Capítulo 4.

Narrador omnisciente.

—¿Cómo te fue en el viaje? — después de que él descansara, ella subió con comida para él.

—Bien. Hay nuevos inversionistas en la empresa. — le dijo.

Ella asintió contenta por la noticia, sería muy bueno para la manada y él se ve contento por eso.

—Ayer se inauguró el kínder para los pequeños. — le comento su luna.

—Luego le iré a ver. — le respondió él sin darle mucha importancia. —Primero tengo que revisar los peles. — le dijo.

Ella sintió porque sabía todo el papeleo que tiene que resolver después de casi dos semas fuera.

—E ido a ver el instituto. — empezó entablando una conversación con su alfa y queriendo evitar que sus nervios se hicieran presente ante la presencia de él y su deseo que poco a poco va creciendo al tenerlo tan cerca.

—¿Así? — le pregunto de manera distraída.

Ella asintió con entusiasmo —Si, y he estado pensando en que necesita nuevas aulas porque los jóvenes son cada vez más. — le comento.

—Si tú lo ves así, está bien que lo hagas. — le dijo de manera distraída.

A ella le brillaron los ojos de lo entusiasmada que se puso por seguir ayudando a su alfa.

—Entonces prepararé todo para que los preparativos sean más rápidos. — le dijo levantándose y pasando a la par de él.

Pero entonces este la detuvo, ella le vio confundida por su acción, pero al momento de hablar Kerry la hizo sentarse en sus piernas y la beso con gran deseo y lujuria desenfrenada.

Ella está que se derrite un su brazo, así que sin más dejo que él hiciera lo que quisiera con ella.

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Esa tarde ellos no bajaron de su habitación, sino que hasta el siguiente día.

Zaria despertó más relajada de lo normal, no sabía que la cama fuera tan sube como ese día en que a pesar de que Kerry no estaba a la par de ella, eso no le importa porque ese día se sentía amada como siempre.

Se levantó, preparo y salió al comedor donde los empleados ya tenían la comida servida, solo los esperaban a ellos, ella al no ver a su alfa supuso que está en el despacho y sin más se dirigió hacia él.

Cuando llego vio la puerta levemente cerrada, al momento de que iba a abrir, pero la voz de su alfa la detuvo.

—Dentro de dos días estaré ahí. — escucho. —Si no te preocupes, ella no sabe nada. — al escuchar eso su corazón comenzó a latir más rápido y se dijo a sí misma que no escucho eso.

Así que sin más toco la puerta, el alfa está sentado en su silla con el celular en su oreja, pero al momento de ver a su luna entrar colgó como si nada.

—Ya está el almuerzo. —le dijo alegremente.

—Ve a comer. —le dijo él sin más.

Ella se desilusionó porque quería comer con él. Al ver que ella no se iba el alfa frunció el ceño observándola.

—¿Qué sucede? — le pregunto él.

—Bueno… quería almorzar contigo. — le dijo ella de forma tímida, viéndolo con amor.

El suspiro la vio por un momento para luego levantarse e ir por ella. Ambos salieron rumbo al comedor.

—Ya he preparado los papeles para que remodeles el instituto. — le dijo el cuándo ya están terminando de almorzar.

Ella lo vio asombrada de lo rápido que arreglo los papeles para que los materiales llegaran más rápido de lo normal.

—Eso es estupendo. — le dijo con una sonrisa en su boca.

—Mañana tendrá que irme de viaje. — le dijo.

—¿Otra vez? — le pregunto ella con tristeza en su rostro.

Ella no quería que se fuera, no otra vez.

—Es importante y más beneficioso para la manada. —le aseguro mientras se levanta.

Zaria no se hace esperar levantándose con él. Ambos se dirigen al despacho.

—Creí que te quedarías para ver los trabajos que se realizaran en el instituto. — le dijo ella viéndole sentarse en su silla.

—Quisiera. Pero no se podrá. —le respondió sin darle importancia.

Ella hizo una mueca al ver que no le presta atención, así que sin más se acercó a él, jalo su silla para luego sentarse a horcadas.

—Entonces hay que disfrutar este tiempo. —le dijo Zaria de forma sensual y un poco inocente.

Ella sabe que tiene poder sobre él por ser su compañera, así que lo usaría para combárselo de que se quedara.