Mi Lobo Aulló y Gravité a su Lado
Mi Lobo Aulló y Gravité a su Lado
Por: Marriam Nieves
Capítulo 1: Mi Lobo Aulló

Gravitaba por las afueras del cementerio de Cathays Cardiff, Gales, aburrida. No recordaba cómo morí. Ni siquiera mi nombre, intenté agarrar una roca y la traspasé. La luna llena me llama la atención, mis ojos fijos en esa enorme bola brillante y de pronto escucho un lobo aullar. Nunca había escuchado uno tan cerca (bueno en mi vida de fantasma) por este cementerio. Mi inexistente cuerpo gravita hacia el aullido y de pronto siento una niebla que me cubre. Nunca en todas las noches que he venido, había sentido algo de esa manera y de pronto siento la fría tierra en mis pies. «¿Qué rayos sucede?» Me agacho, estoy consciente de mi cuerpo, ya no es incorpóreo. Estoy fascinada y agarro un puñado de arena. Cierro los ojos, sintiendo todo y oliendo la húmedad. A varios pasos escucho el aullido y por instinto abro mis ojos. El lobo enorme de pelaje gris y el hocico blanco se acercó vigilando. Sus ojos oscuros y poderosos fijos en mi cuerpo, pero se detuvo como todo un depredador a mitad del camino. No entiendo cómo tengo un cuerpo, o sea estoy muerta. Suavemente me incorporo, siento frío y me acaricio mis brazos. Sonriendo por este momento, levanto la vista hacia el enorme cielo y me quedo con la boca abierta viendo una aurora boreal. El cielo me ha regalado los espectaculares colores. Tengo una camisa blanca con sangre y mis piernas al descubierto. La ropa demuestra que mi muerte no fue accidental, sino forzada. El lobo de pronto corre hacia mí, quedándome quieta y admirando su belleza nata. Estoy muerta, es imposible que pueda lastimarme. «¿Será que la niebla me hace visible?» En mi inexistencia y aburrida vida deseo ser mordida por esa belleza de lobo. Se derrapa frente de mí y me miró intensamente. 

—¡Hola lobito! Eres lo más entretenido en mi fantasmagórica inexistencia vida —sus ojos lobunos oscuros en mí y acaricio su cabeza. 

Ladeó su cabeza cerrando sus ojos, aparentemente le ha gustado mi toque. Me percato que estoy en la tumba de Leyla Hathaway. 

—¿Te gusta mi toque? —susurro mientras me agacho a su nivel—. Disfruta mientras dure —me detengo de acariciarlo al escuchar a mi patético amigo fantasma y enseguida el lobo abrió sus ojos en alerta—. Calma lobito, es mi amigo fantasma. 

—¡Bellicienta, Belli, nos ha llamado Jason! ¡Ha pasado algo! —su bramido es desesperado y me giro en dirección de su voz.

Lo veo gravitar, al verme con cuerpo sus ojos verdosos se agrandan. El lobo se cruzó en mi camino, todo posesivo amenaza a Luke. 

—¡Hey, calma lobo! Aunque soy fantasma, nada podrías hacerme —se mofó y volvió su atención hacia mi cuerpo—. ¿Me puedes explicar cómo has hecho? 

—No tengo idea que ha sucedido, pensé que era la neblina. Pero estás aquí y sigues igual. Lo más extraño es que sigues incorpóreo —lo miro pensativa.

—¡Hello, soy fantasma, tu amigo! —se señaló con sarcasmo—. Mira el cielo, que maravillosa vista. 

Me inclino abrazando al lobito y beso su cabeza. 

—Cuídate mi lobo, espero poder volver a verte —sus ojos oscuros son una promesa y me estremezco. 

Tener de cerca al lobo me hace sentir una conexión y de pronto tengo una leve visión. Me sostengo la cabeza fuerte, sintiendo una punzada y puedo ver un chico de espalda ancha sosteniendo un peñón. 

—¿Qué te sucede Belli? —ese apodo me lo dio él, al no recordar mi pasado—. Tenemos que irnos y tú teniendo otra muerte en este cementerio —habló de prisa y sin lógica alguna.

Abro los ojos aturdida, estoy segura que ese hombre fue mi asesino. El lobo con su hocico me roza la mejilla y termina lamiendo. Sonriendo a su toque, le doy una última mirada y me alejo odiando dejarlo. Sigo caminando hasta que salgo de la niebla y mi cuerpo se vuelve fantasmagórico. 

—Que extraño, ¿no quieres decirme tu secreto? 

—Te aseguro Luke, que no hice nada. Solo sentí una niebla en ese sitio y luego tenía mi cuerpo.   

—Pues no sentí nada y me detuve en la neblina —se ha quedado pensativo y prosiguió—, solo que el lobo es muy agresivo conmigo y contigo no. Por supuesto que sería así, si eres bella, incluso de fantasma y esas piernas. ¡Mmm! 

Nos alejamos de la tumba y siento un vacío en el pecho de momento. Me detengo, me giro sobre mi hombro y aún sigue el lobo observando. Levanto mi mano en despedida y el lobo aulló logrando erizar mi cuerpo. Nunca había sentido nada desde que soy fantasma y sé que ha pasado algo en esa niebla. La única persona que puede aclarar esto es Jason, el líder de la cuidad de Huesos Gravitando. Se preguntarán si los fantasmas tienen un territorio, por supuesto que sí. Lo malo de mi situación, es ser la única que no recuerda su nombre. Además de andar con una camisa de hombre llena de sangre y prácticamente desnuda. Menos mal que me he acostumbrado a las miradas de todos y hasta me gusta llamar la atención. Ser fantasma tiene sus pro y contras, un pro es poder teletransportarme y eso hice en este momento hacia la ciudad de los fantasmas. Es un plano completamente gris, con muchos fantasmas flotando y haciendo que la ciudad sea lo más parecido a un hogar. En este plano quedamos los que nos negamos a cruzar por asuntos que debemos arreglar y mientras seguimos las órdenes del líder Jason. Ese que nos ayuda a evitar ser llevados a la fuerza a nuestro destino. Por lo tanto hay fantasmas que poseen cuerpos, hay los que solo quieren cuidar a su familia y luego existen los míos que no queremos irnos hasta saber que nos sucedió. Está flotando alrededor de una silla de rey Jason, en su rostro veo incertidumbre y sus ojos grises conectan con los azul claros míos. Se encuentran todos los fantasmas expectantes a lo que nos informará Jason. Estoy segura que esa mirada mortal, tiene que ver con la niebla y levanto mis hombros en señal de no sé nada. En eso flota una chica habladora, últimamente le ha dado con seguirme y la evito lo más posible. 

—Te perdiste todo el día —su voz chillona me persigue. 

—Estaba vagando por ahí —respondo monótona.

—¡Atención a todos! ¡Hagamos silencio! —bramó Jason.

—¿Por qué tanto misterio? —susurro a nadie en particular.

Me cruzo de brazos y fruncí el ceño esperando por el discurso.

—Esta noche han cruzado la línea prohibida y alertado a los guardianes de la línea —Jason empezó a hablar y no quitó sus ojos de mí—. Por tal motivo seremos cazados y debemos mantenernos fuera del cementerio de Cathays. 

—¿Qué pasa con la línea? —grito consiguiendo la atención de todos.

Jason gravita hacia mí furioso, todos le abren paso y se detiene al frente. 

—Solo debes saber que es prohibida, está fuera del alcance de un fantasma y si deciden excavar, su alma será encerrada para siempre. 

Por primera vez desde que soy un fantasma siento ganas de romper las reglas y crear mi propio destino. 

—Tal vez, sea hora de arriesgar, total ya somos inexistentes. 

Con eso desaparezco, dejando a Jason molesto y a los fantasmas dudando. 

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