Capitulo 4

Emily sintió que la sangre le hervía en cólera mientras se dirigía al auto, solo unos veinte minutos fueron suficientes para hacerla arrepentir de haber regresado. Estaba rechinando los dientes con odio, sin embargo, sola una cosa la tranquilizo ligeramente.

La medula Ósea para Yohana...

'La señora Wen es una mujer muy cariñosa y dulce, su hija Yohana es una niña muy feliz que nació débil, hace unos meses su salud empeoró y solo una operación puede salvar su vida. No encontré un donante, pero le prometí a la señora Wen que lo encontraría, ahora todo depende de mí, después de todo no tengo otra opción más que hacerlo... Le debo mucho... Si no ahora yo'—pensó con una expresión gélida

—Esta situación se ha salido de mis manos—gruño Emily, Inhalo y exhalo, sintiéndome frustrada por su situación y entro al auto.

Tan pronto como entro se recostó en el timón abatida, con solo recordar la palabra 'matrimonio' se llenaba de impotencia e ira por no poder detener el proceso que tanto evito.

—Y de entre todas las personas tenía que ser un 'Spencer'—siseo Emily—Incluso mi Padre no protesto al respecto —Emily se rio entré dientes con amargura.

En esos diez años ni siquiera Emily podía hablar correctamente con su Padre, debido a la tristeza que la consumía y la abrumaba.

Por esa razón, ni siquiera podía verlo cuando él le pedía verla.

Pero aun así, Emily recuerda que era él quién la llamada y enviaba mensajes preguntando sobre su bienestar.

Tal vez le hubiera gustado cuando era niña, pero ahora ya no sentía nada de calidez cuando vio a su Padre, tal como ella lo pensó, su relación padre e hija se rompió hace mucho tiempo, incluso mucho antes.

En alguna parte de su corazón espero la verdad de la boca de su Padre, pero sin importar cuanto espero nunca llego esa verdad a sus oídos, así que dejo de esperar algo de su Padre.

Emily se puso una barrera contra todos, la razón fue porque Emily desarrollo una fobia a la gente debido a su desafortunada infancia. Así, descartó completamente cualquier sentimiento de atención plena y empatía hacia los demás.

Emily no aceptaba ningún tipo de error, ella era eficiente en su trabajo que nunca mezclo lo personal con lo laboral, además alejada completamente de los hombres para enfocarse en su vida profesional, incluso se abstuvo de tener amigos.

Sin embargo, a pesar de ello, tenía un profundo respeto hacia su niñera, la Señora Wen que era una de las pocas personas que cuidaban de ella desde que nació la Señora Wen protegía a Emily de su malvada Madre. No obstante, al cumplir Emily 8 años fue despedida por Gyeong-hui Williams, la madre de Emily ,dejándola completamente sola.

Todo para que Emily no se sintiera amada y querida por otros cualquiera que lo hiciera era despedido de inmediato, incluso en algún punto creyeron que estaba siendo muy paranoica, pero su odio no le permitía ver lo que sus acciones causaban en Emily.

Diez años atrás, Emily, cuando llegó a Francia después de salir del hospital, se instaló en un departamento que sus Abuelos prepararon para ella, era uno grande y lujoso después de casi de 17 años, al fin podía respirar con tranquilidad la paz que tanto había anhelado ahora se hacía realidad. Incluso si la abrazaba la soledad no era algo que Emily desconocía, ya que siempre estuvo sola. 

Cierta vez, mientras paseaba por las calles de Rue de Rivoli se encontró con una pequeña panadería, el dulce aroma del Pan recién horneado cosquillo su nariz. Emily entro por la puerta haciendo sonar el tintineo de una campanilla.

Una señora de mediana edad salió a atenderla, tenía un delantal crema y gorro blanco sobre su cabeza, Emily al ver a la señora abrió levemente los ojos y pregunto:

—¿Cómo ha estado Señora Wen?

Tan pronto la señora escucho la pregunta de la joven, esta soltó la bandeja vacía al suelo y se cubrió la boca con ambas manos de la sorpresa.

—Pequeña señorita es realmente usted, mire cuanto ha crecido la última vez que la vi era solo una niña pequeña—dijo la mujer entre lágrimas.

Abrazándola y apretando suavemente sus mejillas, la señora Wen empezó a decirle lo grande y hermosa que estaba, invadiéndola con muchas preguntas por minuto.

—¿Y qué hace aquí, señorita?... ¿acaso está de vacaciones?—pregunto la señora Wen sin dejar de verla con adoración.

—No estoy de vacaciones a partir de ahora viviré en Francia—respondió Emily con desdén.

—¿Acaso tuvo un problema con sus Padres? —pregunto la señora Wen con un tono rígido

Emily frunció ligeramente el ceño y respondió—Fue mi decisión vivir en Francia.

Fue entonces que la señora Wen se estremeció al ver la profunda frialdad en los ojos de Emily—Está bien señorita, no es necesario dar detalles, siéntese debe estar cansada, le prepare un café.

Luego de que la señora Wen trajo el café, se sentó para poder hablar con Emily, durante un tiempo la Señora Wen era muy feliz de que Emily fuera a visitarla; sin embargo, Emily no mostraba ninguna expresión, solo una mirada fría e indiferente se cruzaba en su rostro.

Sin embargo, su única hija Yohana que en ese entonces tenía un año, se le diagnosticó Leucemia, pero con los tratamientos adecuados su vida cotidiana mejoro, no obstante cuando Yohana cumplió 11 años necesitaba un trasplante de médula ósea o como se conoce ‘Trasplante Alogénico’, la señora Wen podría haber sido una posible donante, pero no era compatible, ante tales situaciones se buscaba a alguien compatible en los registros de donantes, pero ninguno era un posible donador.

Emily expreso que haría lo necesario para encontrarle un donador compatible a la hija de la señora Wen, pero al mismo tiempo recibió una llamada de sus Abuelos pidiéndole regresar de inmediato a Nueva York sin esperar que se trataría de su matrimonio arreglado.

En ese momento, el teléfono de Emily comenzó a sonar. Sacando el teléfono de su bolso, miró el identificador de llamadas nada más para ver que era Delmont, su jefe.

Suspirando cansada contesto

—Señor Delmond—dijo con una expresión indiferente

—Señorita Emily, me enteré de que viajo de emergencia a Nueva York…¿Está todo bien?.—pregunto preocupado

—Si todo está bien no es necesario que se preocupe, me encargaré de algunos asuntos y regresaré a Francia lo antes posible—respondió Emilia frotándose la cien.

—Ya veo, me alivia saber que está bien, si necesita algo no dude en contactarse conmigo—dijo amablemente.

—Muchas gracias, señor Delmond lo tomaré en cuenta, pero pienso que debería descansar, aquí son las 16:50 PM y haya las 22:50 PM así que es muy tarde para usted, lo contactaré si algo sucede—hablo Emily antes de cortar la llamada. Impidiendo al hombre objetar algo más.

Emily, cuando levantó la vista, su rostro estaba en blanco de cualquier emoción.

—Que rápido llego la noticia de mi ausencia a los oídos de mi jefe.

Delmond Bertrand era Director ejecutivo de una de las empresas de moda más reconocidas y de alto nivel de Francia, un hombre de 27 años, generoso, amable y atento; heredero del Grupo Bertrand y el soltero más codiciado de todo Francia, no solo por su atractivo rostro sino por su cálido temperamento.

Mientras tanto, al otro lado de la ciudad de Manhattan.

La brisa primaveral barrió la ciudad mientras el sol se ponía proyectando una sombra ominosa, sin embargo, se estaba gestando una tormenta en un edificio específico.

—¿Ella ya apareció?—Una voz profunda habló mientras su cuerpo emitía energía peligrosa.

Su secretaria, a pesar de estar a su lado durante años, aún temía a su jefe, suplicaba por dentro que el mensaje de texto apareciera en su teléfono un sudor frío bajo por su espalda por la presión que su jefe le estaba demostrando.

Fue en ese preciso momento que su teléfono vibró en su mano, dejando aliviada a la secretaria que leyó el mensaje de texto con prisa...''La señorita Williams ha llegado a la Villa de los Williams y reservó.....''

La secretaria levantó la mirada y dijo—Sí... Sí, señor, ha llegado, según nuestra información, la señorita Williams reservo una habitación en el hotel en el centro de Manhattan—la secretaria se quedó rígida frente a su jefe que no decía nada al respecto, con el sudor cayendo por su cuello, espero solo salir.

—Que todo esté listo para este fin de semana—Charles Spencer se dio la vuelta y miró hacia la ciudad. Sus ojos hundidos brillaban peligrosamente fríos mientras miraba la ciudad.

Una fracción de segundo después, Charles Spencer sonrió, una sonrisa satisfecha y peligrosa se curvó en sus labios—Emily, creo que todavía no has descubierto dónde estás parada ahora.

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