MALENTENDIDO

Capitulo 4

—¡No me veas!— Fernanda está muy alterada, avergonzada y nerviosa, tiene una nube negra en su cabeza que no le deja ver lo que pasó, los recuerdos son borrosos, siempre que está sometida a situaciones de alto estrés le sucede esto, olvida las cosas y las partes donde se sintió agobiada, para ella amaneció en la casa de su vecino extraño completamente desnuda sin un precedente a este actuar.

— Oye cálmate, déjame explicar — Ricardo está muy nervioso, obviamente los vecinos no pensaran bien de él si ven a la vecina tierna salir de su departamento gritando como loca — Recuerda lo que pasó, tu sabes que te ayude —.

—¡No te creo!— Fernanda empieza a lanzarle todo lo que encuentra en la cama, como las almohadas, las cobijas y demás, no le hacen daño a Ricardo hasta que en un ataque de impulso le lanza un libro que el tenía en la mesita de noche golpeándolo en la cabeza.

— Ouch ¡Cálmate!— le grita Ricardo mientras deja a un lado el desayuno que había preparado con mucho esfuerzo para su visitante, no es un hombre que prepare de comer, lamentablemente siempre su padre le repitió que debía dejar que los demás lo atendieran y en medio de su encierro sin saber qué más hacer decidío aprender a cocinar, era la primera vez que el, jefe de la mafia y sobretodo heredero de una fortuna enorme le cocinaba a otra persona.

— Me voy de aquí, eres un idiota y le voy a decir a todos que me metiste aquí con alguna droga o engaños — Fernanda se da cuenta que su ropa no está cerca, hace un uso con la sábana sobre su busto y camina intentando salir.

— Oye no hagas un escándalo, déjame explicar — Ricardo la toma del brazo de manera firme intentando no hacerle daño, no entiende que le pasa a la chica, ayer era la mujer más amorosa del mundo, pensó que entre los dos pasaría algo mucho más intenso, hoy es una mujer frenética —¿Acaso estás loca? Tienes algún tipo de problema en la cabeza — no puede entender como no recuerda que el fue su salvador la noche anterior. 

— ¡Como dices eso idiota!— Fernanda le da varios golpes en el pecho mientras le grita mil cosas sin entender lo que sucedió, solo quiere salir de allí, sabe que sí se calma y toma un poco de aire las imágenes regresan a su cabeza y puede armar la historia por obvias razones se siente intimidada al tener al hombre que le gusta delante de ella en bata mientras ella está desnuda.

Mientras ella le da golpes en el pecho, en medio del forcejeo la sábana que tenía cubriendo su cuerpo se cae, ella abre los ojos nerviosa e intenta colocar sus manos en los ojos de el avergonzada —¡No me veas !—.

Ricardo que no sabe si ella quiere darle un golpe en la cara como reacción esquiva su mano y se resbala, la toma de la cintura y los dos caen sobre la cama rebotando un poco.

Fernanda se queda sin armas, esta desnuda sobre el hombre que durante todo este tiempo le ha gustado y la ha llenado de incertidumbre, puede admirar sus ojos intensos que la derriten mientras ella manda saliva.

Ricardo acaricia un poco la cintura de la chica mientras siente que sus labios se humedecen, es una mujer perfecta la que se encuentra la única que le ha hecho perder la cabeza y sus estándares de muchas maneras, le da una caricia en la mejilla y se besan.

El beso es suave e intenso, un dulce juego de pasiones encendidas entre dos personas que sienten como sus cuerpos empiezan a arder, Ricardo está extasiado, le da besos en le cuello mientras ella se aleja con disimulo de él, se coloca de nuevo la sábana y cierra los ojos, Ricardo nota como ella se ruborizó pero de nuevo las dudas invaden su cabeza ¿Y si todo esto es un plan? De ser así, Fernanda es una espía muy buena, logró entrar a su departamento y a su intimidad, ha logrado doblegarlo —¿Estas bien?— le consulta mientras ella da un brinco de la cama.

Ella agacha la mirada, las imágenes empiezan a regresar a su cabeza después de aquel beso, todo se queda en silencio los dos están aturdidos sin saber cómo manejar la situación, se gustan y eso está más que claro pero tienen tantas cosas en su cabeza que se cuestionan si esto que están sintiendo y viviendo es real, pueden ser felices y tener una vida normal.

— Yo... — ella recuerda lo que sucedió, se siente avergonzada con su vecino pues la imagen en su cabeza está clara el fue su salvador y además a pesar de todo lo que pudo malentenderse el la respeto, le dio un lugar en casa y eso es algo que ella no puede olvidar.

Ricardo la quiere tomar de la mano para darle un poco de consuelo, por su mirada se da cuenta que ella ya recordó lo que sucedió la noche anterior, imagina que para una mujer es difícil enfrentar una situación de estas, ese ser sobreprotector que solo ha salido para cuidar a su hermana menor y su mamá esta vez emergió como un oso para defender a una desconocida, se siente parte de ella.

El teléfono suena e interrumpe la escena, Ricardo debe responder de inmediato, así que sale un momento al balcón del lugar y la deja sola para que piense en sus cosas, en su mundo y en lo que vivió.

Fernanda solo lo observa mientras las imágenes son más claras en su cabeza y la hacen sentir sucia, la manera en la que fue vulnerada, la manera en la que Joseph había perdido el control, la manera en la que la había tratado llegó a tener miedo de morir, jamás imaginó que sería parte de las cifras de mujeres vulneradas pero esto solo le demostraba la burbuja de cristal en la que vivía.

Joseph era el hombre perfecto para ella según toda la sociedad, todos decían que él era el hombre más importante del club y de la élite social, habían algunos rumores de el, una vez una de las empleadas de la casa de su ex novio lo acusó de abusar de ella, obviamente nadie le creyó, nadie era capaz de creer que un hombre poderoso forzara a una mujer de bajos recursos, La misma Fernanda lo defendió y darse cuenta de la realidad que en verdad es un monstruo y que se salvó de vivir con alguien así solo le da un poco de tranquilidad, se desnuda ante la ausencia de Ricardo frente al espejo que tiene este en el clóset, la herida de su cara es la más notoria, Joseph con el golpe logró romper su ceja pero la herida que más le duele es la del alma.

Se siente en deuda con su vecino por ayudarla de lo que pudo ser lo peor que le pudo pasar pero a la vez se siente avergonzada por lo que sucedió, no sabe cómo mirarlo a la cara después de esto, además de ver en Ricardo una cara qué no conocía la de un hombre algo salvaje y lleno de vitalidad que pudo matar con sus manos a Joseph, sin embargo otra escena regresa a su cabeza, la escena de la ducha, ella desnuda sintiendo el cuerpo de el cerca, empapados en agua caliente, estaba algo excitada a pesar de la conmoción de lo sucedido, se sonroja aún más no sabe si volverá a mirarlo a los ojos.

Ricardo responde el teléfono, se trata de Francisco que le tiene información del sujeto en cuestión, el mismo que mandó a investigar.

— Es hijo de una familia de dinero, estudia en una universidad privada y al parecer tiene varios amoríos no solo con ella, solo se puede suponer que terminaron porque él es un infiel de primera categoría — Francisco no investigo mucho sobre el tema, se da cuenta que aquel chico no es nadie peligroso y lo poco que indago es para mantener en calma a Ricardo — Lo dejamos en la estación de policía con el delito que cometió, pero creo que su padre usará su dinero para ayudarle a salir para que le digas a tu amiga que se ponga segura —.

— Quiero que hagas lo imposible para alejarlo de ella, amenazalo o da un paso más allá — Ricardo es muy claro con su orden.

— Por favor Ricardo, no te metas en este tipo de problemas, el tipo es un idiota pero no queremos que tú identidad esté en peligro sin contar que el padre de ese chico tiene dinero y va a buscar respuestas que te pueden llevar a ti, déja que ellos solucionen — Francisco solo tiene una misión cuidar de Ricardo, desde siempre ha sido su escolta.

Ricardo se queda en silencio un momento, su amigo tiene razón pero recordad la mirada triste de Fernanda, sus golpes y heridas, todo el daño que el sujeto le hizo decide proseguir — Quiero lejos de ella y es una orden, ya sabes que tienes que hacer — ordena.

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