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Mathew había abierto sus hermosos ojos color gris. Sus pestañas largas tenían algunas lágrimas.

Yo no paraba de llorar, aun dudando si esto era un sueño o era real. Pero era real, Mathew estaba completamente despierto. Los doctores y enfermeras me hicieron a un lado, para poder checar que Mathew se encontrara estable, ya que empezó a tener problemas con el respirador, ya que, al despertar, ya no lo necesitaba para respirar, así que se estaba ahogando.

–¡Tranquilo! –El doctor tranquiliza a mi esposo, mientras le ayuda con su respiración. –Respire con la nariz. –Le pide mientras varias enfermeras están a su lado, sosteniéndolo para que no se asuste más y salga volando por la habitación. –¡Bienvenido otra vez! –Sonrío el doctor más estable.

Mathew era un gran hombre, así que varias enfermeras se aseguraron de que el hombre, estuviera lo suficientemente tranquilo, para que pudiera verme de nuevo. Sus ojos grises estaban bien abiertos, sabía que se estaba preguntando en donde estaba.

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