đź’ĄCap. 1đź’Ą

Diez largos años después…

Narrado por Reyzel

Lo mejor de celebrar tu propio cumpleaños es hacerlo en una discoteca de lujo y si es tuya, mucho mejor.

En estos últimos años me he convertido en un gran empresario y un soltero muy codiciado, con innumerables mujeres detrás de mí de las cuales no me quejo.

Después de recibir la herencia de mi difunto padre, decidí abandonar mi país, ya que este me recordaba en cómo perdí a mi madre y la causante de mi corazón roto, así que me matriculé en la mejor universidad de EE. UU., el cual hice mi nuevo hogar.

Me dediqué a estudiar arduamente, graduandome con honores y una doble titulación en administración y dirección de empresas, forjando una empresa dueña de una cadena de hoteles en casi todos los continentes del planeta, en eso invertí el dinero de la herencia.

Muy rápido me convertí en una de las personas más ricas e influyentes, así como las que conocí en mi pasado.

— Rey, amigo, ¡Felicidades! — me dice mi amigo y socio, nos conocimos en la universidad, nos convertimos en hermanos..

— Gracias, ya creía que no ibas a llegar.

— ¿Y perderme tu cumpleaños?, estás muy equivocado — se hizo el indignado — lindas chicas — dice pícaro y se que di en el clavo eligiendolas.

— A tus órdenes, hermano — digo con caballería — Vamos cariño — palmeo el cul0 de la rubia que está en mi pierna derecha — hazle compañía a mi amigo.

Esta se levanta seductora hasta donde Valentino, lo hace sin quejarse ni decir absolutamente nada, tuvo un pago muy jugoso para que fuera obediente.

Un par de tragos después todo se descontrolo de la mejor forma, copas venían e iban, las chicas nos bailaron tan sensual que terminé llevando la mía al baño para tirarmela, esa chica si que sabía hacer las cosas, pero no me la lleve a mi casa, con ese polvo era suficiente.

Al otro día llego a la oficina con un fuerte dolor de cabeza por la resaca, ¡Santo! Necesito urgente un café bien cargado y una pastilla.

— Alicia, tráeme un café fuerte y dos pastillas para el dolor de cabeza, por favor — le digo amablemente, siempre pido las cosas así y soy enteramente educado, es lo que mi madre me enseñó y no lo cambiaré porque tenga dinero.

— Si, señor 

Mi secretaria es muy eficiente en su trabajo y muy sensual, ella tenĂ­a unos movimientos de caderas que me hacĂ­an perder la cabeza, esa mujer era excelente tanto en su trabajo como en la cama, es una combinaciĂłn perfecta.

Cinco minutos después ella entra con lo que pedí, le agradezco indicandole que se podía retirar, quería beberme el café, tomarme las pastillas y recostarme unos minutos en el sillón de mi oficina.

— Señor Reyzel, tengo que decirle algo — frunzo el ceño.

— Dí rápido lo que tengas que decir, me duele mucho la cabeza.

— Me imagino que por su cumpleaños de ayer, ya que no me invitó — me recrimina enojada por eso.

— ¿Tenía que invitarte? — ella se tensa — ¿Qué quieres decirme?, habla rápido — le digo con impaciencia.

— Estoy embarazada de usted y quiero que se haga cargo — dijo alzando el mentón orgullosa.

— ¿De mí? — digo incrédulo.

— Si, de usted, es el padre de este bebe — dice tocándose el plano vientre.

Me rio con ganas, por un momento hasta me bajo un poco el dolor de cabeza, la chica realmente era graciosa e idiota.

— Siempre usé protección contigo, ¿Cómo quedaste embarazada? — pregunto curioso siguiéndole el juego.

— Se pudo haber roto alguno de los condones que utilizamos en nuestros encuentros — alzó sus hombros quitándole importancia, yo solo la miraba divertido.

— Eso es imposible, pero como quiera, no es mío — expreso muy seguro.

— ¿Por qué? — dice confundida.

— Hace unos años me hice la Vasectomía —miento con descaro, porque ella cree que soy idiota al igual que ella.

— ¡¿Qué?! ¡Es mentira! — ella se altera viéndose claramente desesperada.

— Hazme el favor de recoger tus cosas y largarte de mi empresa — digo tranquilo empezando a tomarme las pastillas y el café.

— Este hijo es tuyo — sigue insistiendo la muy descarada, ¡poniendo hasta un tono triste!

— No te lo vuelvo a repetir, ¿O tengo que llamar a seguridad? — la amenazo.

— No puedes despedir a una mujer embarazada — dice muy segura — ¡Lo voy a demandar! — ahora saca las uñas, interesante.

— Te estoy dando la oportunidad de que te vayas por las buenas, porque me estabas extorsionando hace unos minutos y tengo para informarte que todas las conversaciones que se hacen en mi oficina son grabadas, ¿o no te acuerdas?

Ella miró alrededor como si se diera cuenta de su error y sale corriendo, la escucho con recoge todo y sus tacones me avisan de cuándo se va, respiro hondo para disipar mi enojo.

— Necesito un nuevo asistente — les informo a  recursos humanos — y que sea un hombre, por favor — suspiro cansado, con esta experiencia no quiero ninguna mujer siendo mi secretaria..

— Si, señor.

Termino la jornada de trabajo con éxito a pesar del inconveniente al inicio de este, decido que es hora de irme a casa a descansar, quiero dormirme temprano para que mi cuerpo se renueve, mañana empezaré con la nueva idea del hotel y necesito estar en un cien por ciento.

Cuando llego mi ama de llaves me saluda con respeto y me informa que la cena ya está servida, me voy directo al comedor, es mejor comer algo antes de ir a mi habitación.

Entrando capto a una joven terminando de colocar los platos en la mesa, sin levantar la cabeza, pero la reconocería donde sea aunque ya hayan pasado diez años.

¿Qué hace Keira trabajando como una simple sirvienta?

ÂżCĂłmo terminĂł tan bajo viniendo de una familia muy adinerada?

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