Capitulo 4: Boda

Jade

Ambos dirigimos la mirada al impotente hombre que se encontraba en la puerta con expresión seria; aunque tenia la misma mirada que el que ahora sabia que seria el novio como sorpresa e incredibilidad de lo que veían ante sus ojos, sabia que era bonita jamás había duda de la belleza que le mostraba el espejo. Era como si estuviera viendo un fantasma.

—Señor ya es hora, ya va a comenzar la ceremonia—fueron sus únicas palabras antes de abandonar el cuarto dejando un silencio entre ambos. Antes de darme una última mirada.

—Nos veremos.

—No es como si quisiera.

Nuestras miradas se encontraron y me arrepentí inmediatamente, el señor Sergei había sido muy claro en nuestro acuerdo. Nadie debía saberlo, solo seriamos nosotros dos.

—¿Quisiste decir algo? —pregunto acercándose a mí, algo en su mirada parecía querer devorarme.

¿Era mi señal para correr? Aunque una vez leí que es mejor no correr de los monstruos porque solo provocaras que te persigan.

—Creo que es hora de que te marches.

El señor Sergei hizo acto de presencia apareciendo en la habitación, me mordí el labio inferior ansiosa esperaba que no siguiera preguntando. No quería provocar alguna molestia entre ellos.

—Hijo deberías estar abajo, controla la situación… no queremos que Jade se sienta incomoda— parecía ser alguna clase de orden privada—¿Nadie quiere hacer molestar a la novia en su día especial?

Forcé una sonrisa y asentí, parecía una muñeca a sus disposiciones.

—Claro, los veré abajo.

Tome un largo suspiro y me observe por ultima vez en el espejo, al menos espero que mi vida sea mejor que toda mi miserable vida… un año se pasaba rápido, solo debía mantenerme sana y salva, luego podría ser libre.

—¿Lista?

—No se si lo estoy, no es como si pudiera dar vuelta atrás.

—Me alegro que lo sepas. Espero que siempre lo recuerdes y ahora que perteneces a mi familia lo que significamos para el mundo.

Me ofreció su abrazo y bajamos las escaleras me sorprendió encontrar relativamente pocas personas, no habría más de cincuenta personas; no había ni rastro de mi padre o… bueno de su familia.

—Recuerda tu promesa. — me recordó Con voz amenazante. Mi cuerpo se tensó y casi me detuve por un momento, pero solo siguió caminando e hice lo posible para no tropezar y caer.

—Un año y medio; todo lo que necesito. Es un bebe — mencione con la garganta seca; al aire era tenso y el hombre que la acompañaba su suegro, asintió afirmando lo que ya habían hablado.

Camine por ese pasillo como si fuera mi camino a la horca, mis manos sudaban. ¿Cómo seria mi vida a partir de ahora? ¿Sería sencilla o había mas de lo que se veía en el exterior?

Solo podía sentir el ambiente tenso; su mirada se encontró con la mía; esos ojos azules tan fríos y sin ningún tipo de sentimiento, pero había algo en su mirada que había cambiado en diferencia la forma en que me había observado en la habitación. Era como si fuera una posesión y la frialdad, sin mostrar algún tipo de sentimiento.

Mi mano tembló un poco alzarla y sentir el frio contacto de su palma, mordí nerviosamente mi labio inferior sin levantar la vista del piso.

El juez empezó la ceremonia, al menos agradecía que no fuera por la iglesia. Aunque realmente todo se sentía como si no estuviera sucediendo.

—Prometo cuidarte en la enfermedad y la pobreza— Levante la mirada siendo aún más nerviosa - También protegerle y atesorarte.

—Prometo cuidarle, respetarle y atesorarte —dije como si fueran mis votos, al final de todo era un simple espectáculo, uno que al final tenía fecha de caducidad.

—Los declaro mando y mujer— declaro el juez, el velo lo levanto sintiendo el calor que su palma transmitía en su nuca.  Acerco su rostro al mío, levante la mirada congelada debía yo unir nuestros labios o..

—Ahora eres mía —, aquellas se colaron en el fondo de mi corazón, unió sus labios con los míos, pero fue un beso casto, frio e insípido.

 No por mucho tiempo pensé.

"Pero realmente nunca pensé en lo que me estaba metiendo. Mi vida pacifica tranquila y sin secretos se acaba de cambiar; eso había dicho mi suegro.’’

Leonid ese hombre misterioso y con una mirada que hasta el hombre más valiente temería. Había algo oscuro en él, lo supe en el momento que cada hombre presenté el respeto y el miedo en sus miradas me lo conformaba, ¿Eran tan oscuro?

Sus besos fueron mi perdición.  Sus brazos me ataron a sus cadenas. Y mis acciones fueron mi castigo. Mis mentiras fueron mi prisión. Y lo peor no había alguien para salvarme.

Leonid

Podía sentir su pequeño temblor de su cuerpo cuando tome su mano, en ese momento solo pensé que era mía y que nadie más tendría derecho sobre ella, sin duda esta vez mi padre me había dado un golpe bajo, aunque no lo admitiera esta dispuesto a seguir con la boda esa pequeño Jade, sin duda hacia un buen título a su nombre.

Nunca había creído en la rendición en nuestro mundo, pero al abrir esa puerta y observar sus cabellos como el oro y sus hermosos ojos verdes, podía jurar que apareció un ángel delante de mí.

La rendición a todos mis pecados ahora era mi mujer, para cuidar y proteger. Sabia que podía romperla un monstruo con yo que se ocultaba bajo la apariencia de un hombre respetado y un joven prometedor, solo estaba destino a romper las cosas que caían en mis manos. Sus manos inocentes al rozar las mías quienes sin duda llevaban mucho pecado encima de todos los hombres quienes había visto sus ojos cerrarse con un ultimo aliento, porque eso era lo que era y ella estaba a punto de descubrirlo.

Seria mia y no permitiria que nadie mas posara sus manos sobre su suave piel. 

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