1. La boda de mi hermano

Mila:

La cena de ensayo estuvo preciosa, cada uno hizo lo que debía de hacer y mi hermano lucía feliz, eso era lo que importaba, bebí algunos mojitos y luego me retire a mi frío y solo apartamento.

Debía de hacer ml maleta para salir el viernes por la noche, el vuelo era de 19 horas, por lo que debía de salir a las 6:00 p.m., para estar allá a las 5:00 a.m. en Asturias.

Me sentía feliz por mi hermano, aunque toda la noche la pasé un tanto incomoda. Muchas preguntas sobre el mismo tema me ponían de un humor pésimo.

—¿Pará cuándo te casas tú?, ¿Para cuándo un bebé tuyo?, mira que el tiempo pasa y estás quedándote atrás—, eso y muchas cosas más, me tenían de mal humor.

Por ser la mayor de tres hermanos, debía casarme antes según mis padres, quienes ya me tenían un tanto harta de presionarme con cualquiera. Tuve un novio desde preparatoria, pero el muy tonto me engaño con una chica de intercambio en la universidad. Aún me costaba superar ese hecho, así que me enfrasque en ropa aburrida, mi trabajo como abogada y, en mis tiempos libros escribir sobre romance.

Soñaba con una familia, un príncipe azul que me rescatará de la torre y de muchos hijos. Pero eso solo era en mi imaginación y debía de poner los pies sobre la tierra y los ojos hacia el cielo, como debía de ser.

Llamé a Lorain, ella me cubriría en el trabajo el sábado y también sería mi asesora en moda para ese fin de semana. Había pagado mi estadía para hasta el domingo en la noche y disfrutar de un fin de semana alocado. Todas mis amigas me molestaban porque, aquí entre nosotros… yo aún soy virgen.

Muchas de mis amigas se burlaban por ese hecho, pero para mí, eso era sagrado. Debía de entregarme al hombre que amaría para el resto de mi vida pero; el tiempo ya no podía seguir pasando. Así que, me propuse experimentar una alocada salida furtiva con alguien que me gustara, pero lo dejaría para después de regresar de Asturias.

A los dos timbrazos del teléfono, Lorain contestó el celular un tanto ebria, haciéndome la solicitud de facetime y ayudarme con la ropa que llevaría para cautivar a más de algún extranjero guapo.

—A ver querida, la falda de cuero que te regale para tu cumpleaños, ponte esa y el croptop palo rosa que te dio Nelly—Dijo Lorain, señalando la parte más profunda de mi closet.

Obedecí por el simple hecho que ha estaba cansada de ser ignorada y de sumergirme en mi propia burbuja de lástima y depresión. Ya debía de superar el engaño de Travis.

Saque el conjunto y me lo talle, me daba pena como me quedaba ya que no era mi estilo, pero dicen que un cambio de look hace a que salgas de tu zona de confort.

—Me da miedo que me vean así—exclame angustiada y, tapándome el ombligo con la mano.

El atuendo era muy revelador a mi parecer, inmediatamente me ruborice al verme al espejo y verme diferente, mientras que Lorain gritaba improperios hacia mí persona, chiflando al verme de manera tan provocativas.

—Eso es mamacita, te ves deliciosamente bella. Ningún tipo se resistirá a ti, mañana te llevo unos regalitos a la oficina, mientras déjame en paz y empaca ese atuendo, que yo me encargo del resto—dice alocadamente, mientras se besa con un chico que no conozco.

—Esta bien, ¡pásala lindo!—acote y termine la llamada.

Eso había sido muy liberador, así que terminé de hacer mi maleta y me dedique a dormir, mañana sería un día muy corrido ya que tenía mucho trabajo y, el cual llevaría para adelantar algo en el camino a Asturias y ese fin de Semana, obviamente después de la boda, claro.

(***)

—Te traje estos trajes de baño, esta lencería sexy y… estos vestidos para que salgas de cacería, ya es hora que te liberes—exclamó la loquita de mi amiga, quien había llegado súper cargada de maquillaje en el rostro y café, mucho café para beber.

Había tenido mucho festejo ayer, así que, agradecí que pensara en mi al traerme todo ese arsenal lujurioso.

Tenía razón en algo, yo debía de liberarme de mi pasado, de los prejuicios y de mi misma, renovarme y ser una nueva versión de mí, disfrutar la vida porque solo era una.

—¡Gracias por tanto Lorain, prometo contarte todo cuando venga del viaje!—dije feliz.

La mañana transcurrió normal, salí temprano del trabajo ya que ella y Celi se encargarían de atender los asuntos del señor Ford y me fui directo al salón de belleza para aplicar un tratamiento en mi cabello y cortarlo. Un corte Bob combinaba con mi nuevo aspecto.

Mi tez trigueña, ojos azules y mi cabello castaño me hacían justicia. Mi altura de 1.70cm, eran lo que le daba el plus a todo; mis piernas largas.

Llegué a casa luego de hacerme la magia, me duche y maquille un poco, llegué al aeropuerto, sabía que mi vida cambiaría en este viaje, lo presentía y me daba miedo, me aferraba a la idea de experimentar cosas nuevas, aunque siempre tenía miedo a pesar de tener ya 23 años.

Subí al avión, me dispuse a leer unos documentos sobre el caso del señor Ford, algo me intrigaba y es que, a pesar de descubrir que el señor tenía varias denuncias por agresión, me parecía irrisorio por su actitud tan noble y sensible. Hice las correcciones en las actas que debía y me relaje, durmiéndome en caso todo el vuelo.

—Esperamos hayan disfrutado volar con nosotros, feliz destino y nos vemos al regreso—Dijo el piloto del avión, quien ya había aterrizado y yo no siquiera sentí.

Salí del avión rumbo al hotel, ya todo estaba arreglado, así que tomé un taxi y me fui.

Llegando al hotel, encontré a casi todos los invitados de parte de mi hermano, todos felices al llegar al magno evento, que, era toda una parafernalia. La novia tenía gustos carísimos, ella misma podía costearlos y mi hermano tampoco se quedaba atrás, aunque dudo que haya puesto un centavo en esta boda tan exorbitante.

Todos los invitados estaban listos para arreglarse e ir a la boda tan esperada de los Callaghan-Sheik.

Hice el check-in, de inmediato un botones me ayudo con mi equipaje, todos los presentes no me habían reconocido y, agradecí por ello.

Me cruce con unos hermosos ojos celestes, eran el mismo cielo, cabello pelirrojo, nariz respingada y de tez blanca como la nieve, un hombre perfecto con una altura mínima de 1.88cm. ¿Cómo podía calcular? Fácil, era el doble de lo mio y lo contaba por cabezas. Su mirada penetrante me dio escalofríos raros, pero el botones me sacó de ese ensueño y lo perdí de vista.

Me instale en la habitación 244 del hotel, me tomé una refrescante ducha y dormí un poco. Dieron las 11 de la mañana, la boda sería a las dos de la tarde, así que desayune en la suite, tomé de nuevo otra ducha y me empecé a arreglar, dejando los correos que debía enviar, ya entregados.

Tocaron a mi puerta, así que salí a abrir, la sorpresa era mi hermana mediana, Hillary. La abrace y la invite a entrar.

—¡Amo tu nuevo corte!—exclamó al borde de la locura.

Me sentí bien que me dijera eso, llevaba con ella el vestido que la novia hacía pedido para mí, su dama de honor.

—¡Gracias Hill, tú estás bellísima!— dije entre risas y emociones a flor de piel.

Hablamos de muchas cosas y, definitivamente hacía falta hablar con mi hermana, quien vivía una situación difícil con su pareja.

Me arregle y nos fuimos a la boda de nuestro querido hermano, bajamos el ascensor y ella se adelantó a saludar a nuestros padres, quienes no habían dejado de llorar de la emoción y los nervios de entregar a mi hermano en matrimonio.

Mientras eso pasaba, yo iba a tropezar con un perrito que se escapó de su dueño, sin duda.

Unos centímetros bastarían para caerme y salir lesionada, pero unos brazos fuertes y musculosos me sostuvieron… cuando abrí los ojos era él, eran esos ojos cielo que me habían hecho sentir escalofríos de pies a cabeza.

—¿Esta bien, señorita?—exclamó ese hombre guapísimo.

Mis manos sudaban y mi cara ardía de la vergüenza.

Me levante de su regazo y alise mi vestido color celeste que, me quedaba tallado y tenía un escote muy pronunciado. ¡GRACIAS CUÑADA!.

—Sí, gracias por salvarme—dije nerviosa.

Él asintió y me dedico una sonrisa coqueta, luego se estaba acercando Hillary, cuando de repente el hombre guapo ya no estaba ahí conmigo.

—¿Por qué tandas tanto? La ceremonia ya va a empezar y la novia ya está intranquila porque no llegas—acotó mi hermana, mientras me recompuse de ese encuentro y camine con ella hacia la playa, donde sería la boda.

Una ceremonia hermosa, un amor tan bello el que se nota a en el ambiente, me dio mucha nostalgia, llore de principio a fin, luego con el “Si, acepto”, fue algo mágico y, a la vez sentí una pizca de envidia.

Era horrible, lo sé.

Luego de eso y de despejar mis pensamientos, todos se pusieron a bailar, comer y beber, fue una gran fiesta.

Mi hermano estaba necio de presentarme a un amigo, Kevin.

Era aburrido, feo y no tenía gusto ni tacto para tratar a las mujeres, así que lo evite y salí rumbo al bar que tenía el hotel, pedí una copa y me olvide de la boda de mi hermano, ya había cumplido con estar ahí.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo