Capítulo 3

George

Estaba arriba del auto releyendo el correo en mi celular, ese correo que no había abierto en años. Cuando lo había leído, me había quedado sin palabras, muchas cosas pasaron por mi cabeza, y a consecuencia de eso, hice unos destrozos en mi taller, había hecho un par de llamadas y aquí estaba. Victoria, la mujer que había amado tan profundamente hace más de diez años atrás… hoy era una total desconocida para mí. Entonces todo encajaba con el informe de investigación y las situaciones en ese momento. Un día se terminado nuestro matrimonio y al parecer ella se había refugiado en Ronald Jones, el asistente del rector de nuestra universidad el último año, debió de quedar embarazada de él y ahora, eran la familia feliz que tanto soñamos un día ella y yo. Levanté la mirada y desde mi asiento podía ver a Victoria mirando por la ventana de manera distraída, la niña era idéntica a ella, no le notaba ningún parecido con su actual esposo, entonces mi mente había jugado cruelmente conmigo, hasta que los reportes médicos que me entregaron confirmaban que no era mía…

No era mi hija. No coincidían las fechas. ¿Entonces que me había impulsado venir hasta este lugar? No lo sé. No había dejado de leer la actualización de su vida, por más que me obligaba a  no seguir sentado en la parte trasera de mi camioneta, otra parte quería verla y escucharla.

—Señor Western, ¿Quiere que mande a un hombre al interior? —preguntó mi jefe de seguridad.

—No. —contesté en un tono serio y sin dejar de mirar por la ventanilla. —Solo quedémonos aquí. —y así me quedé por un rato más, leí de nuevo la parte de sus negocios: era diseñadora de modas. Y de las buenas. Al final, había logrado lo que le apasionaba: Tener su propio negocio y marca. Tenía una gran casa en una zona de los suburbios. Como siempre lo soñó. –Presioné con mis dedos el puente de mi nariz  ignorando esa molestia en mi estómago- al retirarlos y mirar hacia el local, noté que se levantaban de la mesa.

—Señor…

—Lo sé, esperen aquí, —bajé del auto cuando Ron las dejó en la acera,  y crucé la calle cuando  la pequeña la rodeó por la cintura a Vicky.

— ¿Victoria? —ella se giró lentamente hacia a mí y noté como sus dedos se aferraron al abrigo de la niña.

— ¿Qué es lo que haces aquí, George? —por un momento perdí el habla, noté el movimiento de la niña que intentó mirar en mi dirección pero ella lo impidió ejerciendo presión en su cabeza contra su estómago.

—No era mi intención perturbarte—dije intentando tranquilizarla, pero sabía que era un error cuando vi un brillo de ira en su mirada.

— ¿Perturbarme? Para hacerlo, deberías en primer lugar importarme, pero no lo es así desde hace diez años para ser exactos. —estaba a la defensiva, podría contestar pero lo que menos quería era discutir frente a su hija después de años de no verla.

Escuché las llantas de un auto rechinar contra el pavimento, atrayendo la atención de los tres, era Ronald, bajó del auto a toda prisa para venir hacia a nosotros, se puso como un escudo entre nosotros.

— ¿Qué es lo que quieres? —preguntó en un tono cargado de frialdad.

— ¿Papa? ¿Quién es? ¿Por qué se hablan así? —preguntó la niña con una melodiosa voz que me provocó algo en el interior, ¿Será el sentimiento de envidia? Ronald tenía lo que yo un día soñé junto con mi Vicky...

—Sube a Elizabeth al auto, cariño. —pidió Victoria, el escuchar como lo llamó, hizo que me encendiera en segundos, pero él seguía como escudo entre nosotros.

—No era mi intención…—comencé a decirle, pero me interrumpió Ronald.

—Nunca es tu intención. —Hizo una pausa y giró su rostro—Suban al auto.

—Cariño, —dijo Victoria pero él negó, él insistió de nuevo.

—Suban al auto. —ordenó, ella abrió la puerta de la Range Rover y antes de subir ella al asiento del copiloto, algo me pareció extraño.

— ¿Por qué esta actitud? Actúan como si escondieran algo. —dije al mismo tiempo que arqueé una ceja. Ella se volvió hacia nosotros que aun seguíamos en el mismo lugar.

—No escondemos nada. —replicó, pero sabía cuando mentía y lo estaba viendo en mi cara.

— ¿Entonces? —pregunté a Victoria que aún no subía a la camioneta, Ronald hizo un movimiento para cubrirla de mi mirada, me encontré con sus ojos cargados de ira contenida.

—Aléjate de nosotros. —levanté las manos en señal de rendición.

—Solo venía a comer y la alcancé a mirar, solo quería saludar Ronald. Puedes estar tranquilo, no vengo a quitarte nada  como tú lo hiciste...—dije apretando mis dientes, él avanzó un paso cruzando mi espacio. personal.

—Yo no te quité nada...ya que tú mismo te encargaste de perderlo. 

No dijo nada más, se giró hacia a ella y le hizo una seña de que subiera al auto, luego él subió y arrancó el perdiéndose entre el tráfico de la noche. Me llevé una mano a mi pecho, sintiendo como mi corazón estaba latiendo a toda prisa, a punto de salir de mi pecho, de nuevo el malestar en el centro de mi estómago. Tomé aire y lo solté entre dientes.

—Escondes algo, Vicky. Y lo voy adescubrir...

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