Prisionera de tu amor
Prisionera de tu amor
Por: Jen Herrera
1. Sometida

Despierto sola en una habitación, me duele la cabeza y siento el cuerpo entumecido, ¿Dónde rayos estoy me pregunto?, apenas un reflejo de luz entra por la ventana y me anuncia que es de dia, necesito estirar mis brazos pero descubro que una de mis muñecas está esposada a la cama, lo cual es un mal indicio, eso solo quiere decir que estoy aquí en contra de mi voluntad, debo haber sido secuestrada pero ¿por qué y quién? ni idea, lo último que recuerdo es que iba para el aeropuerto y me detuve a tomar un zumo de naranja, no tengo idea de cómo llegué aquí, así que supongo que me drogaron.

De pronto se escuchó una voz en la oscuridad, —¿Creías que podrías dejarme?, eso no va a pasar, porque solo te dejaré en libertad cuando no te quieras ir porque me amas—, me dijo con voz profunda que en ese momento no reconocí.

—Psicópata, déjame ir , como te podría amar si no te conozco, solo vine a este país por un tiempo, por favor se lo pido, no voy a denunciarle—, dije alterada.

—Es que no me denunciaras porque soy tu destino y lo descubrirás antes de lo que piensas—, Y vuelve el perro arrepentido, Dios mío ten compasión de mí, ¿que hago para que me entienda?, digo para mi misma en español, mientras en continua sin inmutarse,  —en un momento vendrá una mucama a ayudarte a prepararte para la cena, si necesitas algo se lo indicas a través de ella.

—Si necesito algo, mi libertad, además, ¿pretendes tenerme esposada a una cama para siempre?

Luego sin emitir una palabra, solo sonó un mueble que se rodaba y una puerta al cerrarse cuando dejaba la habitación, el muy desgraciado me dejó con la palabra en la boca. Después de lo que parece una eternidad sonó de nuevo la puerta y esta vez, sonaron unos tacones fácilmente de identificar como de mujer, la chica descorrió las cortinas sin voltear hacia donde yo estaba, por un momento observe el lugar, era una habitación amplia con muebles exquisitos, pero debía intentar que me dejara escapar, así que con la voz más cordial le dije en ingles: —Buenas tardes, señorita, mi nombre es Lorena, mucho gusto.

La mujer no reacciono, no me respondió ni siquiera volteo a verme mientras continuaba con su labor, sacando algunas cosas de un closet antiguo de madera tallado con increíbles diseños, entre ellos un vestido en un tono gris azulado que coloca con cuidado sobre la cama en que me encuentro con unos detalles hermosos que parecen estrellas, unos zapatos a juego, artículos de bisutería y maquillaje que coloca que coloca junto a un perfume en el tocador, por un momento la veo dudar, quizá llegados a este momento tendrá que verme porque lo próximo en sus tareas ha de ser dejarme libre, así que intento calmarme e intentar de nuevo comunicarme con ella.

—Señorita, ¿puede usted escucharme?—, en ese momento sube la mirada y me ve fijamente con algo de frialdad  y hasta un rastro de dolor, que en este momento no logro comprender, es una chica hermosa delgada blanca, de cabello oscuro y unos ojos grises increíbles, pareciera tener algo en mi contra pero es la primera vez que la veo.

Me dice algo en griego que no entiendo y luego se  acerca con cautela hasta mi mano para liberarla, por instinto corro hacia la puerta le escuchó decir algo pero cuando tomo el pomo de la misma está cerrada, Dios que ocurre, corro hacia las ventanas y me encuentro en un tercer piso cuya caída libre me mataria asi que definitivamente no es una opción, en los tres ventanales es la misma situación, al fondo solo se puede ver el mar, el cual se encuentra bastante cercano, no se que hacer, la chica sigue observándome con antipatía, me odia,quizá no le gustan los turistas yo que se.

Me extiende una toalla para que entienda que debo ir al baño y resignada la tomo primero porque la verdad me siento sudada y segundo para tener la oportunidad de examinar el lugar para ver si tengo oportunidad de escapar por allí, examinó la puerta y la cerradura no tiene llave, es decir, no me podre encerrar, al entrar apoyo la espalda de la misma, mi cabeza da mil vueltas, no logro comprender mi situación, inspecciono la pequeña ventana y tiene una reja, así que mi esperanza se ve marchita con rapidez.

Sometida a mi destino me meto en la ducha, como si se tratara de mi propio baño todos mis productos de aseo personal se encuentran aquí, supongo que alguien se dio a la tarea  de organizar en su lugar todo lo que estaba en mi maleta, por un momento al sentir el agua caer sobre mi cabeza logro relajarme, cierro los ojos y dejo que mi mente vuele a un lugar seguro, si mde quisieran muerta ya lo estaria, asi que esto va mas alla, tampoco creo que se sea una red de trata de personas porque no tendría tantos privilegios, asi que sigo sin entender nada.

Salgo del baño con un albornoz y una toalla alrededor de mi cabello, la chica sigue en la habitación pero me deja mi espacio cuando me voy a colocar la ropa interior que escogieron para mi, se da vuelta lo cual agradezco me coloco el vestido, el cual es extremadamente provocativo para mi gusto, con una pierna al descubierto, el cuello redondo y un escote en la espalda bastante bajo, como dicen estoy vestida para matar, los tacones altos me hacen más estilizada y mi acompañante entre señas me indica que me secara  mi largo cabello rojo además de maquillarme, cuando observo el resultado me hace pensar en que parezco Jessica Rabbit, hermosa y exuberante, me gusta lo que veo es cierto, pero quizá si se tratara de alguien especial.

Al culminar la chica va hacia la puerta y me invita a seguirla, da inticaciones y nos abren la puerta, al salir veo que todo el lugar esta custodiado por unos hombres de seguridad que parecen luchadores profesionales e infunden miedo solo de ver la cantidad de musculos y cara de mala leche que tienen, al final del pasillo, hay una sala y luego de entrar la puerta es cerrada, camino lentamente al encuentro del que me imagino es mi secuestrador, mientras detallo la pequeña mesa que han preparado y los detalles del lugar como pinturas, candelabros, adornos y  flores que llevan hasta un hombre alto, de espalda a mi, de traje negro, que aparentemente bebe una copa de forma despreocupada.

Luego voltea como si se tratara de una película en cámara lenta o al menos así lo procesa mi cerebro y se trata de la persona que menos imagine en una situación así, —¿Adrian eres tú?, ¿Qué haces aquí?, ¿Por qué hiciste todo esto?

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