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Los recuerdos de ese niño tan extraño, se muestran en mis sueños como una película. Aún puedo recordar que por mucho que mi madre le diera de comer, el joven niño empujaba la comida, negándose a comer. Estaba tan lastimado, que no quería acercarse a nadie.

Pero a pesar que quiero recordar más de ese joven, no puedo seguir soñando, porque siento como alguien acaricia mis mejillas. Abro mis ojos de par en par, para ver la cara del señor Wagner, mirándome con tanta plenitud mientras sus nudillos acarician con lentitud mis mejillas. Mi cuerpo de inmediato reacciona, empujando al hombre con fuerza.

–¡Cálmese, Nía! –Dice el hombre mofándose un poco, mientras ve mi reacción.

–Dígame que esto es un sueño. –Le dije mientras frotaba mis ojos con mis manos.

–Lo lamento, pero los sueños no son tan buenos. –Me contesta para después darme una bolsa.

–¿Qué es esto? –Le pregunté mientras sostenía la bolsa en mis manos cansadas.

–Usted misma puede ver lo que es. –Camina hacía la salida. –Nos vemos en la cocina. –Dijo al final, para después cerrar la puerta por completo.

El hombre era una maravilla ante mis ojos, pero a pesar de que era muy hermoso, no podía controlar mi vida como él quería. Así que algo molesta, abro la bolsa, para darme cuenta que es ropa, pero no cualquier ropa, sino que es ropa de la marca Chanel. Era el uniforme que necesitaba para ir a la empresa. La calidad de la ropa era sorprendente, no podía negar que por un momento fui al cielo, mientras tocaba la calidad de la tela, para después volver al mundo real, en donde un hombre me estaba privando de mi libertad.

Pero a pesar de que odiaba la forma en la que el señor Wagner me había contactado, no pude hacer más, que ponerme esa ropa y ver lo que seguía después de esto. Y al ponerme esa ropa en mi delicada piel, de inmediato puedo sentir como me voy al cielo, para después mirarme al espejo, luciendo ropa realmente cara y de buen gusto. Era una camisa de botones blancos con holanes, mientras que usaba una falda algo larga, con olanes debajo, para después ponerme unos zapatos de tacón en punta, notando que son marca Versace.

No pude evitar sonreírle a mi reflejo, para después notar que mi maquillaje y peinando eran terribles. Así que voy al baño, en donde lavo la cara con agua y jabón, para después atar mi cabellera negra con una cinta que traía en mi brazo derecho. Y a pesar de que el peinado y la ropa eran diferentes, cualquier ropa Chanel podía hacerte lucir como un millón de dólares.

Después de verme en el espejo, decido que es hora de bajar las escaleras y hacerle frente al señor Wagner. No podíamos tener una vida como él la quería, así que estaba dispuesta a salir de este lugar de todas las formas posibles, si era necesario.

Baje las escaleras con lentitud, para no caer por estas, ya que eran de vidrio, para después caminar hacía donde era la cocina. Al estar en el lugar, me puedo dar cuenta que hay una mujer, quién está cocinando. Al notar su presencia tan encantadora en el lugar, de inmediato viene a mi mente, que puede ser la pareja del señor Wagner.

–¿Esta lista? –Me pregunta el señor Wagner, mientras viste un hermoso traje color negro, mientras que está usando unas botas Gucci. –Toma asiento y ven a desayunar. –Yo de inmediato miró a la mujer que está cocinando, con un poco de recelo.

–No, no quiero hacerlo. –Le contesté de inmediato, haciendo que la mujer que estaba cocinando, volteara a verme. –No quiero incomodar a su novia. –Dije nerviosa. –Y tampoco quiero estar más aquí, quiero ir a mi casa.

Y al escucharme, la chica rubia de ojos azules que cocinaba, se empieza a reír con gracia.

–Sabía que eras hermosa, por lo que decía mi hermano, pero nunca pensé que fueras ciega. –Responde la joven rubia. –Mi nombre es Lucy, es mi hermano menor. –Yo de inmediato me quedo como una tonta, ya que los dos eran como dos polos opuestos.

–¡Oh, lo lamento! –Me disculpe mientras la joven caminaba hacia mí.

–No te preocupes, pero no creo que mi hermano quiera dejarte ir.

–¡Lucy! –Dice el hombre rodando los ojos, mientras ve como su hermana se entromete.

–Hermano, no puedes negar que es una joven hermosa. –El hombre solo sigue con su comida, que era pollo con verduras. –Mi hermano es un poco cascarrabias, pero cuando supe que te buscaría, supe de inmediato que algo cambiaría en él. –Suspira la joven con tranquilidad.

–Yo en realidad no quiero estar aquí, tu hermano debe de contenerse y dejarme ir. –Le contesté mientras sabía que el señor Wagner, me escuchaba bien. –No puede vivir una vida, secuestrando gente. –La joven rubia de inmediato se ríe.

–Mi hermano no es así, de hecho, me sorprendió mucho la decisión que tomo, ya que no hay nada que rompa su corazón o lo haga doblegarse ante algo. –Confiesa la joven mientras las dos miramos a su hermano, como si fuera una especie de hombre, que aún no es muy conocida. –Así que te pido que te quedes, será divertido. –Comenta la mujer, para después servirme un poco de huevo con pan tostado.

–Gracias, pero no quiero. –Le contesté de inmediato.

–Si no comes, tu salud estará de por medio. –Al escuchar esas palabras, puedo escuchar a mi madre. Yo de inmediato abro mis ojos de par en par, dándome cuenta que el señor Wagner a escuchado esas palabras antes.

–¿Usted…? –Me quede sin palabras, mientras podía ver como el hombre sonreía. Así que mi mente empieza a recordar, como mi madre le decía una y otra vez al joven, que comiera algo, sino su salud estaría de por medio. Mi madre lograba convencer a cualquier persona con sus palabras.

–¿Acaso quieres morir de hambre? –Y una vez más escucho a mi madre, mientras el hombre sonríe con gracia.

Pero lo que el hombre no esperaba, era que mis lagrimas salieran, así que camine lejos de la cocina, para poder encontrar una forma de huir de este lugar lo más pronto posible. Cuando llegué al elevador, no pude hacer otra cosa, que apretar el maldito botón que no funcionaba. Mis lagrimas cubrían mi cara, tanto que empecé a golpear la pared con fuerza.

–¡Nía! –Escucho mi nombre de su voz ronca.

–¿Qué quiere? –Le respondí mientras intentaba mirar a otra parte, que no fueran los ojos de este par de hermanos.

–¿Se siente bien? –Me pregunta mientras que yo me doy media vuelta, para que pueda ver mis lágrimas.

–¿Usted cree que lusco bien? –Pregunté mientras el par de hermanos, me miran con preocupación. –Le pido que me deje ir. –El hombre parpadeo algunas veces, mientras ve mi pesar. Así que toma su celular en mano, para hacer una llamada.

–Foco rojo, soy águila, traigan las cosas de ángel. –Yo de inmediato puedo notar que está hablando con sus guardias, en el mismo código de anoche. Así que suspire con fuerza, sabiendo que me dejara ir.

–Aguarda, ¿en serio lo harás? –Le pregunta Lucy a su hermano, sin poder creer que me dejaría ir tan pronto.

–Seré un hombre caprichoso, pero cuando veo las lágrimas de una mujer, que están dolidas por mis palabras, no puedo hacer otra cosa que rendirme. –El hombre realmente era un caballero, así que pude darme cuenta de inmediato la calidad de hombre que era. Tanto que su hermana estaba sorprendida por su decisión.

–La estuviste buscando por años, pero si es lo que quieres, no te arrepientas. –Dice por último la rubia, para después dejar el lugar. Yo estaba algo confundida por lo que Lucy había dicho. “La estuviste buscando por años”. Así que mi mente solo se preguntó: ¿Cuántos tiempo?

Pero cuando estaba a punto de preguntar más, puedo ver como los dos guardias entran al lugar, con dos bolsas, una que contenía mi ropa y otra que contenía mis pertenecías, como mi bolso y mi celular.

–Se puede ir, señorita Nía. –Dijo el hombre apretando un botón que estaba al lado de su sillón, haciendo que las puertas del ascensor se abrieran. Yo estaba tan confundida, que mire el ascensor sin pensar en correr o huir de ese lugar. Así que solo suspire profundamente, ya que sabía que, si me iba, no podría saber la historia completa de este hombre. Así que me subí al asesor, para apretar el botón de plata baja. Y mientras las puertas del ascensor se van cerrando, puedo ver la mirada del joven Wagner, parece que está tranquilo con la decisión que tomo, para después ver como suspira, para salir de mi vista como el aire.

Por mi parte, yo también suspire con fuerza, pensando en que mi vida era muy distinta de lo que pensaba. Pero cuando salgo por completo de ese edificio en Sutton Place, en Manhattan, escucho que mi celular suena, era Sandra. Así que le contestó de inmediato, mientras mi mente esta algo confundida.

–¿Sí? –Respondí mientras arrastraba mis piernas, para salir del edificio.

–Nía, ¿estás bien? –Me pregunta preocupada.

–Sí, lamento no haberte avisado, pero…–Pero la joven no me deja continuar.

–Pensé que el señor Wagner te estaba cuidando. –Yo de inmediato abro mis ojos, al escuchar a mi mejor amiga preocupada de que el señor Wagner, ya no me esté cuidando.

–Sandra, ¿de qué demonios hablas? –Le dije confundida.

–En la noche, después de la pelea que hubo en el club, unos hombres vinieron a hablar conmigo, diciéndome que el señor Wagner te cuidaría de ahora en adelante, ya que estabas en peligro. –Yo no sabía de qué demonios estaba hablando mi mejor amiga, así que cada palabra que salía de su boca, me golpeaba como una roca. –Estoy realmente preocupada por ti.

–¿Peligro? ¿De qué hablas? –Le contesté mientras seguía caminando por las calles, realmente confundida. –Espérame en casa, llegare lo más pronto posible. –Le dije mientras colgaba la llamada, para correr con rapidez y tomar un taxi, pero antes de que pudiera hacerle una seña a algún taxi, caigo en medio de la calle, mientras escucho como mi tobillo truena. De inmediato puedo sentir el dolor en mi pie, quizás me había roto el tobillo, así que empecé a llorar con todas mis fuerzas, mientras que nadie me auxilio, parecía que todas las personas estaban haciendo sus vidas, como si la mía no importara.

Pero a pesar de poder tener un tobillo roto, puedo conseguir un taxi, levantándome del suelo, mientras me recargaba de un tubo color negro. Al subir al taxi, puedo darme cuenta que el hombre, no le intereso la forma en que entre a su taxi, casi arrastrando mis piernas.

–¿A dónde va? –Me pregunta con frialdad el hombre de color, que conducía el auto.

–Queens. –Le dije mientras el hombre de inmediato empieza a conducir.

Yo veo mi pie y el color de mi tobillo, se torna de un color morado. Lo único que pude hacer fue quejarme un poco, para después ver mi celular, en donde checaba los movimientos que se le habían hecho, encontrándome con que, en la lista de mis contactos, estaba el nombre del señor Wagner. Yo me quede asombrada de ver su número privado, así que pase mis dedos por su nombre, que estaba escrito en mi celular. Pero tenía que poner los pies en la tierra, no podía romantizar lo que quería hacer conmigo.

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