ATAQUE

Capitulo 2

Fernanda se come un sándwich de supermercado, es para lo único que le alcanza ahora que toda esta situación se ha convertido en algo adverso para ella, ya no odia ni disfruta el sabor del pan duro, la mostaza agria y el pavo seco, solo lo hace para subsistir, quiere renunciar a su sueño pero su orgullo y sus ganas de demostrarle a su padre que podía hacerlo sin su ayuda eran más importantes para ella.

El timbre de su departamento suena, al abrir se lleva una terrible y desagradable sorpresa, es su ex-novio Joseph, el mismo que la había dejado cuando se enteró que ella ya no era una niña rica porque sentía vergüenza del camino que ella había tomado.

—¿Que haces aquí?— cruza los brazos mientras repasa en un segundo la ropa que tiene puesta, una bata de seda de tirantes, no quiere que la vea como una fracasada, ya no lo ama pero tampoco quiere que la vea peor que cuando la dejo, que diga a sus amigos lo mal que se encuentra en este momento.

—¿Puedo pasar? Te traje algunas cosas que dejaste en mi departamento, Camila me informo donde estabas y quise venir a traerte todo, sé que nos debemos una larga plática — el hombre traía una pequeña caja donde se podía ver las orejas de un pequeño peluche de felpa, el mismo que ella le había dado cuando tenían dos meses de relación.

Ricardo estaba en la parte de abajo dándole instrucciones a los escoltas que había dejado su amigo Andres, no quería que nadie supiera que esos guardias eran parte de el, así que le pidió a Francisco uno de sus escoltas de confianza de toda la vida y su amigo que se emocionó cuando descubrió que el si estaba vivo, lo abrazo con fuerza y siguió cada una de sus recomendaciones

— Aquí no soy el jefe de la mafia Santorini, solo soy un hombre y no quiero que nadie sepa de esto — El fue muy claro con sus condiciones y todos aceptaron.

Al subir por las escaleras, vio a su vecina hablar con aquel hombre que se veía de alta sociedad, podía reconocer a un hombre de buena familia por su ropa y en este caso ese hombre tenía todo de marca casi gritando que era una persona millonaria a los cuatro vientos, agachó la mirada y siguió hasta su departamento pero la curiosidad le gano y miro por la mirilla, se sentía un idiota por hacer esto pero la curiosidad que despertaba en el la rubia era demasiado fuerte como para dejarlo de lado.

— Sigue, tengo muchas cosas que hacer hoy así que la conversación debe ser breve — Fernanda lo pensó mucho antes de dejar entrar a Joseph, sabía que su departamento no era un penthouse pero era algo honesto, se dio cuenta que deberia sentirse orgullosa de lo que había logrado con sus manos.

El dejo la caja en la mesita de vidrio que estaba a mitad del salon, estaba muy impresionado al verla allí, era una mujer de buena familia quizás de las más reconocidas de la ciudad no era justo que viviera así.

Agarró un manojo de facturas que tenía la joven aún si pagar —¿Fernanda Baldrich?— cuestionó el hombre al ver que ese era el nombre que figuraba en todas las facturas.

— Decidí usar el apellido de mi madre, si mi papá no me quiere apoyar en esto creo que su posición está más que clara, además el Baldrich me sirve de nombre artístico — Fernanda le quito las facturas de la mano de un solo tirón mientras la miraba con rabia.

— Por favor, Fernanda tienes que dejar esta locura, eres una Santillán, una mujer de buena familia, tienes el mundo a tus pies y vives en este basurero — Joseph hablaba de manera fuerte, pensaba que alzando el tono de su voz podía hacerla cambiar de opinión.

— Se que esto no es a lo que estoy acostumbrada, pero es trabajo honesto, lo conseguí con mis propias manos y es lo único que me importa — ella era clara con el, estaba determinando el destino de su vida.

— Te amo, eres la mujer que más he querido en mi vida y en especial ahora te veo más hermosa y decidida, quiero que lo intentemos, que regresemos — el la toma de la mano y le da un suave beso en ella.

— Por supuesto que no, primero me dejaste cuando más te necesite, segundo se perfectamente que tuviste un amorio con Mandy Smithers y Brenda McCartney mientras éramos novios, eres lo peor que me pudo pasar y no quiero saber nada de ti — la mujer estaba muy mal, para Fernanda no había sido nada fácil descubrir que su novio de toda la vida era un cerdo que se había comportado muy mal con ella inclusive antes de terminar la relación cuando se supone que todo era color rosa.

— Fueron deslices, sabes que ellas son mujeres fáciles que solo sirven para un rato, tu eres la mujer que quiero para mi vida — Joseph se acercó a ella, la tomó del mentón intento besarla — Se que quieres esto tanto como yo — acarició el muslo de la joven haciendo que ella se sintiera incomoda, nunca había tenido relaciones con su novio ni con ningún otro hombre 

— Ya te dije que no quiero regresar contigo, lo mejor es que sigas tu camino — Fernanda quería alejarlo de su vida y de su alma estaba tan presionada por todo que el amor era una de sus opciones mínimas.

— Tu .... Eres perfecta — Joseph agarró de la cintura a Fernanda, la beso a la fuerza pero intento quitarle la pijama de seda levantándola hacia arriba tocando sus piernas.

—¡No!— grito ella dándole un empujón sintiendo que la energía subía por toda su piel, era un momento lleno de electricidad y de nervios, sentía que todo su cuerpo estaba paralizado por el pánico.

Joseph la jalo del brazo y la empujón con fuerza, con su mano le arrancó la parte de adelante de la pijama de un solo tirón dejándola echa trizas, ella estaba muy nerviosa mientras él se acercaba con una mirada que nunca pensó ver en el —¡Hoy me vas a dar lo que nunca me quisiste dar!— el hombre tenía los ojos negros, la había deseado y quería tenerla antes que otros.

Fernanda agarra un vaso de vidrio y lo rompe en la frente del hombre, que se agacha con la cabeza llena de sangre, ella intenta huir para pedir ayuda pero sus palabras están atoradas en medio del pecho.

Joseph la jala del cabello y le da un golpe en la cara qué la hace caer casi inconciente al suelo, ella se siente mareada, solo lo ve a el acercarse y agarrarla de los brazos mientras con su otra mano termina de romper el vestido de pijama de seda rosa dejando su ropa interior a su disposición.

— No por favor... No quiero — llora ella mientras lo mira asustada y ve como la toca sobre la ropa interior.

— Después de esto regresaremos y nos casaremos — la besa en el cuello.

—¡Ayuda!— lanza un pequeño grito que es acallado por el que coloca sus dos grandes manos en su boca.

Ricardo escucho el ruido de algo romperse y de la pelea, salió de su departamento intentando escuchar lo que sucedia, cuando escucho el pequeño grito de ayuda de Fernanda tumbo la puerta con una sola patada.

Abre los ojos al ver a aquel hombre encima de Fernanda que llora en el suelo casi desnuda, se acerca y lo agarra del cuello, lo lanza al suelo y empieza a golpearlo con fuerza, se convierte en un monstruo que no puede parar de golpearlo.

Francisco desde afuera escucha los gritos de su jefe que le dice mil improperios a aquel hombre que no puede responder, se convirtió en una pera de boxeo, sube corriendo con varios de los escoltas para ayudar a su jefe pero no es necesario, al contrario deben separar a Ricardo de ese hombre pus está a punto de matarlo —¡Cálmate!— le grita mientras lo toma de los brazos.

Ricardo reacciona, parecía que un ser se hubiera apoderado de el, mira el rostro del novio de Fernanda, por poco lo mata, pudo dejar al descubierto su identidad al ver todo lo que hizo — Llévate a ese idiota lejos, y déjale claro que no se puede acercar a ella de nuevo — susurra Ricardo mientras observa a sus hombres de seguridad sacar a Joseph inconciente.

El hombre quiere irse a su departamento, se siente abrumado pues si reveló su identidad y Fernanda es una espía todo termino, pero ella lo toma de la mano, gira para ver a la joven que está en estado de shock pero no quiere que ella se aleje de él.

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