◇ Rechazo a los demonios 2 ◇

—Los demonios son los culpables de mantener a cada manada en esta incertidumbre, quieren tenernos bajo su yugo—. Dice uno de los Alphas.

—Es cierto, alpha Supremo ya no quiero ningún demonio en mis tierras —. Dice otro.

—Yo menos quiero esas abominaciones en mis tierras, lo único que causan es que mi gente tenga más temor—. Suspiro.

—Es mejor que rompa su convenio con él rey del inframundo alpha supremo—. Miro a Darían.

—No haré eso si se llega dar algún ataque ellos sabrán de antemano, ellos sienten la presencia mucho antes que cualquier licántropo—. Sentencia mi lindo lobo.

—No lo acepto alpha Supremo, ellos son los culpables de todo esto, durante mucho tiempo ellos han hecho lo que quieren, porque nos van ayudar ahora, ¿porque la luna es su destinada? —. Pregunta otro.

Suspiro. —Se muy bien el daño que han causado los demonios, pero ahora ellos quieren ayudar porque no entienden eso—.  Digo cansada de escucharlos.

—A cambio de ¿qué? quieren ayudar—. Ya me harté.

—A cambio de nada que tendrían ustedes para ofrecernos—. Digo más que cabreada. —Por qué los demonios le han causado daño en siglos pasados piensan que lo seguirán haciendo—. Los miro a todos. —Ya dejen de vivir en el pasado, solo queremos ayudarlos—.

—Solo nos mantienen con temor talvez y ese caballero negro ni sea real y ustedes lo utilizan para mantenernos con temor—. Niego.

—Si ustedes creen eso háganlo, pero después no vayan arrepentirse—. Me levanto.

—Mi hija tiene razón solo queremos ayudar, aunque no lo quiera ella está unida al alpha Darían por la diosa Luna—. Dice papá apareciendo de la nada.

—Quieren que los demonios se retiren de sus tierras está bien yo daré la orden de que abandonen sus tierras— Darían me toma de la mano. —No voy a permitir que traten a mi gente de abominación o monstruos, ellos están en sus tierras por órdenes mías, pero si no quieren su ayuda está bien, no soy quién para mandar en sus tierras, sé que no me aceptan como su luna suprema y no me importa nunca busque un papel como ese, pero la diosa luna, su diosa me unió a su alpha por algo, ese hombre—. Señalo a Darían. —Él acepto mandar a los demonios a sus tierras porque quiere protegerlos de cualquier ataque, pero si no creen que ese misterioso ser existe no lo hagan, solo los que estábamos aquel día sabemos que si existe—. Empiezo a caminar para salir del salón.

Narra Darían.

Soy más que feliz tengo a mi familia, pero aún tenemos el tema del caballero de la noche.

Mi luna me acompaño a la cumbre de los Alphas, sabía que solo quería escuchar por ella misma lo que se decía de los demonios que están en las tierras de los Alphas.

—¿Están de acuerdo con que los demonios abandonen sus tierras? —. Pregunta uno de los ancianos.

La mayoría levanta la mano y la golpea contra la madera.

—Está decidido a partir de las cero, cero horas los demonios tienen que abandonar las tierras de los licántropos respetando el tratado con ellos—. Dice una de las ancianas.

—Esto es un grave error, pero lo aprobaré ya que la mayoría está de acuerdo, lo dejaré a su libre albedrío, si aún quieren que los demonios permanezcan en sus tierras que así sea—. Digo más que decepcionado de mi gente. —No saben lo decepcionado que estoy de algunos de ustedes, pensé que ya su mentalidad había cambiado, pero aún siguen siendo tan retrógrados en el aspecto de los demonios y sobre todo mi luna, su Luna Suprema—.

—Lo sentimos mucho alpha, pero nuestra gente está muy asustada y no quiero que sigan viviendo con temor—. Dice el Alpha Damián.

—Doy por terminada esta cumbre, no es necesario que se queden más tiempo en esta manada, vayan a cuidar de su gente—.

—¿Y la reunión de mañana? —. Pregunta el Alpha Cristian.

—No habrá ya que la reunión de mañana era para implementar nuestro trabajo con los demonios, ya de que servirá-. Los miro. —Que tengan buen viaje—. Me retiro y voy en busca de mi luna.

Al dar con ella la veo con lágrimas en sus mejillas sabía y sentía que estaba sufriendo.

—Ellos son unos ignorantes mi capullito y lo sabes—.

—Lo sé papá y también sé que muchos terminaran masacrados por no querer nuestra ayuda ellos no saben a lo que se enfrentan, porque el rechazo a los demonios, si solo queremos ayudar—.

—Mi amor no podemos hacer nada—. Digo abrazándola. —En unas horas te daré el listado de las manadas que no quieren a los demonios—. Ella asiente. —No llores me parte el alma verte así—. Beso su coronilla.

—Está bien, regresemos a casa, quiero estar con mis hijos, esta noche tengo que ir con Abu Yaria—. Regresamos a casa salimos con los niños al jardín.

Puedo sentir su dolor, se cuánto le afecta sentir el rechazo de los míos y no puedo hacer nada.

Ya en la noche se transformó en demonía y se comunicó con los demonios que estaban en las manadas que no querían su ayuda. Luego se fue al inframundo para entrenar con Abu Yaria…

En algún lugar. 

Aquel hombre aún se sigue preparando para empezar su ataque.

—¿Dime ya hiciste lo que te pedí? —. Pregunto con el teléfono pegado a la oreja.

—Si señor ya todos los demonios fueron sacados de las manadas, aunque algunos no quisieron que ellos se retiraran—. Respondió él que estaba al otro lado de la línea.

—¿Como?, No los habías convencidos a todos—.

—No señor ellos quisieron seguir con los demonios—.

—Maldita sea quiero todas las manadas desprotegidas—. Mascullo. —No importa ellos no son lo suficientemente fuerte para mí y mi gente—.

—¿Qué piensa hacer con las manadas desprotegidas? —.

—Eso no es de tu incumbencia, agradezco tu ayuda—. Colgó sin esperar respuesta del otro.

—Amor mío, los cazadores ya están aquí—. Le dijo su amada bruja.

—He esperado tanto tiempo, ya las brujas están listas no quiero inconveniente esta vez—.

—Ya están listas amor, esta vez no habrá fallos—. El asiento.

—Es hora de reclamar lo que por ley es mío, empezaré por los más débiles ellos no me sirven—. Salió de aquella habitación junto a la bruja a su lado. —Me alegra que hayan venido y se hayan unido a mi—. Dijo al llegar con los cazadores que se le habían unido. —En una semana empezará todo—. Sonrió…

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