Capitulo 2

Kathy tenía un don para la pintura, ya sea paisajes, retratos o cualquier cosa que se quiera pintar, Kathy podía hacerlo. 

Por ese motivo se ganaba la vida siendo pintora. Y tenía un encargo de una mujer muy bonita con una corona de Reina. Muy estrafalario para su gusto, pero al cliente lo que pida.

Sus amigas no la dejaban concentrarse en su pintura y la tenía que entregar por la mañana. 

—¿Pueden cerrar el pico un segundo? ¡Necesito entregar a esta chica mañana!

Vick se acercó con una sonrisa mirando el taburete y a Kathy completamente llena de pintura. 

—¿Has pensado en casarte, amor?

Anny se atragantó con su bebida y comenzó a reír como loca.

Kathy siguió pintando y respondió: —Nope. Aunque un poco de sexo no me vendría mal.

—¡Eso es chica! ¡Te falta hacer el amor para quitarte el estrés!

Anny aplaudió a su propia idea, seguida de una Vick que la levantó de su asiento.

—No no, esperen. Todavía me falta terminarle la corona…

—Puedes hacerlo mañana, pelirroja. Sólo es la corona y ya.

Kathy lo pensó: Es cierto, solo faltaba la corona y lo terminaría en 10 minutos.

—Vale. ¿Pero qué hacemos? ¿Voy a cuidar a mis hijas?

Ambas amigas hicieron caras infantiles para asemejar niños.

—Pelirroja, ¿Porqué no consigues un bebé?

Kathy rió fuerte, no podía imaginarse con un bebé. Lo amaría, claro está, sólo que era muy despistada y lo olvidaría en la escuela o algo así.

—No lo creo, Anny. Apenas puedo cuidar a mi cactus.

—¿Qué cactus? ¿El que te regaló tu madre?

Observó a Vick que tenía la maceta con el cactus en sus manos y su mandíbula se desencajó. 

—¿Está muerto?

—Lo está—concordó Anny —. ¿Cómo puedes matar a un cactus que hasta sobrevive en el desierto?

Iba a responderle pero Vick las llevó fuera de su pequeño departamento.

—Luego hablan de su cactus muerto. Hoy vamos a tener un día de chicas, iremos de compras, a la peluquería, spa y por último depilación.

Kathy estuvo de acuerdo con Vick hasta la última parte. 

—¿Tengo que depilarme? 

—¡Claro! ¿O quieres tener una selva salvaje allí abajo mientras te montas a un semental?

Kathy rió a carcajadas mientras subían al carro de Vick. 

—Sería como una amazonas. ¿No sería eso emocionante?

Vick y Anny la miraron como si estuviera loca.

—Estas loca—dijeron al unísono.

Y partieron para su día de chicas.

Unas horas más tarde, se encontraba con un vestido de ensueño, con piel suave, cabello suave y oliendo a rosa mosqueta en un bar con servicio de vip. Ya estaba arriba de "sex on the beach" pero aún así lo seguía pidiendo y tomando hasta que Vick la tomó de la nuca e hizo que mirara hasta el final del pasillo.

—¿Ves a esos papis?

Kathy entrecerró los ojos. Había dos hombres, uno de ellos vestido informalmente y otro estaba vestido de traje. 

Ambos muy apuestos. Aunque el de traje se veía más robusto que el otro. Y con rasgos faciales más marcados.

Anny lamió el lóbulo de su oreja y dijo algo que le interesó bastante.

Vieron como el que vestía informalmente se levantaba y hablaba con dos rubias que estaban paradas a lado. Eso sólo dejaba al de traje. 

De lejos se veía malhumorado, pero Kathy más bien lo veía cansado. Cansado y muy harto de todo. 

—Si puedes ir allí y cambiar la cara de ese papi, te doy un día entero gratis de todo lo que quieras en el shopping.

A Kathy no le importaba ir a acompañarlo de todos modos, pero si a eso se sumaba un regalo especial. ¿Quién era ella para negarse?

Así que ajustó su escote, camino a paso valiente y sin darle tiempo al guapo de negarse subió a horcajadas sobre él.

El aroma varonil, el perfume caro e incluso el leve aroma del cigarrillo la volvió loca y sin quererlo se restregó sin pudor alguno.

Ella tuvo que poner más empeño del que pensó pero luego de unos esfuerzos más, fue recompensada con un gruñido tan sexy que sintió como su sexo se contraía expectante.

Esa noche, prometía. Y mucho.

(...)

Al despertar, Kathy se dió cuenta de cinco cosas: 

Una: Su cabeza dolía más de lo que pensaba.

Dos: La boca la tenía completamente seca.

Tres: Hay un perro en la cama junto a ella. Un pequeño maltés, si recordaba bien las razas.

Cuatro: La colcha de la cama es gris, no blanca. El despertador está en la mesa de noche a la derecha en lugar de la izquierda porque…

Cinco: ¡No estaba en su casa!

Pegó un grito cuando un brazo rodeó su estómago.

—Cierra la m*****a boca—gruñó el hombre y se sentó en la cama, haciendo que la sábana se arrugue en torno a su cintura.

Kathy evitó entrar en pánico levantándose como un resorte, llevándose consigo la sábana y dejando al hombre como Dios lo trajo al mundo.

Abrió los ojos, sorprendida. En sus 28 años de edad jamás había visto a un hombre tan …grande.

No se detuvo a pensar mucho en eso ya que miró el reloj de la mesa.

—¡Son las 8 AM, Dios! ¡Llegó tarde, llego tarde, llego tarde!

Easen se sostuvo la cabeza. ¿Ayer creía que tenía un dolor de cabeza? No se comparaba con el dolor que sentía ahora.

Vió como la pelirroja se movía de un lado a otro de la habitación buscando su ropa mientras su perro la correteaba pensando que estaba jugando con ella. 

—E-eh muy rico todo, pero ya me tengo que ir…

—¿Cómo te llamas?—Kathy aflojó la mandíbula al verle levantarse tan perezosamente como un gato para luego olfatear su cuello—. Hueles a sexo. ¿Segura que quieres ir así?

Se paseó hasta ingresar al baño y Kathy evitó gemir. Ese culo se merece todo.

Miró sus pies y maldijo. No tenía un zapato. Se agachó y comenzó a gatear sobre sus rodillas buscándolo.

Unos minutos después lo había encontrado y luego sintió la mirada del hombre sobre su trasero.

—¿Cuánto tiempo llevas allí? 

Él ya estaba vestido y recostado por el marco de la puerta. Parecía que tenía el tiempo del mundo.

—Lo suficiente para saber que lo mueves bien.

Kathy rió y agradeció.

—Gracias. Lo cuido con frecuencia.

Kathy al fin dió con el zapato debajo de la cama, sin embargo a su lado estaba un papel. Extrañada lo levantó y gritó.

—¿Qué?

El hombre arrugó el ceño y bufó.

—Te pido que no vuelvas …

—DimequenotellamasEasen

—¿Qué? 

—¡Dime qué no eres Easen!

—A tu servicio, pero porqué…?

La mujer estampó el papel sobre el pecho de Easen y tomó su bolso, sacó un lápiz y escribió algo en él.

Easen abrió la boca. Él y ella….se casaron??

¡¿Él, estaba casado!? ¡Tenía en sus manos un certificado de matrimonio!

—Ahora mismo no tengo cabeza ni el tiempo para lidiar con esto. Aquí tienes mi número —kathy le entregó la hoja—. Llámame y vemos qué clase de retorcida broma es esta.

Se arregló la ropa pero su mano quedó enganchada a un volado de su vestido. La estiró con fuerza y gimió al ver su anillo.

—¿Me diste un jodido anillo?

Easen incapaz de hablar leyó todo el documento y se observó la mano. Él también tenía un anillo.

Kathy respiró hondo y se respondió sola.

—Por supuesto que si hay boda tiene que haber anillo. Dios. Mira Easen, encantada un gusto, soy Kathy, puedes hablarme después? Llego tarde al trabajo.

Easen asintió lentamente mientras su aventura de una noche salía de su mansión, no, se corrigió, su nueva esposa salía a las prisas para llegar a su trabajo.

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