Capitulo 2

Despierto en una habitación oscura y la silueta de un hombre en la puerta.

Lo primero que pienso es que es Gustavo hablándome para que le haga un café; me le quedo viendo esperando que hable. Y poco a poco mi mente comienza a despertar y empiezan a caer los recuerdos en su lugar uno a uno.

Me siento tan rápido como un resorte y todo me da vueltas, no me importa, solo quiero poner más distancia entre él y yo.

Me alejo todo lo que puedo y en mis prisas me golpeo la cabeza contra la pared.

Me la sostengo entre las manos y cierro los ojos en un intento de que todo deje de dar vueltas.

Parpadeo un par de veces comprobando mi estado.

Siento el colchón hundirse junto a mi encontrándome con el mismo tipo en frente.

Intento apartarme, pero me toma la cara –Quédate quieta, solo quiero comprobar si te hiciste daño-

Dejo que me vea y al terminar se sienta junto a mí y nos quedamos viendo por un rato.

Es un hombre duro, se le nota en sus facciones. Es atractivo, aunque no podría decir que es guapo; es peligroso se le nota en los ojos y no le ayuda la cicatriz que le atraviesa la mejilla.

Me doy cuenta que noto que estoy viendo su cicatriz cuando aprieta los labios.

- ¿te molesta? -

- ¿Qué? -

-la cicatriz-

-no-

- me alegro. Porque la miraras mucho-

Cuando hace ademan de levantarse lo tomo del brazo.

- ¿por qué estoy aquí? -

- porque este es tu hogar ahora-

-Pero, ¿porque? -

- porque te quiero aquí y punto-

- ¿y si me están buscando? -

Se levanta riendo – los dos sabemos que no. Ni Gustavo ni Teresa lo harán-

Me quedo helada - ¿fueron ellos? -

-No. Te investigue y por eso se cómo se llaman. Lo sé todo de ellos. De ti. -

Esto último lo dice mirándome atentamente, como buscando alguna reacción.

- ¿y si quiero irme a casa? -

Camina hasta la puerta de la habitación tomando el pomo de la puerta- ¿quieres regresar con ellos? -

-no- digo bajando la mirada.

Cuando cierra la puerta tras de sí dejándome sola. Me acuesto abrasando mis rodillas sobre mis pechos.

Tengo miedo, no sé qué va a pasar, pero se, sin ninguna duda que cualquier sitio es mejor que esa casa.

No sé cuánto llevo dormida, pero se con toda certeza que no me están buscando. Todo lo contrario, deben estar agradecidos de que me haya ido.

Estoy completamente sola y hoy me doy cuenta más que nunca.

No soy tonta. Sé muy bien porque me quiere Javier aquí.

Lo noto en cómo me mira, pero finjo ignorancia.

Aunque sé que esto no me servirá por siempre, quiero alejar lo más posible ese momento.

Por el momento Javier es feliz con verme y olerme el pelo.

Al principio era realmente incomodo cuando me tomaba por los hombros y me pegaba a la pared, para tenerme acorralada y así poder meter su cara en mi cuello y olerme por lo que parecían horas.

Pero con forme pasa el mes se ha vuelto más un ritual para antes de dormir. Y aunque me he acostumbrado jamás podría decir que lo ignoro.

Solo es más fácil estar a su lado; y sé que me está preparando para que baje la guardia a su alrededor y pase lo inevitable.

Por lo pronto aún tengo mi propia habitación y si bien no tiene seguro y puede entrar a conveniencia aun es una barrera. O eso es lo que me digo.

Este mes Javier me dijo que se lo tomo de descanso para conocernos mejor y a excepción de la mujer de la limpieza no ha tenido visitas en la casa, pero algo me dice que eso no durara mucho.

La otra noche al salir del baño después de una ducha lo encontré en medio de la sala

Con el celular en la mano. En una clara señal de haber acabado una llamada.

No sé qué clase de llamada era, pero se sorprendió al verme. Cuando pensé que diría algo sonó el timbre y salió corriendo escaleras abajo.

Yo seguí mi camino a mi habitación.

No me importa que hagas con él.

Vuélvelo m****a, mátalo, me importa un carajo-

-pensé que era mejor avisarte antes de que te enteraras por las noticias-

-solo te encargue una cosa-

- Javier se razonable. Tarde o temprano se terminará dando cuenta- se escuchan golpes.

- ¡no metas a Laura en esto! -

Te pedí una cosa, fallaste, asume tu error y no vengas a mi casa a llorar. Nadie me quitara mi tiempo con ella, te dije que tiene que conocerme o no va a confiar en mi-

- ¿entonces ya no nos reuniremos aquí? -

- sí, pero por ahora no. Por eso te dije que te encargaras de todo. -

-bien-

-trae mi dinero, lo que hagas para conseguirlo no es mi problema-

Escucho la puerta cerrarse y me meto a mi habitación para que Javier no se dé cuenta que escuche su conversación.

¡Dios! ¿Que era todo eso?

Quizás me apresure en mi decisión de quedarme con Javier.

¿y si era mejor malo por conocido que bueno por conocer?

¡por Dios! ¿si quiera tuve una opción?

Nunca me sentí tan impotente.

Llevo tres meses con Javier y poco a poco hemos formado una rutina.

La primera vez que vinieron los hombres de Javier pensé que mi miedo anterior era infundado.

Solo eran un grupo de hombres encargando pizza, tomando cerveza y jugando cartas. Talvez era un poco raro que ninguno me hablara, pero eso se podía atribuir a que no nos conocíamos.

Yo estaba feliz comiendo mi rebanada de pizza y viendo la televisión desde la barra de la cocina.

Cuando la tranquila platica comenzó a subir de tono.

¡¡ a mí no me van a tratar como a su pendejo!!- Javier se levantó tirando su silla y aventando sus cartas a la mesa.

¡¡ no te comportes como uno!!-

Te dije la semana pasada que me trajeras mis cosas- dijo Javier

También dijiste que no te volviéramos a molestar aquí-

¡¡NO JODAS CONMIGO!! Ya me estas cansando con tu actitud-

¿yo te estoy cansando? talvez si te dejaras de tus joterias-

Que m****a, amigo- dijo otro

Sabes que es verdad, desde que se obsesiono con esa perra está descuidando el negocio. Lo mejor será sacarla del camino- dijo sacando una pistola de sus pantalones y apuntando en mi dirección.

Me quedé completamente helada que ni siquiera me di cuenta cuando Javier saco su pistola.

Lo siguiente que supe fue que el tipo cayó al suelo lleno de agujeros hechos por las balas de Javier.

- ¿alguien más piensa igual que él? - dijo Javier dándome la espalda de forma protectora.

Mientras apuntaba con el arma a los demás y al ver que nadie respondía dijo.

Desháganse de esa m****a- dijo apuntando al cuerpo del caído.

Ya había pasado horas en mi habitación sin poder dormir cuando Javier entro sin decir palabra y se acostó conmigo por primera vez.

Al principio solo se quedó a mi lado mirándome, pero cuando no le fue suficiente enterró su cara en mi cuello y empezó a tocarme, aunque era más tentativo que sexual.

Paso horas solo asiendo eso y diciéndome al oído – nadie te alejara de mi lado jamás-

Esa noche comprendí que accedí muy rápido a quedarme con él y que jamás tuve una opción.

En la semana siguiente entendí que estaba prohibido hablarme para sus “amigos “.

Intente hablarles un par de veces y cada que me dirigía a alguno, todos se tensaban y solo respondían con monosílabos.

Ahora que se de esa regla, no escrita, ni dicha solo reconocen mi presencia con cabeceos de saludo y despedida.

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