual que era. Sintió miedo por sus pensamientos. Así que al darse cuenta de que en aquellos pensamientos hablaba el alcohol y no su coherencia decidió marcharse de la fiesta.

—Debo irme, ya es muy tarde para mí. Debería estar durmiendo a estas altas horas de la noche —comentó ella y se disculpó.

—Yo te llevo —insistió Iker— Estás un poco pasada de copas, y no puedes manejar así.

—¡No, por favor! No estoy borracha, ya he manejado así antes —comentó ella— No te preocupes por mí. Voy a estar bien.

Él, insistió en llevar a Lori hasta su casa.

Cuando iban de camino, ella le pidió detenerse para comprar cigarrillos. Se detuvieron en una estación de servicio, ella baja del auto con su bello vestido color marfil, dejaba al descubierto su sensual figura. Iker, no pudo evitar mirarla de pies a cabeza, dentro del auto la observaba, sin dudas le resultaba una mujer muy sexy, era muy delicada, hasta su modo de caminar le resultaba sensual y elegante, se peina su oscuro cabello con la mano y se muerde el labio y pensó para sí mismo "¡Ya basto, idiota! Es tu compañera de hace años, eres casado y ella igual".

Mientras Lori, esperaba su turno para ser atendida, miro hacia una especie de bufete donde habían algunas personas bebiendo y comiendo algo de paso. Volvió a mirar y vio en una de las pequeñas mesas a Vera, junto a su esposo. Se dio vuelta esperando que esta no la haya visto. Compró rápido y evito la conversación con el muchacho detrás del mostrador quien estaba feliz de ver que era la mismísima Lori Opher.

Lori sube al auto y le dice a Iker. —¡Apúrate, quiero salir de aquí!

Iker, la mira a los ojos y le pregunta. — ¿Qué sucedió?

—¿Recuerdas a Vera? —preguntó ella— Esta ahí dentro con su esposo. No quiero ni que me vea.

—¿Te refieres a tu amiga de la infancia, la misma perra que publico tus fotos "hots", la que tiene el bozal legal? —preguntó Iker.

—¡Exactamente, la misma zorra! —afirmó Lori.

Iker, miró hacia dentro del local, logró verla y acotó. —Está más gorda parece. Siempre se creía que era una diosa, ¡Ja, ja, ja!. Recuerdo que más de una vez se me lanzó pero la ignoré. No es la clase de mujer que me atrae.

—¿Podrías hablar menos? Me quiero ir de aquí —le recordó Lori.

Iker salió de aquella estación de servicio, mientras manejaba observaba de reojo a Lori, quien iba callada.

—¿Querés acompañarme al departamento? —le preguntó él y añadió— No tengo ganas de volver a casa. Tomamos algo, charlamos un rato y luego te llevo hasta tu casa.

—¡Creí que al departamento lo estabas alquilando! —dijo ella.

—No, hace tiempo que no lo alquilo. Es mi guarida secreta, paso la mayor tiempo ahí cuando discutimos con Sara, y es mi lugar de trabajo. Allí puedo estar tranquilo e investigar los hechos policiales —comentó él.

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