Capitulo 6: Frialdad

Cuando estábamos a punto de marcharnos, la voz de klara se escuchó detrás nuestros. Hubiera deseado que no fuera presente en nuestro cruce de palabras, menos supiera de mis problemas no se mezclaría en mis asuntos personales y mucho menos sentimentales.

—Espero que la cuides, no queremos que se dañe ¿verdad? Porque no la aceptaremos de nuevo en casa— apreté mis manos en puños clavando mis uñas causándome un mayor dolor al que sus palabras representaba.

Aunque siempre terminaba de causar el daño deseado; sentí unas lagrimas caer por mis mejillas inspire profundamente no podía hacerlo. No lloraba porque fuera un ataque, solo era de impotencia y rabia que había estado reteniendo todo este tiempo.

— Desde ahora, jamás vuelva a buscarme. Tome esto como muestra de agradecimiento. Todo lo que le debía, cada uno se lo he pagado esta noche ¿Al final no era lo que deseaba? Pero comprendo que no siempre se puede ser feliz con los resultados que obtiene. No vuelva a buscarme, no seré amable la próxima vez.

La observe sobre mi hombro podía y ver en su rostro lo furiosa que mis palabras habían provocado en ella era más que satisfactorio, aquella desde que había destrozado mi futuro, sus malas acciones me detenían en aquella decisión.

— No podrás desacerté de nosotros, nos debes más que eso — fueron sus últimas palabras antes pasar a nuestros costados, chocando con mi hombro.

Suspire pesadamente, aunque rápidamente erguí mi espalda al sentir una caricia, levante la mirada con el ceño fruncido ante tal muestra de intimida, era un toque cariñoso ¿aunque no era mi esposo?  Encontrándome con esos ojos azules como el océano profundo, pero sin sentimiento alguno, parecía como sin ningún tipo de emociones se hiciera presente. Pero, sin embargo, por lo más loco que fuera aquella acaricia no se sintió como si invadiera mi espacio. Se sintió reconfortante.

—Ahora eres una Sokovol, nunca te atrevas a llorar ante alguien que no es superior a ti, sus palabras no valen nada a las que puedan salir de tu boca… en ella podría ser la sentenciada por sus palabras contra ti, Jade. Solo una palabra de tu boca puede ser la muerte de otra— se calló por un momento pensando sus siguientes palabras—, así que siempre piensa antes de actuar, a veces separarse de tus emociones es lo mejor que puedes hacer. La gente allí afuera usara eso en contra de ti, si quieres sobrevivir en un mundo de cazadores tienes que aprender hacer como ellos.

—¿Por qué siento que tus palabras tienes una cierta amenaza en ellas? —pregunte cuando reanudamos el paso, se detuvo y acerco mi rostro al de él, trague saliva fuertemente su olor a cigarros y menta me invadió; era grande fuerte y poderoso.  De eso no tenía dudas. Su mirada era intensa, pudiera arrastra todo a su paso.

—sí lo es... Ahora vamos… nos esperan para despedirnos— se separó abruptamente, este hombre sin duda era mas cambiante de lo que esperaba. Aquello me molesto, aunque no quisiera admitirlo, su preocupación a ser completamente frio. Como si fuera otra persona en pocos segundos.

—No es como si hubiera la gran cosa—murmure enojada, parecía que hablaba con una niña.

—La noche de bodas, sin duda es una gran cosa ¿Pensaste que lo olvidaría? —los dos nos miramos fijamente, una sonrisa ladeada cubrió su rostro, era una sonrisa gatuna. Puse mis ojos en blancos, eso era lo único que le importaba al final era un hombre que esperaba.

¿Había algo gracioso en todo aquello? ¿Esperaba que cumpliera con nuestra noche de bodas?

—´Pensé que tendrías a alguien mejor con quien pasarlo— expresé con inquietud, me arrepentí tapando mi boca con mi mano, lo miré a penada. No entendia por qué mi con él podía decir las cosas sin pensar demasiado.

—¿Si engañara a mi mujer, la que duerme en mi misma cama… tu crees que algunos de esos hombres confiarían en mí? Como trato y valoro a mi mujer, es la misma manera que tratare a mis hombres. La lealtad.

—¿Lealtad? —repetí, al escuchar sus palabras me sentí mal por pensar que realmente me engañaría ¿No era ese tipo de hombres o solo era una mentira?

—Si, lealtad espero que tengas mucha de esa.

Asentí y continuamos nuestro recorrido, pero sentía que nada seria igual estaba entrando en la boca del lobo por mí misma; quien pensaría que regresar a casa me llevaría a esa situación, había estudiado mucho durante mi tiempo en el exterior y trabajado para no depender de ninguno de ellos; había trabajado fuertemente toda su vida para ser notada y admirada pero de que servía si al final nunca era suficiente y ahora debido a sus apuestas había terminado de perder lo único que ellos nunca le habían quitado su libertad, todo daba vueltas y al final, terminaba pagando por sus pecado ¿Irónico no?

Pero ahora sentía como si tuviera una guillotina encima de mi cabeza apunto del más mínimo error para caer, solo esperando. Todo parecía un mundo de mentiras a medida que nos despedíamos sus miradas de interés, curiosidad o como si fuera un nuevo juguete y el desprecio y los celos de las otras mujeres que se encontraban allí ¿Con cuantas de ella se había acostado? ¿Por cuantas ahora tendría que cuidarme las espaldas? Aquellas preguntas rondaban en mi mente, a cada paso que daba sintiendo aquel frio mano en mi espalda baja, alentándome a seguir mi camino.

—Espero, que sean muy felices… espero verlos muy pronto— menciono mi suegro, era la última persona que faltaba por despedirnos, yo me avergoncé al saber el trasfondo de sus palabras, pero ¿Leonid sabia algo que yo desconocía o estaba completamente en la ignorancia de los planes de su padre?

—Claro, padre muy pronto te visitaremos. Ahora nos ir….

Leonid se quedo con las palabras atragantadas, porque los disparos provenían de todos lados, de repente sentí un dolor al ser arrogada al piso y el peso del cuerpo de mi esposo sobre el mío, sentía que mi corazón iba a explotar y no sabia a donde ir o que hacer, solo escuchaba las fuerte detonaciones, cubrí mis oídos. Necesitaba dejar de concentrarme en los gritos y las fuertes ordenes que gritaban.

—O reacciones o te dejare aquí en todo este caos, no moriré porque no puedes poner en orden tus pensamientos—sentí mi cuerpo estremecerse, sabía que lo decía enserio y la advertencia en su mirada. Era una toma o dejas, me tendió su mano la cual no dude en tomar, no había vivido muy bien para morir aquel día en medio de todo ese fuego cruzado—. Muévete cuando yo te diga y detente… es la única forma que te lleve conmigo.

—Esta bien— dije mientras tomaba su mano con mas fuerza de la que creía capaz.

No confiaba en él, sabía que si no cumplía me abandonaría. Mientras cruzábamos todo el lugar sorteando y Leonid dando órdenes a hombres que de repente aparecían y uno en especial que nos seguía, al llegar a una puerta donde al parecer no había un alma mas que nosotros pude sentir como mis piernas querían ceder y derrumbarme, pero no sabia si realmente todo había acabado, sin duda esa no era la forma que quería terminar mi día.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo