Capítulo 3 Señorita Frey

Narra Hali Frey.

Me dejo caer de espalda a la cama apenas me senté en ella, cierro mis ojos dejándome llevar por el sueño pero la puerta de mi cuarto se abre ya que esta tiene un sonido chillón al abrirse, me siento mirando al rubio de mi amigo entrar.

— Ana me contó que renunciaste a tu trabajo, o sea, yo siempre soy el último en esterarse de estas cosas, Hali — asiento.

— Si, pero no te preocupes, tengo un trabajo mejor menos estresaste y me dan 3 comidas al día y merienda cada vez que me da un antojo — explico de lo más relajada, el rubio me mira de manera confusa.

— ¿Para quién estas trabajando? Porque parece que te están tratando como su enamorada más que una empleada — niego pero él asiente — Responde, Hali — suspiro.

— Es un hombre multimillonario que pidió mis servicios para restaurar varios retratos, documentos y obras de gran valor, firme un contrato con él pero tranquilo leí muy bien el contrato antes de firmar — parpadea intentando procesar.

— ¿Por casualidad es el mismo tipo que te mandó la caja ayer? — pregunta y asiento — ¿Cómo sabe que estas embarazada? O puede ser que… ¿Es el padre? — niego de manera rápida.

— No, no, no es el padre y sabe porque se lo dije después de casi vomitarlo encima, encima me pagaran mejor de lo que me pagaban en el museo — se cruza de brazos.

— Pero si tú no trabajabas allá por el sueldo sino por tu amor Julián, chica — me río un poco mirando mis manos.

— No le cuentes a Ana, pero hace dos meses fui a un bar a celebrar con todo el equipo, me puse un vestido de Ana y me arregle lo más bonita posible pero al llegar escuche como los chicos del equipo se burlaban a mis espaldas, incluso Julián opinó al respeto, me sentí súper mal ese día — me mira con lágrimas en los ojos.

— Por eso te cortaste el cabello… Ese imbécil se merece todo lo malo del mundo — rompe a llorar pero de la rabia, me río un poco — Dios, ¿Por qué tuve que estar de viaje al igual que Ana? Lástima que no puedo hacerle nada porque es su hermano menor — se vuelve a cruzar de brazos furioso.

— Lo sé… no le dije nada a ella — bostezo dándome cuenta que me ha entrado el sueño repentinamente y apenas son las 10 de la noche — Me iré a dormir… buenas noches, Eli… — me da un beso en la frente y sale de mi cuarto.

Me acuesto quitándome las converses con mis propios pies y me deje llevar cerrando los ojos en un dulce sueño.

(…)

Martes, 14, diciembre, 2027.

Aplaudo emocionada por terminar el documento donde habla sobre la existencia del Dios del inframundo, se puede leer con claridad todo y se ve como nuevo, eso me hace sentir orgullosa de mi trabajo. Me levanto para estirarme un poco más, la puerta se abre por el mayordomo el cual se llama Guillermo, trae una bandeja con té y unas frutas picadas, me siento un poco consentida en cuanto a la comida.

— ¿Comerá aquí o en la biblioteca? — miro la ventana.

— Aquí… por favor — asiente entrando y dejando la bandeja en una mesa cerca de la ventana y se retira después de darle las gracias.

Me siento en la ventana tomando la taza para olerla y después tomarla sintiéndome relajada y tranquila. En estos días mis amigos han querido saber en dónde trabajo y para quien pero conociéndolos se preocuparían aún más de lo que ya están si le dijera que trabajo para Hades Kana.

— ¿En qué piensas tanto? — pregunta alguien, me volteo mirando a la puerta y lo veo, no lo había vuelto a ver desde el sábado que ingrese a trabajar pero al parecer tenia trabajo por hacer, se nota cansado pero no lo demuestra.

— En la vida — respondo y lo veo sonreír por primera vez, el solo hacer eso se ve menos intimidante de lo que creí — ¿Y tú? — pregunto, se acerca mirando el estudio.

— En la muerte… — trago saliva cuando ya está frente a mí, miro por la ventana lo que he estado mirando desde hace rato, se puede observar el mar — Aunque la vida es hermosa… la muerte lo es aún más — sin decir nada más se voltea para irse, pero me levanto haciendo que se detenga.

— He terminado el documento…  — me mira y señalo la mesa, se acerca a ella para mirar mi trabajo.

— Puede retirarse y descansar, según lo que me dijeron te has ido muy tarde últimamente… tomate el día de hoy y mañana libre… debería velar por la salud del niño — se va sin esperar que diga algo.

(…)

Observo el sobre de billete que me dio el mayordomo antes de irme, son las 3 de la tarde y me siento aburrida pero el sobre me mantiene algo ansiosa por saber cuánto he ganado por mi primer trabajo, me cruzo de brazo sentada en mi escritorio, la puerta se abre pero no veo quien es por lo concentrada que ando pensando en si abrir o no el sobre, encima de pensar en qué hacer con el dinero.

— Oh… llegaste temprano, sospechaba que los zapatos de la entrada fueran los tuyos — escucho a Ana, la miro con su ropa de oficina ya que trabaja para una empresa de cosméticos. — ¿Te pagaron? — pregunta y asiento — Oh por Dios eso es bueno, Hali — me abraza feliz.

— Creo que ya sé en qué podría gastar — susurro para mí, se aleja de mí mirándome — ¿Podrías llamar a tu ginecóloga para pedir una cita para mañana? — pregunto y chilla aún más emocionada.

— Pensé que te ibas a durar más en ver cómo está el pequeño, niña — sale corriendo de mi cuarto y niego tomando el sobre, comienzo a contar y después minutos me quedo helada.

¿Qué hare con 3 mil euros? Pues fácil, ahorrar para lo que necesite mi bebé.

— Ya la llamé, mañana a las 9 de la mañana tienes la cita — dice la castaña entrando otra vez a mi cuarto pero se detiene mirando su teléfono — Tengo que salir — mira sin ganas el mensaje.

— Ve, estaré bien sola, dudo que Eli llegue tarde hoy, encima me puedo cuidar sola — me mira con cara de cachorro mojado.

— Pero es una cena familiar y eso es lo que me frustra, Hali — lloriquea a lo dramático — Ya sé, ven conmigo — niego recordando que Julián es su hermano — En serio, Hali, tú nunca me niegas una cena con mi insoportable familia, ¿Qué sucede? — miro a otro lado.

— Prefiero estar en casa, encima no me siento bien, ya sabes, me dan náuseas y no quiero que tu familia sepa de que estoy embarazada y el padre del bebé y yo estamos separados… — lo procesa sentándose en mi cama.

— Había olvidado que mi familia es muy correcta — murmura y me río un poco — Te regañarían por estar embarazada fuera del matrimonio y luego te echaran y te prohibirán ser mi amiga y harán lo posible para que ya no viva contigo y muchas cosas más que solo una familia religiosa harían — asiento a su comentario.

— Ahora lo entiendes, me alegro que no tengas su misma mentalidad — me mira con ternura.

— Gracias por decirlo, me costó abrir mi mente a todo — se ríe levantándose y suspira — Bueno, tengo que disfrazarme… — se despide con la mano yéndose de mi cuarto, suspiro mirando la ventana de mi cuarto viendo el cielo y unos que otros edificios a lo lejos aunque mi apartamento este en un tercer piso.

(…)

Jueves, 16, diciembre, 2027.

Camino hacia la puerta de la mansión pero me detengo al ver un carro que no conozco frente a la mansión y lo sé ya que llevo una semana y conozco cada carro, todo por aburrimiento. Niego un poco, no debo ser chismosa.

Entro gracias a que el mayordomo me abre la puerta, me mira un poco sorprendido.

— Señorita Frey… ¿Qué hace aquí? — pregunta, frunzo el ceño un tanto confundida.

— Pues vine a comenzar con otra reconstrucción, el señor Kana me dio día libre ayer… — se ve que lo procesa y me deja pasar, camina a mi lado hasta llegar al estudio cuando escucho algo romperse en el comedor ya que este queda de camino al estudio.

Seguido de eso, unos gritos, miro a Guillermo quien se ve un poco incómodo pero no va a ver nada, eso me pone aún más confundida y aún más curiosa por saber lo que sucede ahí pero solo toca mi espalda para seguir caminando ignorando lo que sucede allá adentro.

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