CAPÍTULO 3

— ¿Estás bien? Puedo ir y estar contigo cariño.

Suspiré, observando aquella puerta que se encontraba enfrente.

¿Sería capaz hoy de entrar a esa habitación? ¿Hoy lo haría?

—Noah —escuché, reaccionando y prestando atención a lo que decía mi madre.

— ¿Si? —pregunté distante.

—Te preguntaba si podía ir a visitarte hoy.

—Voy a estar un poco ocupado, tal vez mañana —comenté, sin quitar mi vista de aquella puerta.

Era un maldito cobarde.

—Eso me vienes diciendo hace cuatro días.

—Cuatro días —susurré—. Hace siete días estaba por pedirle matrimonio a...a ella.

Decir su nombre dolía, pero recordarla me mataba lentamente con el paso de los días.

—Noah —soltó un sollozo.

—Quiero estar solo por favor, no vengan. No los recibiré.

Corté la llamada y guardé el teléfono.

Me acerqué hasta la puerta y reposé mi frente en ella, suspiré pensando y dándome cuenta que allí adentro no había pasado el tiempo, todo estaría como aquella mañana lo dejamos, la cama revuelta, algunos pares de zapatos desordenados, sus apuntes en la mesa de noche y un recuerdo de nosotros en cada rincón de esa habitación.

Recordaba a la perfección aquella mañana, como me sentía, la plenitud de felicidad que manejaba en esos momentos, era feliz, era tan feliz como nunca lo había sido en mi vida, me había acostumbrado a todo de ella, y amaba cada imperfección que podría tener, pero, aunque la tuviera, aun así era perfecta, para mí lo era. Esa mañana ambos nos levantamos con un propósito, con un brillo inusual, ambos teníamos tanto que revelar para esa noche.

Aquella noche pintaba que iba a ser perfecta.

Pero no hubo tiempo, el tiempo se acababa al pasar cada segundo y ninguno lo sabía, fuimos tan confiados que volveríamos a estar juntos al terminar el día, que no nos recordamos lo mucho que nos amábamos y lo muy importante que éramos para la vida de cada uno.

"Que hoy tengas un hermoso día mi amor, estaré contando los minutos y horas que faltan para verte de nuevo, adiós, te amo."

Fue lo último que me dijo antes de bajarse del auto e irse.

Si me hubieran susurrado, si hubiera tenido algún mal presentimiento sobre ese día, ella no habría dejado el auto, yo la habría encerrado en nuestra habitación e inventaría cualquier cosa para que permaneciéramos el resto del día entre las sabanas.

Pero todo se quedó en "si hubiera"

Ese lugar, aquellas cuatro paredes que se encontraban del otro lado, era donde sentía que podía estar más cerca de ella, tendría su aroma, y era tan cobarde y miedoso, que no me había atrevido a entrar, siempre me daba un ataque de pánico, de ansiedad...de miedo, pero hoy estaba más calmado. Sentía sigilo dentro de mí. Estaba en una aparente calma que yo mismo me había hecho creer, pero esa mentira se acabaría, tarde o temprano lo haría.

Con mi mano temblando agarré el pestillo, todo mi cuerpo empezó a temblar, mi estómago dio un vuelco ante la expectativa de lo que ocurriría adentro. Cerré mis ojos cuando moví la manilla y empujé. Me adentré rápidamente a la habitación y cerré detrás de mí, todo esto sin abrir los ojos.

Mi pulso se disparó y mi respiración empezó a ser agitada cuando una ráfaga de viento me golpeó inundándome con un delicioso aroma.

—Zeynep —susurré aturdido y embelesado por tan hermoso aroma su nombre, era la primera vez en varios días que lo nombraba—. Mi amor.

Todas las ventanas de esta habitación estaban cerradas, no había manera en el mundo en que en una habitación completamente cerrada ocurriera algo como eso.

Era ella, era mi habibati.

La imaginé, allí, parada enfrente de mí, viéndome como siempre lo hacía, con amor, con cariño. Cuando abrí los ojos la realidad me golpeó.

Ahogué un gemido y empecé a buscarla con la mirada.

Necesitaba verla, solo por un momento.

Necesitaba sentirla, solo un simple roce bastaba.

La necesitaba ahora más que nunca.

Mi corazón había vuelto a latir y a sentir, solo por un aroma, pero no era cualquier aroma...era su aroma.

Fui hasta el armario y empecé a tocar cada prenda de Zeynep, abrazándolas e imaginándomela con cada una, mis ojos empezaban a arder por las lágrimas que retenía, sabía que en cualquier momento empezaría a llorar, pero mientras tanto, seria fuerte...aparentaría serlo.

Agarre su suéter favorito y me recosté en el piso mientras lo olía, si cerraba los ojos podía sentirla...aquí, conmigo.

—Pensé que tu muerte había sido lo peor que me pudo pasar, pero no, estaba equivocado, lo peor ha sido tener que seguir viviendo en un mundo en el que Zeynep Aslanbey no este y no lo estará, tener que levantarme y no encontrarte, saber que jamás volveré a verte es algo que me atormenta y me vuelve loco.

Abrí mis ojos con la esperanza de verla, pero de nuevo no sucedía nada.

—Ni sucederá Noah —susurré empezándome a levantar, pero una caja, debajo de los vestidos llamó mi atención, era tapada casi por completo por sus largos vestidos.

Me acerqué y la agarré, no tenía nada escrito alrededor, pero cuando la abrí, dentro de ella había una carta sin destinatario.

— ¿Qué es esto? —Pregunté en voz alta. Cuando la abrí quede atónito, mis manos empezaron a temblar.

Zeynep. Ella había escrito esto.

Eran varias hojas, pero, ¿A quién le enviaría esta carta?

—Para el amor de mi vida —leí.

¿Era una carta para mí?

PARA EL AMOR DE MI VIDA

Si estás leyendo esta carta, es porque sucedió algo y seguramente no me encuentro contigo ahora, pero si es lo contrario, jamás estarías leyendo esto.

Toda mi vida soñé con un amor verdadero, de los que ya casi no existen, esos amores genuinos, a la antigua, Roseles, recíprocos, de los que darías tu vida sin pensarlo por el otro, esos amores que son consumidores, que son eternos. Siempre fui muy soñadora...lo sé. Pero eran estos sueños que me permitían seguir con mí día a día, no sabía... ¿Por qué Francia?, pero Dios sí, todo en esta vida ya está escrito, nuestro encuentro ya lo estaba, mi amor por ti también, y nuestro futuro igual.

Tú me diste ese amor verdadero que tanto anhelaba Noah y estoy eternamente agradecida con Dios por hacer cruzar nuestros caminos. Cada día contigo es perfecto, no podría quejarme de nada cuando me has dado todo, una familia y un amor que nunca se acabara.

Te amo con cada fibra de mí ser, estoy completamente enamorada de ti Noah Lambert y lo estaré por siempre. Mi corazón, mi alma y mi cuerpo te pertenecerán... siempre.

Tengo tu nombre tatuado en mi alma.

Un sabio alguna vez me dijo que Dios siempre te habla en sueños, que tienes que estar en la frecuencia correcta para entenderlos. He tenido sueños que me han estado rompiendo el corazón, no por lo que veo, sino porque sé que no hay tiempo, no para mí al menos. Pero soy muy afortunada al saberlo.

Hay veces que personas se aparecen en tu vida para ayudar a repararte, a levantarte, y cuando ya estás de nuevo en pie, se tienen que ir. Yo me tengo que ir muy pronto mi amor, aunque no lo quiera.

Al pensar en estas semanas entendí que yo era la única que podía ayudarte a sanar esas heridas de tu pasado, a enseñarte amar, a sacar al verdadero y cuan valioso Noah, y ya lo hice, fuiste mi mejor problema de matemáticas que tuve que resolver, la cirugía más riesgosa, pero exitosa que hice. Ahora que ya estas mejor, es el momento en que tengo que partir, tengo que dejarte para que encuentres a tu verdadero amor. Dios, que difícil fue escribir eso.

Puedo imaginarte negando, puedo imaginarte diciendo que no me atreva hacerlo, puedo imaginarte llorando y recordándome las promesas que nos hicimos, solo con imaginarte, mi corazón se rompe, las lágrimas caen. Pero hay personas que solo son temporales en nuestras vidas, y yo lo soy en la tuya.

Mi corazón está destrozado porque no escuchará más a su amado, mi alma grita en agonía porque se separará de su mitad, pero mi espíritu, él se encuentra en silencio, en paz, prometiéndome que nuestras almas volverán a encontrarse. Si en esta vida no pudimos estar mucho tiempo juntos, en la otra estaremos una eternidad.

Mientras tanto sigue tu vida, no te quedes en el pasado, en nuestro pasado.

Quiero que salgas y encuentres a una chica digna de tu amor, tu corazón te lo hará saber cuándo lata tan rápido que sientas que te mueres, cuando tu respiración se acelere y se corte solo por un acercamiento, cuando tus manos deseen tener un contacto con ella, cuando vuelvas a sentir lo que llegaste a sentir conmigo... pero con más intensidad. Ahí sabrás que es ella. Y yo estaré feliz por ti en donde quiera que me encuentre.

Cuando sientas que caes, cuando te sientas solo, cuando pienses que no hay salida, recuerda que venciste el cáncer, la retinosis, que hubo una chica musulmana que se enamoró perdidamente de ti y siempre te admiro por lo fuerte que eres, lo valiente, lo buena persona. Te has caído tantas veces y levantado, que esta será una de las tantas victorias que tendrás. 

Por siempre y para siempre serás el amor de mi vida, y yo... tu Amor Oriental.

.

                                                                                         Zeynep Lambert .

Me levanté rápidamente apoyándome de la pared mientras salía de aquel armario, mi cuerpo no reaccionaba y estaba completamente aturdido. Mi pecho subía y baja una y otra vez acusa del llanto imparable que tenía.

Mis pulmones empezaron a pedir a gritos el aire que el nudo en mi garganta robaba. No podía hablar, solo incontrolables gemidos salían de mi boca. Parpadeaba sin parar y observaba a mí alrededor, mientras cada palabra, cada frase se repetía una y otra vez ahogándome de la desesperación.

Todo empezó a repetirse en mi mente, todo lo que viví con ella, cada día, cada sonrisa que compartimos…todo.

"—Él te amo no es suficiente para lo que siento por ti —confesó haciendo mi corazón latir rápidamente—. Me desespera no poder encontrar una palabra o frase que abarque todos mis sentimientos hacia ti.

 —Es porqué son infinitos. Aun cuando decimos la palabra infinito, a veces no somos consiente que es algo que nunca se acabara, como el amor que te tengo."

Todo en mi dolió al recordar ese día.

—Ze-Zeynep —me recosté en la pared y fui cayendo poco a poco en el suelo mientras llevaba mis manos a mi corazón, donde dolía y quemaba al mismo tiempo—. A-Amor, mi…mi amor. 

Era feliz, por primera vez en mi vida me sentía plenamente feliz.

"— ¿Estas lista Zeynep? —Pregunté, tenía mucho miedo de su respuesta—. ¿Estas lista para ir a Rusia conmigo?

— हमेशा रहेगा (siempre lo estaré)"

— ¡¿Por qué?! —Grité—. ¿Por qué no hablaste? Me dejaste Zeynep, solo, sin nadie, me enamoraste, hiciste que me enamorara perdidamente de ti y te fuiste sin mí. ¿Cómo se supone que piensas que seguiré sin ti? Ven dímelo porque no sé, ven y déjame verte por un minuto, y te juro mi amor que no te dejare ir.

Mi pecho ardía y un vacío se sentía en mi estómago. En cualquier momento me desmayaría.

Lleve mis piernas hacia mi pecho y las abracé, mi mirada estaba en nuestra cama, recordaba nuestras mañanas, la emoción que sentía cuando era ella lo primero que mis ojos veían y las noches en vela en donde me quedóba cuidando sus sueños.

De repente mi celular empezó a timbrar una y otra vez, cuando lo iba apagar vi en la pantalla que se trataba del investigador privado de la familia, así que conteste.

—Perdón por molestarlo señorLambert , pero averigüé y tengo todo lo que me pidió.

—Dímelo todo —susurré levantándome.

—Un número proveniente de Dubai la estuvo llamando y enviándole mensajes de texto tres días antes, la estaban amenazando señor. Quedaron en que se verían un día después de la tragedia. Cuando usted dejo a su esposa en la universidad  ella salió una hora después a una farmacia, después volvió de nuevo. Tengo las grabaciones de la farmacia y de algunas calles por las que paso, la estaban siguiendo. Al ver lo que compro, quise cerciorarme buscando los archivos de la autopsia, archivos que ninguna de su familia quiso ver. Su esposa estaba...ella estaba embarazada de doce semanas.

Parpadee atónito al escucharlo, era un golpe bajo, era la cereza a mi sufrimiento.

Colgué el teléfono y salí de aquella habitación. Corrí hacia fuera y subí a mi automóvil.

No media la velocidad con la que manejaba, no me detuve en ningún semáforo, y cuando llegue a mi destino, me lamente por no haber tenido un accidente y morir de una buena vez.

Me baje y corrí hacia la casa, entre buscándolo con la mirada, sé que ya sabía que yo estaba aquí, cuando lo vi sus ojos se abrieron incrédulos, al igual de los que estaban detrás suyo, mi madre y Ethan.

Aún estaba llorando, y ahora era por mi hijo no nacido.

—Iba a ser papá y no lo sabía —reí, mientras mi mirada se perdía en un punto—. Iba a tener un hijo, o una nena con mi esposa. Iban a ser abuelos y tu tío. Doce semanas, mi hijo tenía doce semanas y le arrebataron el derecho a la vida, al igual que a su madre.

—Dios mío —susurró mi mamá y abrazó a mi padre, se soltó en llanto, al igual que Ethan.

—Me arrebataron lo que más amaba, porque aun cuando hace poco me entere que iba a tener un hijo, mi corazón ya lo amaba, pero...hoy fue el último día que llore por mi amada esposa y mi hijo.

Llevé mis manos a mi cabello jalándolo hacia tras.

— ¿Qué quieres hacer? —preguntó Gabriel con la mirada oscurecida.

—El jeque Ömer se arrepentirá con lágrimas de sangre lo que me hizo —limpié mis lágrimas y suspiré—. Mataré a su padre, a su madre, a sus hermanos, a su esposa y de último, lo mataré a él.

—Su familia no tiene la culpa, y menos esa pobre mujer que está embarazada, ese bebé no tiene la culpa de lo que su padre hizo. No te vuelvas como él, por favor hijo mío —suplicó.

— ¡¿Y tú crees que Zeynep y mi hijo se lo merecían?! —Vociferé, haciéndola sobresaltar—. Ellos no tenían la culpa, vivía por ella mamá y llevaba un fruto de nuestro amor en su vientre. Iba a ser padre y n-no lo supe hasta ahora, no tuve la oportunidad de felicitarla, de decirle lo feliz que me haría, no pude escuchar los latidos de mi bebé, cargarlo, verlo crecer…no pude y el los matos sin importarle nada. No le importo matarla, ¡así que a mí tampoco me importara matarlos a todos esos hijos de puta!

—Yo te ayudaré hermano —asentí hacia Ethan—. ¿Cómo empezaremos?

—Primero me convertiré en el rey de toda la mafia europea, seré el temor de todos, cuando mi nombre sea nombrado sentirán terror, no tendré consideraciones con nadie, seré la reencarnación de lucifer aquí en la tierra, y jamás, jamás me volverán a herir de esa manera.

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