Capítulo 4

Abrí los ojos de golpe, la fuerte luz del exterior me cegó por completo. Mi cabeza era una especie de tambor que dolía incansablemente y ya no sabía si quería levantarme o si quería seguir acostado. Me levanté aún con ese dolor insoportable, palpitándome como si un martillo golpease mi cerebro y intente vestirme aún con ese dolor. Miré a mi alrededor y note que mi molesto compañero de cuarto se había ido y en su cama estaba mi libro, una pastilla y una hoja de papel.

"En la mañana te quejaste de que te dolía la cabeza, te dejo un perifar y gracias por prestarme el libro"

Agradecí internamente por ese gesto, parece que se ha tomado nuestra tregua demasiado enserio, pero intente seguir con mi vida como si nada y me apuré a vestirme para irme. Al salir a la cabaña, vi que Guillermo estaba saliendo con algo de dificultad y aunque quise acercarme a el, al final opte por ignorarlo e irme. Se que el no tiene la culpa, pero realmente me siento demasiado enojado aún y no quiero ver a mis amigos.

La mañana arranco bastante normal, podría decir y el dolor de cabeza se fue aliviando lentamente. No me sentía tan mal como antes y eso podría decirse que era algo demasiado bueno, realmente estaba agradecido por este acto y me molestaba que hubiese sido el quien lo había hecho. Realmente decidí no darle demasiada importancia y centrarme en lo que sería ese día para mi.

Me molestaba tantas cosas respecto a todo esto, no entendía porque estaba obligado a hacer ciertas cosas. Se que fue estúpido de mi parte pensar que sería diferente, solo yo defendiendo lo indefendible. Pero hay que ser honestos, a pesar de que mis amigos actuaron como unos idiotas, al final logré salir adelante de eso y manejar mi vida de una foram bastante sencilla. Pude lograr con esfuerzo, ganar una reputación que me permitiese proteger a mis amigos y a toda la gente que me preocupaba notiramente y de esta manera hacer todo más fácil.

Limpiar la playa, no parecía ser algo que nos fuera a tomar demasiado tiempo y era sencillo lidiar con cada parte del trabajo, aunque era molesto que el estuviera a pocos metros de mi y no saber que hacer. ¿Debía darle las gracias o hacer de cuenta que no había pasado nada? era algo demasiado complicado de asimilar y aunque intentara tomar la decisión correcta, al final era como si volviera al mismo punto anterior.

—Es bueno volverte a ver Aron —dijo uno de los hombres encargados de la playa, todos habíamos decidido tomar un descanso.

—Señor Rodríguez. También es un placer volver —murmuré yo y el pareció complacido, aunque sentí que no faltaba mucho para que preguntara por Emma.

—¿Y Emma como esta? —preguntó el señor, yo sabía que al final si lo haría.

—¿Emma? —pregunté para mi mismo, todos me escucharon inevitablemente— Ella ya no esta, se fue al paraíso —contesté con cuidado y de repente el me observó con pena.

—Lo siento mucho Aron, no sabía. Mi más sentido pésame —dijo rápidamente y yo le sonreí, quería que todos pensaran que eso ya era el pasado para mi— Ella era la más hermosa flor que pude haber visto, pero, ¿como pasó? —sus preguntas tenían sentido, son las que todos nos hacemos cuando pensamos en la vida arrancada de Emma.

—Fue un triste accidente, ocurrió a fines de nuestro primer año. Pocos meses luego de que dejáramos de venir —contesté suavemente, no quería ser demasiado lanzado con este tema y tampoco quería que supieran, que Emma había cometido suicidio.

—Lo siento Aron, realmente es muy triste —asentí antes sus palabras, a mi también me resultaba totalmente triste e indescriptible.

El descanso terminó y decidimos volver a limpiar la playa, era tan difícil todo y al mismo tiempo volvía las cosas más fáciles cuando pensaba en ello. Odiaba recordar a Emma, ella siempre lograba hacerme llorar y querer morir. Solo ella podía destruirme la vida en un solo segundo y fue su muerte lo que me arranco el alma entera y se perdió en el olvido. Mi alma se prendió fuego y se desprendió de la vida, soltándose cual humo de viento y me hizo pensar que ese era mi simple y crudo destino, solo y sin nadie a quien amar.

Emma marco mi vida de una forma que nadie logró jamás, me hizo llorar y sentirme basura por completo, me hizo odiar cada parte de mi y como no fui consciente de que su cuerpo solo albergaba un alma muerta. Aunque no lo crean, Emma era un muerto viviente. Ella tenía el alma hecha pedazos y su cuerpo, no era más que una masa vacía de energía y lo que ella hizo, fue simplemente darle descanso a su cuerpo agotado, agotado de vivir.

Me senté en el suelo mientras observaba el agua y recordaba cada momento vivido en ese lugar, mi alma se contrajo y mi cuerpo sintió una fuerte oleada de frío, nostalgia y recuerdos rotos. No podía pensar en nada, solo en ella, en como se sentían sus abrazos y era duro recordarlo, porque ahora me siento vacío sin ella, vacío sin sus brazos. Cuando me sentía triste, ella me abrazaba y cuando me sentía totalmente vacío, ella con sus brazos me daba calor y vida. Nada es igual desde que ella no esta y la extraño cada día de mi vida. No siento nada si ella no esta.

Las lágrimas salieron de repente de mis ojos y bajaron incansablemente por mis mejillas al son de una música triste. El llanto era cada vez más preciso y constante, no sentía que esas lágrimas se llevaran mi dolor, solo lo volvían más penetrante. En ese momento, un brazo danzó por mis hombros y comenzó a darme leves masajes en el hombro derecho. Giré mi cabeza y pude ver a Guillermo, mi mejor amigo. Es el único que sabe sobre Emma, ni siquiera mi pandilla, ni Alejandro lo saben, solo el.

En cuestión de días, la playa quedo reluciente y era más divertido hacerlo entre amigos. De vez en cuando, Alejandro molestaba a Gilbert y sus amigos, cosa que era bastante gracioso. Ellos nos devolvieron las bromas y al final terminamos en una situación bastante complicada. Nos tomó más de una semana limpiar todo el desastre que causo Alejandro, pero ya estamos acostumbrados la verdad.

Luego de eso no tuvimos que preocuparnos por eso y pudimos tomarnos un tiempo para comer, relajarnos y hacer uso de la playa. Digamos que era bastante tarde, estaba comenzando a anochecer y teníamos que comenzar el siguiente servicio al amanecer, pero intentábamos mantenernos tranquilos mientras tanto. Agustina y Alejandro acabaron peleados y llevan varios días sin hablarse, pero conociéndolos no durará.

Estaba tranquilo observando el paisaje y tomando algunas fotos del agua, cosa bastante curiosa. Al llegar acá nos sacaron los celulares y las cámaras solo nos la permiten usar en momentos como este o fines de semana, cuando tenemos libre. De esta manera podemos dedicarnos a vacacionar un poco, pero solo un poco, son rígidos respecto al castigo y eso es bueno, de esta manera le dan un escarmiento a  Alejandro.

En eso siento que alguien me empuja y cuando menos me lo esperaba, ya estaba zambullido en el agua. Patalee bastante para recuperar mi compostura y me costó respirar una vez fuera. Alejandro me observaba con una mirada bastante traviesa, esas miradas que da el cuando hace travesuras y luego es empujado por Guillermo, este si ríe en cuanto lo lanza al agua.

—Karma pendejo —dice riendo y comienza a bailar. Hay que admitir que Guillermo es muy divertido, no es travieso como Alejandro, pero es divertido.

Yo me rió con ganas y Guillermo se lanza al agua. Finalmente comenzamos a jugar los tres y acabamos olvidando que a nuestro alrededor esta lleno de gente. Pero no nos importa de todas formas. Alejandro se trepa en mi espalda y Guillermo se cuelga de su cuello haciendo hundirse hasta el fondo y yo no dejo de reírme ni un segundo. En ese alboroto, giro la cabeza por dos segundos y veo a Gilbert junto a su amigo, quien es el compañero de Guillermo, riendo mientras nos veían.

—Creo que es hora de salir —dije yo y me puse de pie para irme a la cabaña.

Una vez dentro, me despedí de mi mejor amigo y me fui directo a la habitación. Me recosté a leer un poco y no me percate de que Gilbert había entrado también y se había recostado tranquilamente en la cama. El estaba tarareando una canción que llamó bastante mi atención, pero decidí seguirlo ignorando y volver a lo mío, pero era muy difícil.

—Aron —escuché de repente su voz y levante la mirada.

—¿Qué quieres? —pregunté con molestia y el solo se puso de pie, acercándose levemente.

—Tus amigos y tú son muy divertidos —sus palabras me llamaron bastante la atención y sobre todo su sonrisa, ¿como tenía la capacidad de sonreír así?

—Mis amigos son una bomba de tiempo y a veces demasiado peligrosa —acoté yo sonriendo y el también sonrió.

—Mis amigos no son tan así, se divierten pero no a ese límite —murmuró de repente y se sentó en mi cama— ¿Por qué nunca quisiste ser mi amigo? —soltó esa pregunta de repente y me dejó totalmente en shock.

—¿A que viene esa pregunta? —pregunté riendo y el solo me observo, parecía esperar mi respuesta.

Me tomé unos minutos para analizar mi vida desde que lo conocí y no creo tener una respuesta a esa pregunta. ¿Por qué lo odio? No lo se, solo lo hago, no ha razón para eso. Pero admito que cuando lo conocí, el realmente me atrajo. Pero digamos que el tiempo, su heterosexualidad y la mía claramente, al final me demostró que no había espacio para nada más. Después no se, simplemente me cansé de el y cuando entro a esa facultad, mi rechazo se volvió odio.

No es algo personal, creo que muchos deberían saber eso. Solo es difícil manejar ciertas situaciones, pero realmente lo intento. Está fuera de mi alcance algunas cosas, pero hago lo mejor que puedo. Querer u odiar a alguien, no es algo que podamos definir fácilmente, necesitamos muchas cosas para poder hacer de eso una decisión coherente. Pero más allá de todo, no se realmente porque le odio tanto.

—No lo se

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo