Epilogo

Mansión Hall.

Un año después…

.

Por favor, repartan el champán entre los invitados —Ordenó Cormac y suspiró cuando los meseros acataron la orden. Se aflojó un poco el cuello de su esmoquin.

Todo está perfecto, cariño. Relájate.

El menor de los hermanos Hall giró sobre sí para ver a su esposa. Caroline se acercaba a él con una sonrisa en la cara que hizo que el hombre sintiera una alegría desbordando de su pecho y que los ojos se le iluminaran.

Cormac extendió los brazos y su primogénito lo imitó.

Armand Hall, de un año de edad, se veía muy guapo con su diminuto esmoquin y sus hoyuelos marcados por su chispeante sonrisa.

¡Papá! —Balbuceó mientras el rubio lo alzaba por los aires y lo hacía reír.

Parece ser que somos los primeros del grupo en llegar.

Cormac dejó de jugar con su hijo para mirar a los recién llegados.

¡Beatrice—, Cormac!

Los mencionados sonrieron. Beatrice alzó la mano, en forma de saludo, mientras se aferraba al brazo de su pelirrojo novio. Tras mucho sufrir, tras tanto
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