đź’ĄCap. 4đź’Ą

ÂżAmigos esta vez?

Narrado por Reyzel

— ¿Jefe, necesita algo? — pregunta haciéndose la que no dijo nada, me cuesta no rodar los ojos incrédulo.

— No te hagas la que no me reconociste — levanto una ceja, ¿Ella creía que él era tonto o qué?

— Si, te reconozco — dijo resignada — pero creí que tú a mí no, dadas las circunstancias en las que terminamos.

— Eso fue hace muchos años, ya lo olvidé — le resto importancia.

— Yo no — susurro — ¿Necesita que le traiga algo? — claramente ella quería salir corriendo.

— No, solo que me aburrí de que solo me estuvieras “observando” todos los días — enfatizo las comillas, mientras ella se puso blanca al verse descubierta — descuida, no me preocupa, ¿qué tal si nos sentamos y hablamos? — le propongo siendo amable, queriendo compartir con ella, no sé, lo que sea.

— ¿Por qué? — pregunta dudosa — deberías de odiarme.

— Eso pasó hace muchos años Keira, ya no somos los mismos y además no es bueno mantener un odio para siempre, eso te daña — digo con seguridad, es lo que me enseñó mi madre a perdonar y no vivir con eso en el pecho, daña..

— Tienes razón — estuvo de acuerdo.

Caminamos en un silencio cĂłmodo a pesar de que ella estaba nerviosa, pero no incomoda con mi presencia como habĂ­a visto con otros hombres.

Nos dirigimos a un banco que había cerca de la cancha de tenis, nos sentamos, ella se acomodo en la otra esquina del asiento, lo más alejada que le permitía estar.

— Quiero disculparme, sé que dijiste que ya estaba olvidado — empieza hacerlo de nuevo, trato de interrumpirla, pero no me deja — déjame hablar, por favor, necesito decirlo, en todos estos años ese momento me ha mortificado.

— Está bien — acepto porque se ve que necesita hacerlo, a veces necesitamos darle un cierre a las cosas, ella lo necesita..

— Cuando lleguĂ© de nuestra cita, ese fue el mejor dĂ­a de mi vida — mira al cielo y sonrĂ­e, es una vista hermosa  — mi madrastra me intercepto, me dijo que solo eras un pobretĂłn, que no deberĂ­a de andar contigo, que no veĂ­a futuro en ti, y yo te defendĂ­, juro que lo hice, ya que para mĂ­ no era de suma importancia tu procedencia, solo me importaba lo que tĂş sentĂ­as por mĂ­ y lo que me hiciste sentir. Ella no se quedĂł conforme con mis palabras, pero no siguiĂł discutiendo, yo creĂ­ que ella lo dejarĂ­a asĂ­, estaba segura de que no nos molestarĂ­a nunca más — suspira y se nota que le duele el recuerdo — pero el dĂ­a antes de verte la escuchĂ© hablando por telĂ©fono con una amiga, oĂ­ como ella pretendĂ­a romper lo que estaba empezando entre nosotros, ella iba a acusarlos a ti y a tu mamá de robo, sabĂ­a que si lo hacĂ­a mi padre le creerĂ­a, ya que Ă©l no se metĂ­a con eso, asĂ­ que preferĂ­ hacer esa actuaciĂłn, era mejor desilusionarte que verte en la cárcel, terminar lo poco que comenzĂł entre nosotros, para que asĂ­ no le hicieran daño a ustedes — se limpia una lágrima que se le escapĂł, aunque trata de disimular — luego de eso me fui a la universidad, pero tiempo despuĂ©s mi padre se divorciĂł de ella, porque lo estaba engañando con otro hombre y se dio cuenta de ello cuando la descubriĂł en su propia cama — sacude su cabeza incrĂ©dula — volvĂ­ al siguiente año a España, pero no te encontrĂ©, no volvĂ­ a saber de ti nunca más.

No sabia ni que decir, todo fue prácticamente para salvarnos, aunque ya hace muchos años que no le tengo rencor, saber la verdadera razón hace que me sienta mucho mejor ahora.

— Hace años que dejé de tener rencor por lo que sucedió, porque tu madrastra, aunque fue muy cruel, tenía razón, como era en ese tiempo no hubieras tenido una buena vida a mi lado, así qué olvidemos todo, ¿qué tal si somos amigos? — le propongo.

— ¿Quieres ser mi amigo? — me pregunta claramente sorprendida.

— Si, claro, Âżpor quĂ© no? 

— No sé, ahora somos diferentes, nuestras posiciones se invirtieron — se nota que está preocupada.

— No me importa eso — solo me gustaría tenerla más cerca, pero ella no debía saber eso — ¿Terminaste la universidad? — cambio de tema.

— No, me falta un año para terminarla.

— ¿Qué pasó? — se puso tan tensa que parecía que se iba a romper — si no quieres contarme no hay problemas, iremos poco a poco, no puedes confiar en mí de un momento a otro, ¿que estabas estudiando?

— Una licenciatura en Gastronomía, quiero convertirme en una gran Chef.

— Sabes — comentó el joven pensando en una idea — ¿qué tal si te encargas de mis comidas? tendrías que llevármelas a la oficina y a cambio te ayudo a terminar la universidad. — ya no se ni lo que pido.

— ¿Estás seguro? — ella estaba completamente asombrada con mi actitud, pero creo que más lo estaba yo mismo.

— Yo necesito tener una mejor alimentación, y tu terminar la universidad, ganamos los dos, es buen trato, ¿qué dices?

Keira se quedó viéndome, se que mi pedido es extraño, pero ni yo mismo sé lo que hago, pero no me arrepiento de lo que estoy pidiendo.

— Está bien, trato hecho.

— Pues, mañana mismo empiezas.

— Si, jefe.

SonreĂ­mos, y vi claramente en sus ojos como se iluminaron, algo que no estaba cuando empezamos hablar.

Hay mi Keira, qué fue lo que te sucedió.

Pero hare todo lo necesario por darle la felicidad que necesitaba aunque sea como amigo, no me puedo engañar a mi mismo, ella es y siempre será mi primer amor, nunca hubo un segundo, no volví a enamorarme de nadie mas y ella ha vuelto, ¿será que podremos tener algo más? ¿Me aceptará a mi?

CapĂ­tulos gratis disponibles en la App >

CapĂ­tulos relacionados

Ăšltimo capĂ­tulo