Capitulo IV

Merida se quedó con la mirada fija en el frasco que Lee Joon, le había depositado en la mano, su corazón latía con fuerza amenazando con salir de su pecho en cualquier momento, aún no sabía cómo había permitido que algo así pasará, jamás ha sido la clase de chica que se deja llevar por impulsos y menos arrojarse de ese modo en los brazos de algún extraño, por muy atractivo y sexy que fuera. Lo prudente era salir cuanto antes de aquel lugar, pero antes tendría que recuperar sus cosas. Cada minuto que pasaba en aquella casa se exponía a que la descubrieran, pero Lee Joon la había besado y aunque solo fue una leve caricia de sus labios contra los suyos, la atracción que había entre ellos era casi indescriptible y única, ella tenía miedo de descubrir que era lo que se escondía detrás de aquel hombre tan controlado, pero a la vez sus alarmas internas le advertían que se mantuviera alejada de él.

En todo el día no volvió a saber de Lee Joon, fue entrada la noche cuando se dejó ver por la habitación, se detuvo en el umbral de la puerta con las manos en los bolsillos laterales de sus vaqueros, una sonrisa cauta en los labios y ojos brillantes.

_ ¿Cómo sigue la inválida?_ pregunto en forma amigable. Merida se sintió un poco nerviosa al recordar lo fácil que es bajar la guardia en presencia de él, inclinó la cabeza y su cabello le cayó en el rostro con un velo.

_ Quisiera disculparme por haberte besado en la mañana_ dijo él_ Fue culpa mía, no tienes porqué sentirte avergonzada.

Merida se percató que él estaba asociando la confusión que le provocaba tenerlo cerca, a timidez por el beso que habían compartido antes, cuando levantó la mirada para explicarle se encontró con sus ojos oscuros llenos de anhelo, la garganta se le seco, ya no supo que decir solo deseaba que el volviera a besarla, la tomara en sus brazos y el tiempo se detuviera como pasaban en las películas románticas, con la música de fondo para colocar más magia a la escena, su música idónea para esta ocasión sería “ Perfect” de “Ed Sheeran”, porque para ella ese sería el momento perfecto. Pero como no era Hollywood tendría que volver a al mundo real y aceptar que se disculpara por haberla besado, aunque se derritiera por dentro como helado por probar nuevamente sus labios. Y es que no supiera que ella también tuvo responsabilidad en aquel beso, lo había sentido acercarse detrás de ella, cuando se dio la vuelta jamás imaginó que estuviera a solo un paso, pero tuvo miedo de alejarse y que él se diera cuenta lo turbada que la hacía sentir su presencia. Siempre había pensado que los asiáticos eran fríos y controladores, con un serio sentido por la moral, tenía entendió que no podían estar a solas con una mujer que no fuera de su núcleo familiar; claro aunque Merida no compartía su cultura la respetaba, para ella resultaba tan soberbio que en pleno siglo XXI, todavía los hombres de esa nación querían enfatizar su autoridad sobre las mujeres, disfrazando de pudor el miedo que les da verlas disfrutar de su sexualidad e ideales, pero volteaban los rostros hacia otro lado cuando era el hombre quien no cumplía sus estándares de moralidad, entonces se podría decir que juegan una doble moral acá, “La ley del embudo”, como le dicen, pero si Merida pudiera resaltar lo positivo de esa cultura sería lo meticulosos que son en el cuidado personal, siempre iban tan elegantes, tan pulcros… para ellos la apariencia personal era muy importante su estilo de vida, al igual que su peso corporal tanto en mujeres como en hombres.

Pero Lee Joon era diferente según su percepción, tenía cuerpo atlético, hombros anchos y fuertes, su estatura de un metro noventa lo hacía destacar más, haciendo que su metro setenta y seis del que siempre estuvo orgullosa ahora quedará reducido.

Merida llegó a Corea del Sur con la esperanza de concentrarse en su recién comenzada carrera en la fotografía, estaba segura de no tener problemas amorosos ya que tenía un estándar muy elevado con referente al sexo opuesto y los asiáticos no estaban en él o por lo menos eso creía antes de conocer a Lee Joon que ahora le estaba haciendo dudar de sus expectativas con el género masculino.

Merida se reunió con Lee Joon en la cocina de aquella casa en el bosque tan acogedora, a parte de la vista tan majestuosa, contaba con una decoración sencilla pero exquisita, la mesa amplía dispuesta en el centro estaba llena de varios platillos que se veían apetitosos, había olvidado lo mucho que le gustaba a los asiáticos comer, no es que a ella le disgustara la gastronomía de Corea del Sur, pero había alimentos que prefería evitar específicamente aquellos que se ingerían crudos, y evitaba comer en exceso a la hora de la cena debido a que su metabolismo era algo lento para digerir los alimentos, no quería terminar con sobrepeso, pero claro para los asiáticos esas menudencias no eran problemas contaban con un gen característicos que evitaba que estos engordaran con facilidad, como el resto de los mortales, aunque para Merida el peso corporal era lo que menos le importaba en ese preciso momento, tenía que buscar la manera de salir de ese lugar cuanto antes, por supuesto; no sin antes recuperar su ropa y el resto de sus cosas.

_ Hola_ saludo ella al encontrarse a Lee Joon esperándola en la mesa.

_Espero que tengas hambre_ dijo el señalando el banquete que había preparado el ama de llaves para ellos.

_ ¡Vaya! Todo se ve realmente exquisito_ dijo Merida sorprendida por el despliegue culinario.

Degustaron algunos platillos colocados en la mesa, ella estaba más que satisfecha, se había olvidado cuando había sido la última vez que comió tanto.

_Me alegra que te gustará_ dijo Lee Joon una vez terminaron de cenar _ Me gustaría que me hablaras de ti Merida quiero conocerte más.

Ella casi se atragantó con el agua al escucharlo decir eso y comenzó a toser.

_ ¿Estás bien?_ le dijo él pasándole una servilleta.

_ Si gracias. Que es lo que quieres saber exactamente, la verdad no hay mucho que contar sobre mí, no quisiera aburrirte_ Los temores de Merida se hacían realidad, sabía que mientras siguiera en esa casa, él iba a comenzar a interrogarla, saber que hacía sola en la cima de aquella montaña rocosa en el medio de la nada.

_ Siempre tenemos algo para contar de nuestras vidas que para otros será fascinante, a veces uno mismo se sorprende de la cantidad de historia que puede estar guardada aquí_ dijo llevándose la palma de la mano derecha al pecho _Aguardando solo por los oídos atentos indicados_ señaló.

_ ¡Eh! ¡Bueno!... Nací en los Ángeles, California, aunque tengo raíces italianas por parte de mi padre y rasgos Irlandeses gracias a mi madre_ dijo ella señalando su cabello con una mueca_ De niña tuve que soportar burlas por mi apariencia, había algunas personas que pensaba que ser diferente era una aberración, me veían como un bicho raro, en la adolescencia cometí la tontería de teñir mi cabello desesperada por ser aceptada, por ser igual a los demás, pero no fue la mejor de mis decisiones_ dijo tratando de disimular el dolor que le causaba recordar esa época gris de su vida_ Mi cabello tuvo un color extraño durante meses, pero eso me sirvió para aprender la lección y entender que en este mundo las diferencias solo nos hacen únicos, y que en el camino encontrarás quien no las entiendan, pero también habrá aquellos que te acepten como un ser diferente, único en un mundo de iguales.

Lee Joon guardo silencio, como esperando a que ella continuará mirándola fijamente le dijo:

_ Te entiendo perfectamente, debió ser duro para tus padres verte sufrir de esa manera siendo tan joven.

_Mis padres murieron cuando yo apenas tenía cuatro años, fue un accidente en coche un conductor ebrio los saco de la carretera, yo me encontraba en el asiento trasero con el cinturón de seguridad puesto _ Se quedó en silencio un momento y luego añadió_ Solo me quedo esto_ Se levantó de la silla para mostrarle la cicatriz que tenía en el lado derecho de la costilla_ Es un recordatorio de lo afortunada que fui_ se colocó nuevamente la bata en su lugar, que había abierto ligeramente para que él pudiera ver la marca, luego volvió a sentarse y agarro su vaso de agua para beber un sorbo, pues sentía la garganta seca.

_ Lo lamento sinceramente_ dije él.

_ Está bien, fue hace mucho_ dijo ella_ ¿Y tú? ¿Qué me cuentas de ti?

_ No sé, por dónde empezar_ dijo él nervioso_ Tengo veinticuatro años, nací aquí en Corea del Sur, pero desde muy pequeño fui llevado a Inglaterra a estudiar, mis padres son dos científicos reconocidos, mi madre Seo- Yun Gho, mi padre Sang - Jung Gho Yoon, ambos soñaban que yo les siguiera los pasos, pero mi pasión está en el arte, en la actuación, por lo que comprenderás soy una decepción para ellos, tengo un hermano mayor Do - Yun Gho, que es Doctor, por cierto ya lo conociste_ y sonrió_ Ellos me enviaron a occidente con la esperanza de que yo estudiará ciencias avanzadas en la bioquímica, y así lo hice, cumplí con sus deseos, pero eso no era lo que me hacía feliz a mí, hice una audición para una obra de teatro en la universidad de las artes en Londres, conseguí el papel del personaje principal y una agencia caza talentos me descubrió, cuando regrese a Corea del Sur, ya tenía una sólida carrera en la actuación y esto provocó el enfado de mis padres.

_ ¿Por eso estás aquí, solo, apartado del mundo? Es triste que no puedas ser feliz con la vida que elegiste.

_ En parte estoy aquí para pensar sin distracciones, tengo que tomar una decisión importante.

_ Aunque te llegará una sin esperarlo_ dijo Merida bromeando.

La carcajada de Lee Joon fue sensual y profunda, haciendo que le brillaran los ojos, a Merida le pareció que cuando reía de esa manera aparentaba ser más joven, pero también reflejaban sus ojos una profunda tristeza, como si algo le causará preocupación, Merida sabía que había algo más, era fotógrafa e intuía esas cosas.

_ Así que eres una súper estrella_ dijo Merida fingiendo asombró_ Me darías un autógrafo_ se mofó.

_ Creo recordar que te di algo mejor_ le respondí él con picardía.

Merida se sonrojó, lo que le hizo recordar su plan inicial que era salir cuanto antes de ahí, pensar en alejarse de él le causaba nostalgia, pero no quería seguir fingiendo, se sentía ruin, ahora más cuando él acababa de contarle cosas privadas de su vida, debía ser racional y salir de su vida, aunque eso la entristeciera. Lee Joon era un hombre encantador, fascinante, increíblemente atractivo, pero a la misma vez capaz de sentir una infinita ternura.

_ Me… Quisiera recuperar mis cosas, ya me siento mejor, y creo que debería irme_ soltó Merida sin preámbulos.

_ ¡Vaya!_ dijo Lee Joon sorprendido _ Que cambio de tema tan drástico.

_ ¡Lo siento!, Es solo que, he permanecido aquí más tiempo del necesario, y mi amiga debe estar preocupada_ mintió Merida.

_ Está bien, supongo que tienes que cumplir con tu itinerario_ dijo Lee Joon encogiéndose de hombros.

_ Si… Bueno con respecto a eso, quisiera que supie…

Pero antes de que Merida pudiera completar la oración, se quedó sin habla ante una visita inesperada.

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