CAPÍTULO 3

Lesley le ve marchar, se ha dado cuenta de que su amigo no tiene remedio, y está vez se ha salvado por la campana como se suele decir. 

—Está claro que hoy no es mi mejor día —comenta decepcionada al no haber obtenido ningún tipo de información—. Editorial bella letra. Dígame que desea —responde viendo a su amigo marchar de la oficina.  

—Hola, pocholita mía.  

—Mamááá. Haz el favor de no llamarme así, estoy en la oficina —responde avergonzada, mirando hacia los lados por si a alguien le da por entrar.  

—De acuerdo Lesley. Perdóname hija, solo quería saber cómo te encuentras —explica su madre, siguiéndola la corriente para que se la pase el cabreo.  

—Pues no muy bien, ya sabes… —responde pensativa—. No puedo dejar de pensar en Bryan mamá —termina por reconocer.  

—Hija tienes que pasar página, no puedes hundirte en tus recuerdos.  

Mientras Lesley y su madre continúan hablando sin cesar, Abraham adelanta su trabajo y confirma que ha anulado todas las citas de los siguientes días de la agenda de su jefa. Cuando ya lo tiene todo realizado, deja una nota en la mesa y sale de la gran editorial, para organizar los detalles de última hora.  

Dos horas después …  

—Mamá te quiero mucho, no te preocupes estaré bien —argumenta al ver que Aurora está muy preocupada por ella.  

—Eso espero hija, no lo pienses más y sal a conocer mundo…  

—Mami, esta noche saldré, sé que Abraham está tramando algo, me ha dicho que tiene una sorpresa para mí —responde antes de que termine de darla la charla, para que no se preocupe más por ella.  

—Lo sé, yo sí estoy al tanto de todo —comenta su madre para que se relaje.  

—¿De verdad? Y… ¿me puedes decir de qué se trata? —pregunta llena de curiosidad.  

—No —responde rotundamente—, solo puedo decirte que hagas caso a tu amigo en todos los aspectos.  

—Pero mamá… ya sabes que yo le quiero con locura, pero hay veces que sus locuras son extremas.  

—Lesleyyyy no hay más que hablar, ese chico es buena persona y yo confió en él al cien por cien —la dice antes de colgar el teléfono de golpe, para que no la sonsaque más información.  

—Mamá, mamááá —intenta llamarla hasta que escucha el pi, pii pii del teléfono.  

A pesar de sus diferencias Lesley es la niña de sus ojos y su única hija mujer. Y por eso entre su madre y su amigo ya lo tienen todo listo y planeado, para hacer realidad uno de los sueños de Lesley, ya que desde que era adolescente ese era uno de sus sueños.  

Al finalizar la llamada y no saber qué es lo que esté pasando, Lesley sale del despacho y se acerca a la mesa de Abraham.  

Enfurecida con ella misa golpea la mesa, y de repente la nota que dejó su amigo para ella, cae al suelo.  

—¡Le odio, le odio! Encima me deja notitas en su escritorio —comenta mientras se agacha para cogerla del suelo.  

«Te quiero: Sé que en este momento me estarás odiando, pero ahora vuelvo, solo fui a por lo necesario para pasar nuestra noche. Muack muack»  

—Arggg, que asco le estoy cogiendo, espero poder perdonarle algún día —va relatando, con el papel en sus manos hasta llegar a su despacho.  

Sin saber que más hacer, al ver que ya no queda nadie en la editorial por la hora que es, decide relajarse un rato; se sienta en su silla, se quita los zapatos, y se recuesta hacia atrás cerrando sus ojos.  

♥♥♥♥♥♥♥ 

Ya lo solucioné todo, y me voy para la empresa. Esa llamada que recibí hace una hora fue de Rosse, esta mañana me aseguré de llamarla y pedirla que empacara algunas cosas de Lesley. La comenté sobre el viaje, y le pedí que guardase la ropa que mejor la pareciese a ella, para pasar los quince días bien a donde vamos. 

Entro en la empresa, y está todo en silencio, la verdad que ya es tan tarde que esto se ha quedado vacío, así que voy derecho al despacho de Lesley. Al ver que la luz está encendida, y la puerta entre abierta, entro sin llamar a la puerta. 

—¡Vámonossss! ¡amiguiiiii! ¡YA ESTÁ TODO LISTOOOO! 

Lesley me recibe dando un brinco en su silla, no me puedo creer que esté tan pacha, ahí sentada como si no pasara nada. Yo, no sé cómo puede tener esa calma, yo me encuentro lleno de euforia, la sangre de mis venas se volvió más liquida, por que el corazón me va a cien por hora. De hecho, estoy deseando llegar ya al aeropuerto, quiero que una nueva aventura, comience ya.  

—Cállate por favor, sabes que no soporto tus gritos —me dice, con una mirada de esas qué si lanzasen cuchillos, yo ya no estaría en este mundo.   

Al ver que no me hace caso, me arrodilla ante ella, y la vuelvo a poner sus zapatos, para que se levante de su trono. Como si de un torbellino se tratara, y sin darla tiempo a pensar, tiro de ella con fuerza y la llevo hasta la puerta en la cual tengo un taxi esperándonos.   

Después de más de media hora de hablar sin parar, para desviar la atención de Lesley, ella se da cuenta de que algo pasa y termina por preguntarme: 

—¿A dónde nos dirigimos si se puede saber?  

—Amigui, te queda mucho por descubrir esta noche —afirmo, sin dejar que descubra mi sorpresa de momento—. Lo mejor será que dejes de hacer preguntas, pronto lo sabrás. Ten paciencia, enseguida te enterarás de todo —explico rápido, evadiendo su pregunta.  

Si no la sigo el royo, terminará por ceder y se dejará llevar. Cada vez que la miro, se me crispan los nervios, la veo tan, tan tranquila que ya no aguanto más, menos mal que ya hemos llegado al aeropuerto. Me bajo del coche y ella me sigue, el chofer también se ha bajado con nosotros. Abre el maletero del vehículo y nos da las dos pequeñas maletitas de mano.  

Al principio pensé en coger más cosas, pero luego se me cambió el chip y cambié de opinión, prefiero ir con pocas cosas y ya compraremos allí lo que nos haga falta.  

—¡Oh no!, espero que no sea lo que estoy pensando —la escucho comentar horrorizada, mientras se pasa las manos por la cara, cuando ve su maleta de flores.  

—¡Oh sí! Nos vamos de viaje querida —afirmo cogiendo su mano para tirar de ella, solo necesito que se dé prisa, que no piense y sobre todo que no se arrepienta.  

—Espera, para, para. Por favor —me dice Lesley soltándose de mí para coger su maleta, la verdad que un poco más y me olvido de su maleta.  

—Perdón amigui, estoy tan emocionado con este viaje que se me olvidaba que tú tienes que llevar tu equipaje.  

Cuando ya tiene la maleta en sus manos, vuelvo a tirar de ella, hasta que llegamos al aeropuerto y entramos en él. No se ha ocurrido soltar su mano hasta que no hemos entrado bien adentro. Y esto si es mi culpa, os confieso que vamos con la hora justa, no quise salir antes de la oficina, para que a ella no le diese tiempo de anular los billetes. Y ahora la he hecho de sentarse en una silla y la he dejado las dos maletas para que no se me pueda escapar.  

—Espérame aquí cielo, ahora vengo —la digo para que se espere.  

Sin decir ni una sola palabra, me obedece sin rechistar, no me deja de mirar, pero sé que por una parte, también está tan emocionada como yo. Y también sé que su madre ha hablado con ella y creo que, reconoce que necesita un par de días para descansar.  

En cierto modo sabe, sabe que se encuentra en buenas manos, y todo lo hemos preparado su mejor y su madre. Lo que  no sé es si debe tener la esperanza de que todo esto será relajado, por que aunque todo lo hago para que pueda descansar, soy una cabra muy loca. 

♥♥♥♥♥♥♥ 

—Holi, holi —digo moviendo los dedos de la mano, para saludar a la chica de la taquilla—. Tenga aquí tiene nuestros billetes.  

—Muchas gracias caballero, espere un momento por favor.  

Cuando termina de hacerme los registros de los billetes, vuelvo a donde he dejado a Lesley y me siento a su lado, poco después de unos minutos Lesley rompe el silencio.  

—Amigui tengo hambre, ¿por qué no cenamos antes de embarcar?  

Señores pasajeros, el vuelo con destino a Hawái está a punto salir, vayan a la cola y comiencen a embarcar.  

—No hay tiempo, vamos —le digo lleno de emoción, poniéndome en pie.  

—¿Estás de coña? —me pregunta sorprendida.  

—Noo —la respondo dando saltitos—. ¿A qué es perfecto?, dale las gracias a tu maravillosa madre.  

—Estáis locos. Los dos —afirma cogiendo la maleta. 

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