Capítulo 3: Encuentro Causal

Ya habían pasado varios años desde que Akira se independizo de sus padres, en este tiempo fue reeducado por su tío… y ahora si podía decir que conoció el infierno ya que este se tomó muy literal la tarea de volverlo un Alfa hecho y derecho, donde busco fortalecer su cuerpo con entrenamiento físico e igual le dio clases intensivas sobre el manejo de la empresa e idiomas, por ello en sus actuales 16 años ya participaba de forma directa en la toma de decisiones de la empresa.

En ese momento se encontraba durmiendo un rato ya que su tío lo había mantenido despierto hasta muy altas de la madrugada para que revisara algunos documentos y contratos. Ellos se encontraban en el jet privado de la familia rumbo a Japón, ya que debían concretar varios contratos con diversas empresas de ese país.

- Despierta Akira, llegamos – le ordeno Yuudai, mientras se levantaba y se estiraba.

- Hmm… 5 minutos más – hablo entre sueños el castaño.

- … - obvio que ese comentario enojo momentáneamente al pelinegro, pero rápidamente se le ocurrió una idea muy “sutil e ingeniosa” para despertarle: con un martillo gigante color verde golpeo la parte de trasera del asiento mandando a volar contra el muro a su pobre sobrino, ya que este le había quitado el cinturón de seguridad.

-Itte… eso dolió – se quejó el chico mientras se frotaba su frente, la cual fue la que recibió el impacto del golpe.

- Levántate y muévete, que nos están esperando – se quejó el pelinegro mientras caminaba a la salida para poder bajar del jet.

Akira simplemente atino a suspirar, levantarse, sacudir sus ropas y caminar rápido para llegar al lado de su tío. En eso recordaba todos los entrenamientos y enseñanzas que le había dado.

Debido a que sus padres a la fuerza deseaban a un omega, Akira fue educado como tal inclusive por su tío, aunque sus entrenamientos no eran sobre ser amable y complaciente, si no era para que aprendiera a resistir a la voz de mando e igual algunas clases  de defensa personal… pero cuando la vida le dijo que sería un alfa conoció el verdadero infierno ya que su tío se tomó muy en serio la tarea de reeducarlo para que perdiera ese aire de inocencia y fragilidad que le habían creado… algo que tal vez no logro como deseaba porque el castaño aún se veía algo frágil y hermoso pero eso ya no era importante porque Akira resulto ser un alfa de alto nivel y cada que estaba enfadado lo demostraba.

Al entrar al aeropuerto ocurrió lo normal que siempre pasaba en todos los lugares a donde acudían: todas las personas que se encontraban en el lugar se quedaban observándoles ya que ambos eran llamativos, pero más el castaño ya que todos lo creían un omega hermoso, cosa que disfrutaba cierto pelinegro porque siempre podía molestar a su sobrino con ese detalle.

A la salida del lugar, ya les esperaba una limosina que los llevaría a la mansión que poseía la familia en Japón, ya que estarían en ese país una temporada. Igual por el tiempo de estadía que estarían en el lugar, Yuudai inscribió a su sobrino en la Universidad de Tokio.

- ¿Qué? ¿Por qué? – se quejó el castaño, cuando su tío le informo que debía asistir a una escuela.

- Porque no voy a dejar que pierdas un año escolar y te vuelvas un irresponsable – le regaño mirándole de forma seria para que entendiera que ya no toleraría mas quejas de su parte – además se lo prometiste a mi padre, así que déjate de quejar.

- … - Akira solo atino a dejar escapar un suspiro y mirar por la ventana del auto, adiós a sus planes de descansar un poco, pero tenía el ligero presentimiento de que la escuela no estaría tan mal y encontraría algo interesante ahí.

Al llegar a la casa e instalarse, el pidió permiso a sus tíos para salir un rato para conocer los alrededores del lugar con la excusa de que debía familiarizarse, aunque realmente solo quería caminar un rato y estirar las piernas ya que había sido un largo viaje y dejar a solas a sus tíos para que “charlaran” un rato a solas.

Por otro parte en la mansión Takahashi, encontrábamos a un hermoso y sensual pelinegro el cual estaba en su rutina de entrenamiento. Hiro Takahashi a pesar de ser un omega de alto nivel, él se negó a ser como los demás, por ello no cambio su ritmo de vida y de hecho a pesar de ser un omega no había alfa que pudiera intimidarle o vencerle; ante esto una parte de él estaba feliz ya que tenía la resistencia adecuada para no sucumbir ante la “voz” de los alfas que quisieron intimidarle, por el contrario, habían sido sometidos por molestosos y atrevidos.

- Hiro-san – le hablaron, por lo que interrumpió su entrenamiento físico mirando con algo de enojo a su amigo y mano derecha: Katsuro Sato, el cual era un alfa alto de tés morena, cabello negro corto y ojos color marrón; este apreciaba mucho al omega y era de las pocas personas que sabían el segundo genero real del pelinegro de ojos azules, ya que por su apariencia y carácter siempre era tomado por alfa.

- ¿Qué quieres Katsuro? – le pregunto Hiro mientras dejaba de lado sus tonfas de madera que usaba para entrena y se secaba el sudor de su frente con la toalla que el pelinegro moreno le tendía.

- Aquí le traigo los informes de la escuela y los papeles sobre el nuevo estudiante – informo, ya que Hiro Takahashi era el presidente del comité disciplinario de la universidad de Tokio e igual a veces veía toda la documentación de la misma, ya que la escuela le pertenecía a su tío Yumiko y este en algunas ocasiones le encomendaba las tareas administrativas a su sobrino.

- Luego los revisare – le respondió de mala gana, tomando las carpetas y encaminándose al interior de su hogar.

- Takahashi-sama, su tío ha llegado y desea verlo – le comunico una sirvienta de la casa a los chicos, la cual al hacer una reverencia se retiró a seguir con sus deberes.

Era verdad que Hiro quería a sus padres, ya que estas jamás le obligaron a comportarse de forma delicada por ser un omega o buscar comprometerlo para mejorar a la empresa, por el contrario, ellos le apoyaron en todo, pero la persona que era su gran consejero era su tío Yumiko.

- ¿Cómo estuvo el entrenamiento? – comento divertido al mirar a su sobrino con una toalla colgada alrededor de su cuello.

- Creo que necesitare unas tonfas nuevas – opino sonriendo de lado.

- Katsuro, también estas de visita – opino alegre el pelinegro mayor.

- Si, pase a entregarle unos documentos a Hiro-san – contesto el chico haciendo una ligera reverencia.

- Ah es verdad, mañana llega un nuevo estudiante de intercambio – hablo Yumiko haciendo memoria.

- Uno más del montón – comento aburrido Kyoya.

- Bueno, con su permiso paso a retirarme, tengo algunos deberes pendientes por hacer – se despidió Katsuro de forma respetuosa.

- ¿A qué se debe tu visita? – hablo de forma sería Hiro mirando a los ojos a su tío.

- Siempre directo – comento Yumiko sonriendo de lado – bueno Hiro, sé que estas feliz siendo como eres, pero he notado que estas últimas semanas andas muy intranquilo en la escuela, ¿ocurre algo? – pregunto algo serio.

- Nada…

- ¿Hiro?

- Me enoja que todos sean aburridos, corrientes y débiles – se sinceró dejando ver un ligero sonrojo en sus mejillas, el cual busco desaparecer al instante.

- Jeje – se rio Yumiko ante esa respuesta – es decir, que ya se acerca tu época de celo y te enoja que aún no encuentres a alguien digno, verdad – resumió el pelinegro con una sonrisa en los labios.

- Quien quisiera tener una pareja, no digas tonterías – comento indignado Hiro mientras se levantaba enojado y se encaminaba a encerrarse en su habitación.

Era verdad que Yumiko nunca busco desmentir a nadie, ya que todos asumían que su sobrino era un alfa y cuando llegaba su época de celo siempre buscaba que coincidiera con algún detalle de la empresa o de la escuela para justificar el ausentismo del pelinegro. Pero lo notaba, muy en el fondo el omega de Hiro se sentía triste y frustrado de que aún no encontraba a su pareja destinada, pero esperaba que pronto la encontrara ya que le dolía ver a su sobrino así de triste.

Debido al mal rato que sintió, Hiro busco simplemente arreglarse para salir a dar un paseo por las calles y tal vez encontrar a una pobre alma que estuviera haciendo algo malo para someterlo y darle una lección. En sus rondas encontró lo normal: varios alfas y betas molestosos que les gustaba interrumpir la paz del lugar, hasta ahí todo estaba bien, de no ser por el hecho de que de un momento a otro estaba acorralado en el parque ya que varios alfas que asistían a la escuela se habían unido para buscar hacerle frente al pelinegro y vengarse por las humillaciones que les había hecho pasar, según su perspectiva.

- Vaya… vaya, pero miren a quien tenemos aquí, nuestro querido Hiro Takahashi – se mofo con odio e ironía uno de los chicos.

- Si no se largan de aquí se atenderán a las consecuencias por enojarme y hacerme perder mi tiempo – amenazo Hiro dejando ver sus tonfas de metal mientras se colocaba en posición de pelea.

En eso empezaron a lanzarse a golpear al pelinegro, pero este esquivaba rápidamente sus golpes y les contestaba sus agresiones, pero en eso uno de ellos saco una pistola eléctrica de entre sus ropas y se la pego en la costilla derecha al pelinegro, el cual al recibir la descarga eléctrica perdió el equilibrio quedando de rodillas y mirando con odio a sus adversarios, ocasionando que sus agresores se rieran de su desgracia y se prepararan para golpearle, donde el más corpulento alzo su puño para buscar lanzarle un puñetazo en la cara al pelinegro, pero dicho golpe jamás llego.

- Disculpe, pero creo que no es correcto una batalla de 4 vs 1 – hablo de con enojo un chico de cabellos castaños alborotados de mirada color naranja.

- ¿Quién diablos que eres para meterte en esto?, maldito omega – grito con rabia otro de los chicos mirando a ver de arriba a abajo de forma despectiva.

Por su parte Hiro estaba sin moverse de su lugar y miraba todo de forma sorpresiva, ya que él lo notaba: ese extraño chico tenía algo que le llamaba la atención.

- Te enseñare quien es un omega – hablo de forma seria mientras en su rostro se plasmaba una sonrisa sádica y en un rápido movimiento los cuatro alfas estaban inconscientes en el suelo.

Ahora Hiro miraba sorprendido a los 4 chicos en el suelo y después al castaño el cual se acercaba a paso lento hacia su dirección, una parte de él quería levantarse y hacerle frente mientras que otra parte de él no le dejaba moverse ya que se sentía intimidado por esa mirada.

- ¿Te encuentras bien? – comento el castaño, de forma cariñosa mientras su mirada se suavizará y ahora sus ojos cambiaran de tonalidad y ahora eran de color chocolate.

- … - Hiro no sabía que contestar porque estaba molesto consigo mismo, ya que odiaba a los débiles y ahora se sentía como uno ya que alguien le salvo de sus agresores.

Por su parte el castaño siguió sonriéndole al pelinegro buscando perderse en los hermosos ojos azules y definir con la mirada cada rasgo de su cara.

- Ven deja te ayudo – dijo tendiéndole la mano, la cual acepto de mala gana y con ello logro levantarse.

- Gracias… - dijo simplemente el pelinegro sin mirar a ver al chico.

- De nada – contesto sonriéndole, provocando que el contrario solo se enojara más – oye, crees poderme ayudar – siguió hablando el castaño – es que me perdí hace rato y no traje mi celular como para llamar a casa y pedir que me recojan – comento mientras reía nervioso.

Al escucharle Hiro noto que su hablar traía un ligero acento, por lo que ahora volvió a mirar al chico: en definitiva, era extranjero, pero hablaba muy bien el japonés e igual estaba ese inquietante y enigmático cambio de tonalidad de ojos.

- Si quieres te presto mi teléfono – le ofreció Hiro, mientras le entregaba el aparato sin mirarle a ver, era verdad que no era de los que ayudaran a los demás, pero en ese momento se sentía en deuda con el castaño por que le ayudo.

- Muchas gracias – comento tomando el teléfono y con ello el castaño logro marcar a su casa para que le fueran a recoger, al finalizar la llama le regreso el aparato al pelinegro, el cual lo tomo y lo volvió a guardar en su bolsillo, para después quedar un rato en silencio ya que no parecía que ninguno de los dos quisiera alejarse del otro, cosa que incomodaba a cierto pelinegro por lo que se atrevió a romper el silencio.

- Es curioso, no pareces un omega común – opino Hiro, mirando de reojo al castaño.

- Ah eso – comento Akiro un tanto resignado a que siempre pasara lo mismo – bueno eso es porque no soy un omega, soy un alfa.

- ¿Ah…? - ahora Hiro lo volvía a mirar de nuevo, eso debía ser una m*****a broma el chico poseía la clásica apariencia de un omega, pero tomando en cuenta la fuerza que demostró hace unos momentos no dudaba en su palabra, ya que al final también a él le pasaba lo mismo.

- Por cierto, ¿cómo sigues de esa herida? – le pregunto de forma preocupada señalando su costilla derecha, lugar donde le dieron con la pistola eléctrica.

- No te preocupes, luego se curará – contesto restándole importancia – y ¿tu…? – hablo de forma dudosa Hiro notando que aún no sabía el nombre de ese chico.

- Cierto no me he presentado, disculpa es que suelo ser despistado – opino el castaño riendo de forma nerviosa – soy Akira De Angelis, mucho gusto – hablo dando una ligera reverencia – y ¿tu…? - empezó a hablar de nuevo el castaño.

- Hiro Takahashi.

- Mucho gusto Takahashi-san.

- Para ser extranjero, este muy familiarizado con las costumbres de aquí – opino Hiro.

- Bueno es que mi tío Touma es japonés.

- Hmm…

Y antes de que pudieran seguir platicando se escuchó un fuerte claxon y con ello ambos miraron a ver una gran limosina de color negro, con el escudo familiar de los De Angelis grabado en él.

- Bueno me debo ir, espero nos volvamos a ver pronto Takahashi-san – dijo despidiéndose, para luego girarse y caminar hasta el vehículo.

Por su parte Hiro solo se quedó mirando todos los movimientos del castaño hasta que entro al vehículo y este se perdió de vista, ahí logro dejar escapar un suspiro y de inmediato su respiración se tornó algo agitada. Estar cerca de ese chico por un momento lo altero ya que por un instante tuvo el fuerte deseo de lanzarse a los brazos del chico cuando este le ayudo a ponerse de pie… no eso no era posible… él no tenía esa clase de pensamientos débiles, pero en eso recordó esa mirada penetrante de color naranja que tenía el castaño cuando peleo contra esos herbívoros… se lanzó una bofetada a sí mismo, para dejar de pensar en tonterías, lo mejor sería regresar a casa y darse un baño con agua fría para despejar su mente y así lo hizo.

Por otro lado, Akira tenía una sonrisa de oreja a oreja, no sabía que era exactamente… pero haber estado cerca de ese alfa pelinegro le agrado y hasta lo considero lindo…, tal vez por eso interfirió en la pelea, aunque igual se metió en ella porque el odiaba las injusticias y le enojo ver que usaran esa arma contra el chico; y si, sonaría loco pero algo en ese alfa pelinegro le encanto y por unos instantes tuvo la fuerte necesidad de reclamarlo como suyo pero igual se contuvo porque sin importar el ángulo de donde se viera eso era imposible, pero como le enseñaron desde pequeño: si quieres algo solo consíguelo, aunque ahora solo le quedaba esperar a que se volviera a encontrar con ese alfa peli negro.

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