El corazon  de la princesa cazadora
El corazon de la princesa cazadora
Por: Linda Baron Torrez
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****ETHAN****

— Está retrasada— gruñó mi bestia ante la molestia de estar frente a 19 de los 20 mandatarios de las especies que ahora se sabía que habitaban esta tierra.

— Solo nos queda esperar— le contesté queriendo irme también pues mi celo se encontraba a pocas semanas y me sentía intranquilo ante los aromas de algunas líderes que se encontraban en fase fértil pues su olor me provocaban náuseas.

Si mi compañera de vida estuviese en etapa fértil sería otra historia, probablemente no la dejaría salir de mi habitación, y digo probablemente por que aún no he encontrado a mi pareja de vida a pesar de tener más de medio siglo de vida.

— La princesa está retrasada, reina— habló el líder de los dragones en su forma humana y solo pude ver a la reina cazadora que fruncía su ceño con evidente molestia. Al lado de la reina se encontraba mi mejor amigo y ahora rey de los cazadores, Alexander Evans.

Aunque muchos lo duden, hacía casi un siglo que no veía a mi amigo pues él y su esposa, la reina Alexa, residían en el palacio de la ciudad subterránea de cazadores por lo cual sólo salían si era muy necesario ya que la reina estaba próxima a dejar su cargo y por ello la princesa estaba siendo entrenada desde los 12 años de edad en la superficie.

— Reina...

— Callense— gruñó la reina en un tono casi inaudible al interrumpir a la líder de las hadas e inmediatamente la estancia quedó en total silencio.— Espero que el haber vuelto a la superficie halla valido la pena.— sentenció con los ojos, usualmente azules, entintados en un negro demoníaco digno de su ascendencia infernal. Sí, la reina era bien reconocida más que todo por ser hija de Lucifer, el señor de los Avernos.

A pesar de haber ascendido al trono a muy temprana edad debido al deceso de su madre, la reina Alexa, siempre ha sido una mujer que cierra bocas sin dudarlo y demuestra que ningún reto le queda grande pues a pesar de ser solo una niña pudo lograr cosas que muchos dudaron que podría debido a su edad tan corta. Esa mujer se ha sabido ganar el respeto de todo el mundo así como la admiración de los líderes de las especies que la han puesto como ejemplo a sus hijos.

La mayoría de los líderes pasaron tragos gruesos sabiendo que la reina cazadora no era una mujer a la que se le debía hacer enojar y no sólo por su poder sino por la inteligencia que poseía su linaje, por que sí, sus tres hijos también eran temidos por su gran inteligencia y habilidades para combatir en cualquier situación según lo que yo había escuchado pues, aunque Alexander fuese mi mejor amigo, nadie en la superficie, a excepción de los cazadores, conocían los rostro de los hijos de la reina.

Alexander tomó una de las manos de su esposa logrando que esta se calmara inmediatamente y no pude evitar sonreír al ver a la reina sonreírle a mi amigo con tanto amor y ternura en sus ojos que me hacía dudar que ella fuese una mujer tan temida en los mundos pero yo había visto de primera mano su gran habilidad con cualquier arma e incluso a puño limpio y debía admitir que era una mujer bien preparada para una guerra aunque desde hacía casi ocho siglos atrás no se presentaban problemas tan graves para el mundo.

— La princesa ha removido a los cazadores de sus habituales sitios y los pueblos más pequeños temen que los sangre negra puedan atacarlos.— habló el líder de los trols y rodé los ojos con fastidio.

Los sangre negra, eran una raza de vampiros que surgió como consecuencia de la última guerra que había devastado el planeta pues ocho siglos y medio atrás algunos países comenzaron a entrar en guerras y quienes apoyaban a un bando u otro también lo hicieron desatando así una masacre que acabó con la vida de millones no solo por las balas sino por las bombas nucleares y algunas experimentales con toxinas que infectaron los cuerpos humanos con un virus muy extraño por lo que la población humana casi llegó a su extinción. Para cuando la guerra acabó 50 años después solo quedaba un treinta por ciento de la población mundial que fue diezmada debido a que muchos vampiros tuvieron que alimentarse, aunque algunos prefirieron alimentarse de cadáveres que sin saberlo estaban infectados, y ese virus mutó debido a la sangre especial que poseen los sobrenaturales.

Los vampiros y algunos lobos se volvieron locos, sedientos de sangre y con apariencia de zombis. El virus los deforma y los consume lentamente mientras muta a medida que pasa el tiempo. Con el paso de los siglos la población humana fue diezmada y los lobos y vampiros tuvimos que apartarnos de los humanos para no infectarnos ya que el virus no los mataba a ellos pues sus sistemas inmunológicos sí mataban al virus. Sin embargo, la población de los sangre negra es imposible de contar y mucho menos de controlar, por ello, la única salida que hay es acabar con ellos hasta eliminar el último rastro del virus.

Se les llama sangre negra por que el virus se refleja en la sangre del sobrenatural infectado tornandola tan negra y espesa como la brea, lo cual no sucede con los humanos pues estos experimentan lo contrario, es decir, su sangre no se coagula por lo que comienzan a tener hemorragias. Además, existen dos tipos de vía de infección: ingerir la sangre del infectado y ser mordido.

— Mis cazadores no son guarda espaldas de nadie, y mucho menos sus soldados— habló la reina en tono firme y con una seriedad que subía la temperatura del ambiente, literalmente. La reina podía controlar el fuego a su antojo y eso sí que intimidaba.— Ninguna especie debe acostumbrarse a que los cazadores los liberaran de sus problemas. Nosotros solo estamos aquí para defender a los humanos.

— Pero usted es la reina suprema— le debatió el líder de las sirenas y rodé los ojos al igual que Alexander y su esposa. — Es su deber.

—Nuestro deber como maximos monarcas es guiarlos para que no suceda otra guerra, pero ustedes son los líderes de sus especies y deben proteger a los suyos— habló esta vez mi amigo y sonreí al verlo serio, pues, la verdad era que Alex era una persona bastante divertida y juguetona.

— Pero...

—Me vale un pepino lo que opines, hada— gruñó la reina con el ceño fruncido al revisar por un segundo su móvil.— Me lleva...

—Reina— habló por primera vez el primer concejal de la reina al tocar su hombro.— La princesa ya interceptó a los atacantes. Está en camino— ahora era yo quien fruncía mi ceño pero la reina se notaba un poco incómoda con situación.

—¿Sucede algo, reina?— preguntó el líder vampiro que era muy cercano a la familia de la reina.

Me desconecté por un momento de lo que sucedía al sentir un sutil aroma a frutos rojos que poco a poco se volvía fuerte por lo que cerré mis ojos para disfrutar ese inefable aroma que tanto amaba y que me atraía como polilla a la luz.

—¿Ethan?— escuché que me llamaron pero no presté atención pues estaba concentrado en ese aroma que cada vez se acercaba más al igual que el sonido de unas pisadas firmes al otro lado de la puerta. — ¡Ethan!— gritaron cuando me levanté de mi puesto en el momento en que las puertas del salón fueron abiertas para dejar ver a dos jóvenes cubiertas de sangre infectada, que poco me importó, pues estaba concentrado en una sola de ellas y ella también me miraba sorprendida.

¡Demonios! Ella era hermosa. Parecía una diosa descendiendo de su trono para hacer pecar a los mortales.

Ella parecía una joven de 20 años de edad con cara de inocencia enrojecida ligeramente, grandes ojos entintados en un negro demoníaco el cual combinaba con su larga melena azabache que llegaba hasta sus rodillas aunque la llevaba atada en una coleta alta de la cual caían varias hebras rebeldes que la hacían lucir malditamente sexy.

¡Dios! Que mujer...

Su cuerpo era toda una tentación con esas curvas bien acentuadas, muslos carnosos, piel tan blanca y pálida al punto de casi parecer de porcelana haciendo que sus labios carnosos resaltaran debido al enrojecimiento causado por el frío.

Cuando quise correr para tomarla entre mis brazos me sentí atado y gruñí con fuerza al darme cuenta que la reina cazadora me había inmovilizado con sus poderes y aunque ella me devolvió el gruñido en tono de advertencia seguí peleando por liberarme de su yugo.

— Ethan, calma a tu bestia— escuché la voz de Alex y frucí mi ceño.— Acabas de entrar en celo— habló en mi mente y me sorprendí pues no me di cuenta de cuando mi bestia había tomado el control pero lo que más sorprendido me dejó fue lo que mi lobo soltó dejando a todos pálidos en el salón.

—Eres mía, princesa.

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