Capítulo 4

Me desperté pensando en Hannah, lamento tanto lo que le pasó a sus padres, que hoy estoy decidida hablarle. Ayer había optado por dejar que el tiempo cure todo, que ponga todo en su lugar pero, no. No puedo hacer eso, si Amber muriera yo quisiera que mis amigos estuvieran cerca de mí por eso hoy dejaré mi orgullo a un lado y le hablare a la persona que por un largo tiempo estuvo para mí.

Lo siento Austin pero esta vez no te haré caso.

Suspire.

Me dirigí al baño a refrescarme la cara, luego me coloque lo de siempre; jeans ajustados, camisa casual con zapatos deportivos y mi mochila la cual nunca puede faltar. Me mire en el espejo y estaba perfectamente normal, sonreí mientras me acomodaba un poco el cabello.

Baje al estar lista, fui a la cocina y abrí el refrigerador. Saque una manzana, y me dirigí a esperar el autobús escolar.

Ojalá las cosas con ella salgan bien, ojalá que hoy no me encuentre a Chad simplemente deseo que hoy sea un buen día. —Pensé.

Espere. Espere y espere el autobús por varios minutos hasta que al fin llegó, casi vacío que es lo mejor. Subí al autobús y había atletas de Lacrosse, de fútbol americano, mate-atletas y pocas chicas del equipo de porristas. Algunas personas apenas me vieron me saludaron, pero los ignore como por mucho tiempo ellos me hicieron lo mismo. Y lo sé, estoy siendo sangrona, me estoy pareciendo a mi hermana Elizabeth pero no me importa si hago que ellos sientan un poquito del sentimiento tan amargo que experimente, al ser despreciada por mucho tiempo.

Lleve mi mirada al final del autobús y allí estaba Camyl sentada donde se sientan los populares, al final y cerca de la ventana, me acerque a ella saludándola con un beso en su mejilla.

—¿Hey, Cómo estás? ¿Qué tal tu mañana?—Pregunté quitándome mi mochila apenas me senté a su lado.

—Joder, no preguntes eso.

—¿Por qué? ¿Qué sucedió?

—Me da vergüenza decirte.

—Oh por dios ¿En serio mujer? Vamos, sabes que sea lo que sea no me burlare de ti.

—Bueno, Anoche mamá me consiguió con un chico en mi habitación, casi le da un infarto, me quito todo, mi móvil, mi computadora, hasta el WiFi de la casa lo quito. Amiga... Mi vida social se acaba de arruinar.—Dijo Camyl y al instante solté risas a carcajadas. 

¿Su vida social arruinada? ¡Dios! Ella cambió mucho desde que dejó de ser nerd, gracias a Jack consiguió ser popular y desde ese momento su estatus social es lo único que le importa—Camyl, tú vida social podrá sobrevivir por unos días, así que tranquila amiga. Total no caerá un dinosaurio en Excel si no tienes tu celular por algunos días(?)—Le dije haciendo notar mi chistoso sarcasmo casual.

—¡Oh! Calla Zoe, eres pésima para los chistes y para el sarcasmo aún más amiga.—Dijo entre risas, haciéndome callar.

El camino a Excel fue corto pero se sintió largo, los chicos no dejaban de hacer bulla y Camyl me tenía atormentada por la decisión que tomó su mamá.

¡Ash! Como quisiera que Noah estuviera aquí, no tendría que pasar por esto, en este momento estuviera en su moto llegando al colegio.

Suspire.

Extraño tanto a ese chico.—Pensé.

Minutos después el autobús se detuvo y fui la primera en salir.

Entre a Excel al lado de Camyl y todos de inmediato se nos quedaron viendo. Murmuraban entre ellos, seguramente sobre nuestra popularidad. Antes en Excel High School mandaban mi hermana Elizabeth con sus amigas Ava y Olivia, pero eso cambió, desde el semestre pasado salieron del instituto y ahora la corona la uso yo y bueno... Camyl por ser mi amiga.

“Odio cuando pasa esto”—le susurre a Camyl, mientras caminábamos hacia nuestros casilleros.

Pronto te acostumbraras, dale tiempo.—respondió con el mismo susurro con el que le hable.

—¿Y si no? ¿Qué hago?

—Aprenderás a sobrellevarlo, así como sobrellevas vivir sin Noah.—Expresó, y dio justo en mi corazón, a pesar que no dijo nada cruel dolió escuchar que Noah ya no está en mi vida. Pasé tantos días obligando a mi mente que no debe recordarlo, duele volver a oír su nombre.

Mi tristeza se notó, pero al parecer a Camyl no le importo porque posteriormente se fue diciendo—¡Sabes, tengo Historia Universal, nos vemos luego! ¿Vale?—

—Está bien. Solo recuerda que hoy comemos todos juntos en el patio.—Le dije antes que se desvaneciera su silueta a lo lejos en el pasillo. Ella no alcanzó a llegar a su casillero, sin embargo yo sí.

Lo abrí y saqué mi libro de "Ciencias" estaba a punto de cerrar y escuche esa dulce voz.

—¿Cómo amaneció lo más hermoso que tiene el colegio?— Expresó Austin poniéndose a un lado de mi casillero. Lo mire y dije.—Basta de decirme esas cosas, que se me sube el ego—mientras le sonreía.

—Cierto, después no hay quien te aguante así como a Camyl—Dijo riendo y cerró mi casillero, comenzamos a caminar a clases.—Por cierto ¿Dónde está?—Pregunta al no verla junto a mí, como suele estar siempre.

—Según tiene clases de "Historia Universal"

—Es insólito que tenga Historia Universal, porque hoy tenemos Ciencias, Química y Cultura, ella tiene el mismo horario que nosotros.

—Lo sé, pero eso fue lo que me dijo antes de irse corriendo, no le quise decir nada porque la verdad no quiero pelear con ella

—Bueno, tienes razón, hiciste bien en no hacerla enfadar, Camyl no es la misma desde las vacaciones de verano.

—Sí, lo peor es que se nota mucho. Pero, hay que dejarla quieta, quizás cuando se sienta preparada nos dirá que le pasa.—Le dije entrando al salón.

La meta del día aun no la he podido realizar, pero cuando salga de clases lo haré.

Camyl.

Me escabullí de Zoe como pude, voy camino al baño donde romperé la primera regla que tiene Excel.

Nunca me imaginé hacer esto, pero lo vale.

¡Dios! Solo espero que no me haga esperar tanto. Supliqué.

Miraba el reloj colgado de mi muñeca y ya tenía diez minutos de retraso. Me iba a ir, hasta que a lo lejos vi deslizándose con cautela a un chico.

—¿Taylor? ¿Taylor Hill?—Pregunte temerosa al estar sola con un desconocido.

—Si linda ¿Me dijeron que me buscabas? ¿Es cierto?—La voz gruesa y perturbadora que provenía de él no hizo cambiar mi pensar.

—¡Sí! Según el chismoso blog del colegio, puedes conseguir lo que sea ¿no?

—Eso depende...—se acercó a mí—de lo que tengas para ofrecerme.—Dijo tocando mi mejilla. Trague saliva de lo asustada que estaba. Sin embargo no me detuve.—Tengo pan de queso y jamón con jugo de naranja.—Dije rezando que me lo aceptara. Ya que según "Al día con Excel" (el blog chismoso del colegio) dice que Taylor a cambio de sus productos le gusta que le paguen con desnudos.

—Mi forma de pago es de otra forma.—Dijo y sentí el corazón salir de mi pecho. Tenía las manos frías y mis piernas comenzaron a temblar.

—¿Aceptas un beso?

—Un beso y me dejas tocar tus bubis.

—Está bien—dije sin pensarlo bien, el beso fue rápido pero al momento que toco una parte de mi cuerpo que no quería ser tocada, sentí como vomite dentro de mí. El vómito era desagradable, y lo peor es que lo provoque yo. Fueron los minutos más largo de mi vida. Pero no me arrepiento, no volveré a ser  una nula.

—¡Basta!—Dije al ver su cara tan feliz. Él se alejó de mí sin parar de sonreír. Cumplí, te toca. Quiero un celular. Dije firme.

Él me miró, pensé que no me daría nada hasta que abrió su chaqueta y tenía varios de ellos.—Escoge uno.—Expresó y al instante agarre uno rosa que estaba de primero. Una sonrisa se desplegó en mi rostro. Salí de ahí pero, antes le advertí—¡¡Juro que si alguien se entera de esto, Austin te partirá tu asquerosa cara!!—

Lo amenace, sí, todos en Excel le temen a Austin.

Salí de ahí y fui directo a clases.

Zoe.

La clase con el profesor Héctor parecía eterna, ya veo a que se refieren todos cuando dicen que la peor materia es Ciencias. El profesor Héctor es muy bueno pero, sinceramente prefiero leer un libro en la biblioteca que estar escuchándolo hablar de su obsesión tan repulsiva hacia Hitler.

Dios, lo peor es que  la clase apenas comienza.

Miraba al techo mientras esperaba sonar el timbre de receso, no estaba dispuesta escuchar más sobre la vida de Hitler, así que mirar el techo me pareció buena opción. Hasta que Camyl entró al aula y fije mi mirada hacia ella.

Austin me miró.

—¿Y esta qué? ¿No y qué tenía historia?—preguntó Austin con tono burlón.—¡Shh...!—le ordené.

El profesor dejó entrar a Camyl pero antes la regaño, Austin rió y lo volví a callar, — ¡Dios! ¡Ya cállate!— le dije y me obedeció.

—¿Todo bien? —-Le pregunté preocupada, apenas se sentó a mi lado. Ella me sonrió—Todo perfecto.—respondió.

No le creí en lo absoluto, se que a Camyl le sucede algo, sin embargo no puedo hacer nada al menos no todavía.

Voltee a la pizarra y volví a mis suplicas para que terminara la hora.

Luego de varios minutos de súplicas por fin había sonado el timbre, Austin se despidió de Camyl y de mí para salir directo a su entrenamiento.

Un suspiro se hizo notar mientras lo miraba irse tan feliz, me da alegría que al fin esté bien con el mismo. Me refiero a que me alegra que haya dejado atrás ese polvo blanco que es inhalado, el cual acaba con tantas vidas a diario.

Iba por el pasillo hacia el auditorio, quería ver cómo eran la clases de cultura... Camyl estaba a  mi lado y me quede  inmóvil. —¿Y eso? ¿No que tu mamá te quito el móvil? —Pregunté confundida, se supone que le quitaron el teléfono, me lo dijo esta mañana.

—¡Claro que me lo quito! Pero sabes que no puedo vivir sin estar conectada al colegio, mi vida social se arruinaría por completo, así que pedí algunos favores que me debían.

—¡Dios! No puedo creer que hayas hecho eso, has cambiado tanto...—Le dije totalmente decepcionada. Sentimiento que no notó por estar metida en su móvil—¡Vale! Entonces te dejo en el auditorio.—Beso mi mejilla—Nos vemos más tarde—expresó marchándose.

 ¿A dónde iba?

No tenía ni puta idea, solo espero que no esté haciendo cosas malas.

Entre al auditorio olvidándome completamente de Camyl, era mi momento de dejar todo atrás y no pensaba desaprovecharlo.

Todos los chicos de cultura estaban ensayando el nuevo musical de este año, en el cual pienso participar.

Me acerque a la profesora, quién me mandó a colocarme un vestido azul. Voy audicionar para cenicienta, este musical tratará sobre ella y sinceramente cuando vi el flyer pegado en la cartelera de notas enseguida me fascinó la idea, por eso estoy aquí parada ante todos...

“No soy buena haciendo esto, además que es mi primera vez” —comenté con vergüenza. Mis mejillas están que arden de vergüenza, creo que no debí hacer esto.

Todos rieron y una chica gritó “Vamos Zoe, tu puedes ¡Canta!”  Y  sin darme cuenta mi voz comenzó a escucharse en cada rincón del auditorio.

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