El amor perdido del Ceo
El amor perdido del Ceo
Por: Pandora
Una gran perdida

POV Apolo Valentain

 

Paseo tomado de la mano con mi hermosa prometida Romina Madrigal, ella es la mujer más hermosa del mundo a mis ojos, su piel es blanca como la nieve, sus bellos ojos marrones me tienen hechizado, no veo la hora de que sea mi mujer y poder hacerle el amor, ¡he soñado con ella tantas noches! no puedo esperar a cumplir todos nuestros sueños juntos! jamás en la vida esperé que lo que se venía para nosotros

 

¡Hoy por fin fijaremos una fecha cariño, nuestra boda pronto de hará realidad!

 

NARRADOR omnisciente

Apolo!— llamó Romina,—si papá te lleva al despacho a darte un sermón de que seas un buen esposo, te pido que te tengas un poco de paciencia, papá es un hombre muy sentimental.

No te preocupes Romina! escucharé el sermón completo si es necesario jajaja! por cierto en éstos días estaré muy ocupado, quiero a avanzar unas negociaciones para estar libre en nuestra luna de miel.— el trabajo del CEO es agotador maneja un gran conglomerado internacional de empresas entre otros activos, las vacaciones de la luna de miel le vendrán de maravilla, piensa dejar a cargo a su mano derecha Alejandro Vitali.

[...]

A media mañana el Ceo Apolo y Alejandro Vitali recién habían salido de una reunión furiosos, unos posibles socios japoneses les habían propuesto un negocio ilegal, querían utilizar las empresas de la familia Valentain como fachada para su negocio de narcotráfico a cambio de millones de dólares en ganancia, Apolo por supuesto se negó rotundamente, el jamás sería participe de negocios con la mafia.

 

Entonces está es su última palabra ,señor Valentain? podríamos darle un poco más de tiempo para que lo piense, son muchísimos millones de dólares que puede ganar!

 

Es mi última palabra, les voy a pedir que no me hagan perder el tiempo, soy un hombre muy ocupado, no tengo interés en entrar a ninguna mafia!

 

dicho esto Apolo se retiraba, más el tatuado hombre japonés lanzó una amenaza.

 

lamentarás no haber querido trabajar con nosotros Apolo Valentain!

 

Apolo y Alejandro no se detuvieron, siguieron de largo su camino, una vez en el auto Alejandro comentó a su amigo.

 

crees que cumplan su amenaza? se puede ver que son muy peligrosos.

 

Que lo intenten, serán muy la mafia pero nosotros no somos cualquier empresario, redoblaremos la vigilancia, nuestros hombres deben estar alerta las veinticuatro horas del día.

 

Está bien Apolo, yo me encargo de que así sea!

[…] 

El poderoso CEO Apolo está saliendo a la mansión Madrigal, apenas llega se encuentra con el imbécil de Camilo Madrigal .——mi flamante cuñado y rival de negocios, no me soporta por qué le e arrebatado contratos y socios, que culpa tengo yo de ser mejor que él.——piensa Apolo

 

Valentain!—saluda Camilo con desprecio y de mala gana, ya vienes a cerrar el mejor negocio de tu vida?

 

Qué tal Camilo? tu siempre tan buen anfitrión, te voy a pedir que no vuelvas a repetir esa estupidez, Romina es el amor de mi vida, no te voy a permitir que tus frustraciones y envidia la lastimen, te lo advierto Madrigal!— la voz gruesa de Apolo molesta se escuchó en el lugar

 

No te tengo miedo Valentain, engatusaste a mi hermana por qué te convenía para tus futuros negocios, te haces pasar por bueno con ella pero yo conozco realmente tu verdadero rostro, el adicto a los negocios Apolo Valentain, ve en su prometida otro negocio más! —Camilo Madrigal abrió las manos en señal de superioridad

 

Este imbécil qué es lo que se creé? le voy a enseñar que conmigo no se juega, yo que tú correría a las faldas de tu madre Madrigal, hazlo antes que te dé una paliza

 

El Ceo Camilo no iba a permitir que nadie le gritara mucho menos amenazara en su propia casa, era capaz de mandar sacar al novio de su propia cena de fecha de boda con lo mal que le caía Apolo lo haría con gusto.

 

[...]

El teléfono del CEO Apolo suena.

Señor ,unos hombres asiáticos tienen encañonadas a su prometida y a su madre en el centro comercial Moll!

Carajo! no puede ser? ¡voy para allá enseguida!

*

Romina se está preparando todo lo que necesita para la boda en el centro comercial, acompañada por su madre, va hacía su coche con sus compras.

 

El chófer les ayudaba a cargar algunas bolsas, dos guardaespaldas las seguían de cerca, madre e hija platicaban del banquete, cuando de pronto al llegar a su vehículo cuatro hombres de facciones asiáticas las emboscaron.

 

Apolo estaba cerca, el Ceo iba de camino a su mansión, de un volantazo cambió su rumbo, aumentó la velocidad, sentía que el corazón se le saldría de la angustia, el amor de su vida estaba en peligro, él debía llegar para salvarla.

 

Los minutos parecían eternos, Apolo aceleraba lo más que podía, varias veces estuvo a punto de chocar pero el Ceo no se detenía.

No nos hagan daño por favor!— la madre de Romina suplicaba por compasión a los matones asiáticos pero ellos solo se reían. —llévenme a mí, no se lleven a mi hija! —pedía llorando la abnegada madre.

Sin esperas más, los atacantes arrastraron a las mujeres para subirlas a su auto, a la madre la empujaron al piso, ella no les interesaba, la orden estaba clara, llevarían solo a la prometida de Apolo para intercambiarla en una negociación con el poderoso Ceo.

 

Los guardaespaldas que Apolo tenía para su novia pudieron tomar a la madre más Romina seguía en las manos de los atacantes, Romina en un impulso poco antes de que la metieran por completo al auto logró soltarse del hombre que la sostenía y hecho a correr, el asiático que no era más que un matón de poca monta tomó su arma y le disparó dos veces una bala impactó en la espalda de la hermosa prometida y la otra en uno de sus muslos.

 

Romina cayó herida en el frío pavimento del estacionamiento, los guardaespaldas dispararon a lo asiáticos matando al que momentos antes hirió a la bella prometida de su jefe, aún así tres de ellos lograron escapar.

 

Nooo! Rominaaa! —gritaba la madre quién corrió a abrazarla, Romina todavía respiraba y tenía sus hermosos ojos cafés abiertos, la sangre que perdía estaba siendo demasiada, uno de los guardaespaldas llamó de inmediato a una ambulancia, rogaba por qué viniera pronto, la situación se veía bastante mal.

 

Pronto trasladaron a la herida joven al hospital para intentar salvarla, en el quirófano Alberto Madrigal, el tío de Romina estaba pendiente de todos los procedimientos que le realizaban, estaban haciendo todo lo humanamente posible para salvarle la vida, pero el cuerpo de Romina ya no estaba respondiendo, una de las balas le había perforado un pulmón, la máquina a la que estaba conectada dejó de escucharse, la bella y bondadosa Romina acababa de entrar en coma, el respirador artificial seguía funcionando, pero su cerebro estaba muerto, su cuerpo era un vegetal.

Los médicos dejaron de hacerle ya nada a la joven paciente, lo que quedaba era revisar la base de datos para ver si era donadora voluntaria de órganos, el tío de Romina Alberto Madrigal sabía que, si lo era, ella misma firmó todo el formulario meses atrás, quedaba la difícil tarea de darle la dolorosa noticia a la familia, Romina era muy querida por todos, su muerte los iba a destrozar.

Siendo el director del hospital, el tío de Apolo, Medico Alberto Valentain sabía que había una joven muy enferma que necesitaba con urgencia un trasplante de corazón, antes de salir del quirófano ordenó que se hicieran los estudios necesarios para saber si el corazón de Romina era compatible con Isabel, en estos casos no se podía perder tiempo, el cuerpo de Romina no resistiría mucho con el ventilador.

 

Apolo, no llores, haré todo lo que puedo para volver contigo, lo prometo.— Lo que nadie notó fue que, mientras el trasplante estaba en pleno desarrollo, la declaración silenciosa de Romina resonaba sobre el quirófano.

 

[...]

no! no! no puedo aceptarlo! nos íbamos a casar en quince días, ella sería mi esposa, la madre de mis hijos, mi compañera, dios por favor no nos hagas esto, ella no merece morir tan joven!—

 

Apolo sin tener nadie a su lado que lo abrazara, se sostuvo de una pared para no caer, su prometida estaba muerta, el amor de su vida y su razón de existir se había ido para siempre de éste mundo.

En la sala de espera la familia pidió ver por última vez a Romina, el doctor Alberto Madrigal los guío hasta ella, Romina ya no tenía color en su bello rostro, sus manos y cuerpo se estaban enfriando de a poco, ella ya no estaba viva, llantos y gritos desgarradores se escucharon en salir de esa habitación, Apolo pudo ver por última vez a su amada, dejó un suave beso en sus fríos y morados labios despidiéndose así de su Romina

 

De alguna forma Apolo logró llegar al quirófano donde se encontraba el cuerpo de Romina, el Ceo lloró ante su cuerpo ya sin vida. —te prometo que no voy a descansar hasta vengarte mi amor, nunca nadie ocupará tu lugar en mi corazón, seré tuyo hasta que mi vida se apague y pueda reunirme contigo! —Apolo dejó una caricia en la pálida mejilla de la dueña de su corazón ya nunca más le sonreiria ni lo llamaría cariño, está era una despedida para siempre, al menos eso pensaba  el poderoso Ceo sin saber lo que el destino le tenía preparado.

[…]

Apolo estaba perdido salió de la clínica y caminó hacía su auto, todo le parecía irreal, como si estuviera en un sueño o mejor dicho la peor de sus pesadillas, manejó sin rumbo por la ciudad, compró una botella de licor que iba bebiendo tratando de calmar un poco su dolor o por lo menos anestesiarlo pero nada funcionaba, las lágrimas y el aturdimiento le impidieron ver una auto al dar una vuelta, el impacto fue duro, Apolo quedó mal herido e inconsciente, una ambulancia lo recogió y lo llevó a un hospital cercano, el Ceo estuvo un par de días inconsciente

 

En la prensa las noticias de la muerte de la hermosa prometida del poderoso Ceo de la familia Valentain estaba en todos los periódicos, *prometida de Apolo Valentain asesinada en un estacionamiento* esos eran los encabezados, en el funeral y el sepelio Apolo no estuvo presente, nadie supo por qué? solamente los más cercanos a él, su abuelo el viejo amo Marc y su hermano Daniel, quienes si asistieron al sepelio y se disculparon por el Ceo quien estaba inconsciente en un hospital.

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