Capítulo 2: Soy Libre

Justo en esos instantes se sentía libre y feliz por primera vez en toda su triste vida… es verdad que para tener una corta edad de 7 años, ya habia experimentado la crueldad de la vida de la mano de sus padres, pero justo ahora al experimentar ese calor recorrer su cuerpo así como dejar escapar un rugido fuerte confirmando su segunda naturaleza que le indicaba que aquel destino triste que le esperaba no era para él y podría crear el suyo propio.

Akira De Angelis, un joven mitad japones y mitad italiano; por primera vez en su vida se sentía muy feliz y al mismo tiempo sorprendido por el resultado de los hechos tras su debut ya que él era un castaño de cabello ligeramente alborotado, de ojos color caramelo y pestañas grandes, piel clara y muy suave, una apariencia delicada y complexión esbelta; definitivamente ese pequeño poseía el típico cuerpo que cualquier Omega desearía y envidiaría; por ello desde que el pequeño aprendió a andar fue educado como uno por sus padres que se miraban complacidos con eso.

Aunque esta forma de vida y educación no le parecía al tío del chico, el cual siempre se quejaba sobre eso ya que no le gustaba que estuvieran convirtiendo a su sobrino en un títere que solo sirviera para complacer a su supuesto futura pareja, por lo que en secreto lo educaba para que no sea tan ingenuo y sumiso.

Justo ahora Akira le agradecía mentalmente a su tío esas clases ligeramente agresivas y rigurosas, las cuales a pesar de ser duras le ayudaron a crear una chispa de rebeldía en él, ya que era verdad de cierta forma no le gustaba el futuro que sus padres le habían preparado y planeado para él: la de venderlo al mejor postor para crear una alianza matrimonial y conseguir una gran cantidad de dinero de por medio en ese enlace.

La familia De Angelis era una de las poderosas de toda Italia, ya que ellos tenían mucho éxito en la rama de la tecnología. O eso era hasta que su padre asumió la presidencia y con sus malas decisiones estaba llevando a la quiebra a la empresa, por ello busco la única solución que se le ocurrió: tener un hijo omega al cual vender a algún magnate para poder hacerse de su dinero y regresar a la empresa a su estabilidad económica.

A pesar de que el castaño ya sabía su destino, porque su tío Yuudai, se lo informo a espaldas de sus padres, a lo que él se asustó un poco sin saber realmente que hacer ya que sabia que si resultaba ser un omega o beta de todos modos seria “vendido” en una unión matrimonial.

Pero por indicaba que los planes de Dios eran diferentes y a la perspectiva del castaño se habia apiadado de él. Resulto ser un alfa, “un alfa” hecho que dejo en shock a la familia completa incluyendo al mismo castaño. Era algo ilógico, todo en el gritaba omega pero la vida no lo quiso así, ya que el destino ya lo había decidido: él era un alfa, aunque físicamente parecía un omega.

Por primera vez en su vida, él se sentía feliz y libre, ya que este estatus significaba que él tenía derecho a tomar el control de la empresa e igual él podría escoger a su pareja en vez de que le impongan a alguna. Por otro lado, los padres del chico al salir de la sorpresa de descubrir que su hijo no era un omega, se enojaron ya que esto arruinaba por completo sus planes, situación que noto el tío del chico con molestia.

- Esto debe ser una m*****a broma verdad… - hablo molesto el padre del chico, ya que para Hisao De Angelis eso significaba su perdición ya que técnicamente ya había vendido a su hijo a la familia Morelli. Quien era un hombre alto, de compleción fornida, piel ligeramente bronceada, cabello corto color rubio pálido, ojos color marrón; quien en esos momentos vestía una camisa blanca de manga corta, pantalón de satín negro y zapatos de vestir negros.

- Es un día negro para nuestra familia – hablo con dramatismo la madre, ya que para Carina De Angelis significaba la quiebra total debido a que ya había gasto una fuerte cantidad de dinero en cosas que necesitaría su hijo para empezar su vida como un omega. La mujer era una hermosa omega castaña, de compleción delgada, de estatura ligeramente alta, cabello corto de color castaño claro, piel clara y ojos color caramelo; quien lucia un hermoso vestido de diseñador color rosa palo de tirantes caídos y tacones negros con cintas.

- Que dramáticos – se quejó el tío del chico, ya que para Yuudai De Angelis parecían exageradas y estúpidas las actitudes que estaban tomando su hermano y su esposa – felicidades por tu debut Akira – le dijo con orgullo ya que este era el único que sabía sobre los sentimientos del castaño.

- ¡Tienes que estar bromeando! - se quejó Hisao – esto es terrible, tú…  - dijo señalando de forma despectiva a su hijo – tú planeaste todo esto, tú nos engañaste a tu madre y a mi… - empezó a hablar con furia mientras se acercaba peligrosamente hasta su primogénito – maldito mocoso, te has burlado de nosotros – declaro mientras cerraba su puño y lo dirigía hacia el rostro de su hijo, pero para su sorpresa ese puñetazo no logro alcanzar su objetivo, ya que su hijo lo esquivo.

- ¿Los engañe? dices – repitió con enojo el castaño – creo que te equivocas, yo jamás les afirme que sería un omega ya que ni yo sabía que sería – opino mientras se colocaba de pie y se ponía recto para mirar desafiante a su padre.

- Eres un egoísta – se quejó Carina – como te atreves a hacernos esto, ¿sabes lo que esto significa, este mal chiste? ¿ah? mocoso estúpido – le grito.

- Si lo sé – les respondió mientras sonreía de lado – que ya no será su títere y obtengo mi libertad.

Esa declaración solo hizo enojar más a los padres del chico, los cuales ahora quería agarrar a golpes a su primogénito, pero una bala pasando cerca de sus cabezas los hizo regresar a la realidad y ahora miraban a ver con ira a un pelinegro de patillas rizadas que los miraba con enojo y les estaba apuntando con una pistola.

- Ya cállense – les ordeno Yuudai, un hombre alto, de cabello negro corto, ojos de un calor marrón oscuro, piel clara y compleción ligeramente fornida, quien por lo general siempre vestía de etiqueta con pantalón y saco negro de satín acompañados de una camisa de manga larga color blanca con corbata negra y zapatos del mismo color bien lustrados – yo se los advertí: nadie puede saber que le depara el destino, pero ustedes fueron los que se encerraron en algo que jamás paso, así que dejen de culpar a su hijo – hablo con una voz seria mientras en sus ojos se podía reflejar enojo y odio.

- Se muy bien porque reaccionan así y lo único que sé es que me duele notar que para ustedes solo fui una inversión que salió mal – hablo con algo de melancolía el castaño mientras ocultaba su mirada con su fleco, mirada que poco a poco salió de su escondite revelando unos ojos color naranja que solo transmitían frialdad – pero ahora que tengo la oportunidad yo seré quien decida lo que es mejor para mí.

- ¿Y que es lo mejor para ti? – le reto su padre con arrogancia.

- En primera, destituirte de tu cargo y tomar el control de la empresa.

- Eso quiero ver que lo intentes mocoso, un menor como tú no puede…

- Pero yo sí puedo Hisao y debido a que la compañía está al borde de la quiebra, los socios y yo decidimos que lo mejor es destituirte de tu cargo y ahora que sé que Akira es un alfa yo tomare la presidencia de forma temporal hasta que el cumpla la mayoría de edad y asuma su cargo.

- No… no puedes… - le grito con desesperación Hisao.

- Si puedo y ya es un hecho.

- Por cierto… - les interrumpió el castaño – otra cosa que deseo es ya no volver a verlos por ello iré a vivir con el abuelo.

- ¿Que tiene que ver tu abuelo en todo esto? – le pregunto con enfado Carina.

- Que él lo sabe todo y de hecho si Akira resultaba ser un omega, nuestro padre ya estaba preparado para arrebatarles la patria potestad de él, ya que jamás permitiríamos que fuera vendido en un enlace matrimonial – hablo con enfado Yuudai.

Después de la discusión, Yuudai tomo a su sobrino y se lo llevo a casa de su padre, a la mansión principal de los De Angelis, para que ahora comenzara su verdadero entrenamiento para poder afrontar su nueva vida.

A pesar de la emoción de sentirse libre, en la mente de Akira aun existía algo de incertidumbre, pero al mismo tiempo busca eliminar todo pensamiento pesimista ya que sabía que no debía flaquear en esta nueva vida que el destino le había regalado, también sabía que por su físico la tendría difícil a la hora de encontrar a su omega, pero de algo estaba seguro: no importaría el tiempo que tardara el siempre buscaría ser feliz, sonreír a la vida y avanzar a su propio ritmo.

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