4. Presa del miedo

Sasha vio como Emily y sus amigas llegaban al mismo sitio que ella para molestarla, eso era lo más seguro de todo. Les tenía miedo por completo a todas esas mujeres, puesto que siempre se la pasaban molestando a más no poder con todas las cosas que ella.

Estaba en un albergue, por órdenes de su padre tenía que comportarse como la mejor hija de todas. Nada de regalada ante los hombres, tenía que mantener una imagen que ella iba a ayudarlo en todo lo que él necesitara.

Eso de ayudar a las personas le gustaba mucho, siempre estaba dispuesta a dar lo mejor de ella, sobre todo, a demostrarles a sus padres que ella era una buena hija y que podía dar lo mejor de ella en dado caso de que algo pasara en el futuro.

Algo líquido cayó sobre su cabello de forma repentina. Escuchó las risas de Emily y lo único que pudo hacer fue apretar los puños. Ni siquiera en un sitio tan sagrado dejaban de molestarla.

— ¿Tu papá te obligó a venir? —Alguien la agarró del cabello e hizo que quedara de rodillas—. Es una lástima que te hayan traído a un sitio como este.

— ¿Quién lo dice? ¿Tú? —la encaró—. Para lo único que sirven ustedes es para molestarme, hasta aquí me siguen y esperan a que esté sola para hacerme todas sus asquerosidades.

— No es necesario que estés sola para que te des cuenta de que soy superior a ti —Emily chasqueó los dedos y la otra chica que andaba con ella le lanzó un bote de basura encima—. Esto es para que siempre sepas que tu lugar está siempre por debajo de mí, querida.

— Es lamentable como alguien tan insignificante pueda tener tanto dinero hacías a sus padres —dijo alguien, y luego la empujaron contra la pared—. Al menos, tienes que agradecer que en este sitio hay ropa para que te cambies.

Su mirada agachada, sus sentidos más nublados que nunca y su loba que no hacía nada por ayudarla. Desde siempre era lo mismo con esas chicas y ya no entendía cuál era el motivo de que siguiera viviendo de todos modos. Se limpió las mejillas, y buscó su bolsa con la mirada, al menos tenía algo de tiempo antes de salir con sus amigas a comer algo y a pasar el rato. 

Liliana pasó por ella a la salida del albergue, no le dijo nada acerca de lo que pasó con Emily, puesto que cuando salió la encontró con su madre y si sus teorías eran ciertas, esa mujer era una de las amantes de su padre.

Ese día, tenían que ir a pasar el rato al centro comercial para tener todo listo para el inicio de las clases.

— ¿Tus padres te dejarán dormir en los dormitorios de la Universidad? —preguntó Kira dándole una probada al helado que compró—. Digo, con eso de qué ellos solo tienen tu dormitorio de lujo ahí.

— No lo sé —respondió Sasha con mucha sinceridad—. Ellos no son el tipo de padres que dejarían que su única hija existente en este país se vaya a vivir a otro lado.

— Tienes razón —dijo Liliana, su otra amiga—. Hasta raro me pareció eso de que te hayan dejado salir de la casa sin vigilancia.

— Sí, es extraño —dijo entrando junto con sus amigas al centro comercial—. Haré todo lo que esté a mi alcance para que ellos me dejen al menos pasar más tiempo con ustedes, porque en los últimos años siento que las cosas no han ido del todo bien y me hace falta algo bueno en mi vida.

— Tienes razón, espero que puedas solucionar todos tus problemas con tus padres y que ellos te den un poco de la libertad que no te dejan tener por culpa de ellos mismos —dijo Lili, siguiendo sus pasos—. Porque no puedo estar todo el tiempo yendo a buscarte a tu casa en mi auto.

— Eso fue cruel.

Las tres rieron y fueron a revisar las tiendas para comprar ropa nueva y tener algo nuevo que usar con eso de la universidad. 

Ella giró su cabeza hacia atrás al darse cuenta de que alguna de las chicas que iban con ella a la misma universidad y que fueron con ella en el pasado, se encontraban ahí y eso no era bueno, puesto que en más de una ocasión esas chicas le hicieron la vida imposible en el pasado.

— Querida amiga —susurró alguien a sus espaldas—. Es bueno verte por estos rumbos, ¿cómo has estado?

— ¿Qué estás haciendo aquí, Emily? —susurró—. No quiero problemas, por favor.

— Eso de los problemas no va conmigo —agarró su brazo, y la llevó a otro lado—. Quiero que sepas algo, querida amiga.

No tuvo tiempo de llamar a alguna de sus amigas, puesto que ella se la llevó a otro lado con las demás chicas que andaban con ella. La metieron en el baño, aprovechando que no había muchas personas, cerraron la puerta con seguro.

— Ni siquiera puedes llamar a tus queridas amigas para que te ayuden a salir de esta como las veces anteriores —dijo la omega tomándola del cuello—. ¿No le vas a decir a tu papá todas las cosas que te hacemos?

— ¿Quieres que se lo diga y que el día de mañana tus padres despierten con moscas en la boca? —preguntó con valentía—. Ustedes solo me buscan cuando andan juntas, en cambio, si están solas… es otra cosa.

— M*****a perra —el puño de Emely fue a parar a su abdomen sacándole el aire.

Las demás chicas que andaban con ella se pusieron de turno para hacerle lo mismo. Siempre le hacían ese tipo de cosas, desde el jardín de niños, hasta la secundaria y por lo que podía ver en ese momento, todo iba a seguir igual en la universidad.

En cuanto comenzó a toser sangre, ellas se detuvieron de inmediato, dándoles a entender que debían detenerse o serían atrapadas. 

La dejaron a su suerte en uno de los cubículos del baño, por lo que no tuvo más opción que quedarse ahí a limpiarse la sangre o ser atrapada por una de sus amigas. Lo cual no tardó mucho, por el hecho de que Lili la encontró lavándose la cara y vio las manchas de sangre en su ropa.

— Esas perras estaban aquí —dijo Kira entrando al baño también—. No puedo creerlo. Hasta en este sitio te andan persiguiendo, es insólito.

— No es lo que ustedes consideran —dijo Sasha quitándose la blusa—. Esto…

— Tu abdomen tiene marcas recientes y no me dirás que ellas estuvieron aquí dándote cariñitos porque eso ni tú te lo supones —dijo Lili—. Estás mal, no puedes seguir aguantándoles este tipo de cosas a ellas solo por gusto. ¿Qué harás en el momento que te toque volver a la universidad? ¿Seguirás aguantando todas las cosas que te hacen esas chicas solamente por gusto? —preguntó su amiga negando con la cabeza—. Esto tiene que terminar, Sasha.

— Para mí no es fácil nada de esto, mucho menos tener que lidiar con ellas —se lavó el rostro—. Quiero que esto se quede entre nosotras, mis padres no pueden saber nada y mucho menos imaginar lo que pasó aquí.

— ¿Qué pasa si ellos se enteran? ¿Qué harás tú?

— Nada, seguir viviendo como si nada hubiese pasado —se encogió de hombros.

Kira y Lili se miraron entre ellas. 

Era posible que eso continuara estando en la universidad, puesto que esas chicas no eran del tipo de persona que se quedaban de brazos cruzados y mucho menos si veían a una presa fácil como lo era su amiga.

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