Capítulo 5

Al llegar a casa Clay se encontraba esperándome en la puerta y un nudo se formó en mi garganta al notar lo emocionado que estaba de poder esperar a alguien y verlo llegar.

Y sabía que probablemente esperaba a su padre, pero él nunca llegaba a la hora adecuada.

Muchas cosas pasaban por mi mente a cerca de la relación padre e hijo, pero prefería reservarme los juicios hasta que viera de primera mano como era la situación en sí. Pero mientras tanto me haría cargo de hacer medianamente feliz a este pequeño en lo que pudiera.

Aunque sabía que nadie podría reemplazar a un padre y a una madre. Pero al menos le daría una amiga en quien confiar.

Cuando estuve frente a la puerta con una de mis manos en la maleta él se lanzó hacia mi cuerpo y me abrazó dejando salir esa euforia que solo le había visto compartir conmigo lo que me daba cierta sensación de emoción y particularidad.

—¿Sabes de casualidad lo que vamos a cenar? —le cuestioné con suavidad y él asintió un par de veces mientras tomaba mi mano y me arrastraba por la casa.

—Sé cual es tu habitación, le he preguntado a las mucamas y me han indicado cual de ellas es. Él me guio por las escaleras y arrastré mi maleta como pude sin soltar su mano y cuando notó que iba apurada en vez de soltarme solo ralentizó sus pasos y eso me hizo reír.

—Estás demasiado ansioso —él asintió claramente extasiado.

—Hace mucho tiempo que no tengo un compañero digno de mi tiempo y atención. Claramente las mucamas creen que leer es inservible cuando tienes una televisión que te muestra todo. Después se preguntan el por qué padecen alzhéimer en su vejez —él suspiró dramáticamente —en fin, Vania. Cenaremos pasta, es la favorita de Colton, aunque es obvio que no vendrá a cenar. Pero casi siempre la hacen esperando que él llegue en alguna de esas noches.

Mi pecho se apretujó y estuve tentada a decirle algo, pero él se detuvo frente a una puerta y la abrió suavemente mientras se hacía a un lado para que yo pudiera pasar.

—Está justo al lado de mi habitación, pero no es la que ocupaban las demás niñeras, esas eran habitaciones muy básicas para empleados. He pedido que te habiliten esta porque eres más una invitada, ciertamente. Una compañía agradable.

Al entrar en la habitación mi boca se abrió con sorpresa al percatarme de lo hermoso del lugar, además de lo elegante y opulento que era.

Las paredes tenían un papel tapiz blanco con diseños muy elaborados en dorado que hacían ver las paredes sumamente hermosas. El techo estaba pintado, parecían ser flores y plantas extrañas también en dorado. En el centro había un precioso candelabro en forma de araña con lágrimas que caían preciosamente haciendo que la luz se reflejara en ellas.

Las cortinas en color café suave y cubrían un bonito ventanal que daba a un balcón no muy grande, pero del tamaño perfecto para que un sofá pequeño se estableciera en una de las esquinas. La cama tenía cuatro postes enormes y altos que tenía cortinas aferrados a ellos que formaban un dosel. La alfombra también era café combinando con las cortinas y ocultando muchas partes de la cerámica de mármol blanco del suelo.

Todo era hermoso y no podía esperar a ver el resto de la casa.

—Cenaremos en media hora, tiempo suficiente para que te duches y yo también. Te vendré a buscar para que bajemos juntos.

Dándome una pequeña sonrisa y un asentimiento salió de mi habitación y cerró la puerta tras de sí para darme privacidad. Y me cuestioné si no era yo quien debía haberle dado esas indicaciones que claramente él me dio a mí.

Con una sonrisa en mi rostro abrí mi maleta en el suelo para no estropear la cama y saqué un simple vestido verde oscuro que caía suavemente por mi cuerpo sin enfatizar ninguna de mis curvas y llegaba hasta mis rodillas. Era de hombros y holgado y me encantaba por lo bonito y a la vez cómodo que era.

Luego saqué ropa interior y unas sandalias ya que sentía que mis pies iban a explotar y como nadie me había dicho nada de un uniforme, suponía que tener este tipo de ropa era mejor.

Una vez con mis cosas en mano me dirigí a lo que suponía era el baño, pero en ese instante mi teléfono comenzó a sonar y me lancé hacia él para tomarlo sin mirar y llevarlo a mi oreja.

Cuando escuché la voz del otro lado de la línea no pude evitar sonreír.

—Mamá —saludé con voz alegre y una sonrisa, aunque ella no pudiera verla.

—¿Me puedes explicar cómo es eso de que terminaste con Dev y ahora te fuiste con un hombre rico que tiene autos caros? —mi ceño se frunció ante su cuestionamiento y luego entendí que el m****a de Dev había llamado a mis padres para meterle cosas en la cabeza.

Ese hijo de su madre simplemente no tenía límites. Pero en cuanto lo viera ya me iba a oír. Aunque ciertamente esperaba no tener que volver a verlo ni lidiar nuevamente con un espécimen tan ruin y mentiroso como él. 

Él fue quien falló, no tenía ningún derecho de llamar a mi familia e investarle tales cosas. 

Joder, ahora mi madre me daría un sermón y tendría que escucharlo todo porque entonces me daría otro por no darle atención y definitivamente no tenía tiempo para eso, pues hacer esperar a Clay no era una opción. 

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