Clara podía sentir los colmillos de Ethan rompiendo su piel. La herida estaba hecha con intenciones de marcarla aun si era de forma violenta. Era doloroso y a la vez estimulante y la loba soltó un leve gemido aferrándose al cuello del macho.

-Suave- le pidió en un murmullo- Suave, no me voy a ir. Soy yo, tu Clara. Estoy aquí. No te dejaré de nuevo. Repetía son aliento.

La boca de Ethan se mantuvo quieta sobre su cuello. Los colmillos no tocaron ninguna vena importante a pesar de ser tan profunda la herida, aun así la sangre se derramaba hasta el suelo uniéndose con la sangre de su hermano.

Los segundos pasaron. Las feromonas comenzaron a mezclarse en el ambiente y de alguna forma el lobo se calmó. El sabor de la sangre de la loba en su paladar fue exquisito y algo dentro de él se removía de tal forma que le hizo agitar la cola. La neblina en su cabeza se fue desvaneciendo por completo haciendo que el raciocinio que hacía tiempo había perdido tras creer que su pareja había muerto volvi