Capítulo 1

Me levanté de la cama y comencé a organizar la habitación, miré al espejo, estos ocho años había cambiado demasiado, y no solo yo lo había hecho, sino también todo lo que conocía, el mundo en sí lo había hecho, desde que Dominic había tomado el poder de Europa todo era diferente.

Me metí a bañar, mientras lo hacía no podía evitar que mis pensamientos vagaran, necesitaba desesperadamente encontrar información valiosa para la organización, llevaba un año aquí, y aún no lograba recolectar nada, Dominic era como un muro impenetrable.

Al terminar de bañarme me coloqué mi uniforme rápidamente, hace un año me había convertido en una mucama de la mansión principal.

Salí de la habitación para ir al comedor del personal, miré a mi alrededor, en serio todo había cambiado drásticamente.

Al llegar al comedor, me senté al lado de Violeta, una compañera de la cual era cercana, era lo más parecido a una mejor amiga, aunque en realidad actualmente esa palabra no existía.

—¿Te has enterado? —pregunto inmediatamente, sin siquiera saludarme, negué. —Al parecer se han enterado de que hay una rata en la mansión. —La miré en silencio, intento no demostrar que estaba nerviosa, ¡maldita sea! ¿Se habían enterado de que era una infiltrada?

—¿Estás segura? —Violeta asintió. —¿Y sabes de quién se sospecha? —Está nuevamente negó.

—No, aún no he escuchado nada sobre esto, lo único que sé es que en cuanto la atrapen, ¡dios! Pobre alma desafortunada. —Asentí y comencé a comer.

Si se enteraban de que yo era la infiltraba está literalmente muerta... una de las cosas por las cuales nunca nadie se oponía a Dominic era por sus castigos, desde que este había tomado el poder se había caracterizado por ser cruel y despiadado en sus castigos, todos los que se habían intentado oponer a él habían muerto de maneras horribles.

—Se nos hace tarde. —dije seria, mirando a violeta, esta asintió.

Nos levantamos del comedor y nos dirigimos a hacer nuestras respectivas tareas, me dirigí a la concina y tomé el desayuno de Dominic.

Al entrar a la habitación, lo vi mirando a la ventana ¿Cómo alguien tan guapo podía ser tan despiadado?

—Buenos días, señor. —Dominic se volteó y me miro de arriba a abajo como siempre lo hacía, una corriente eléctrica recorrió mi espina dorsal, en silencio se sentó en la mesa que estaba al lado de la venta, me acerque y comencé a servir su desayuno, segundos después me posicione a su lado mientras este comía.

Dominic, era un hombre demasiado imponente, su aura era completamente domínate, siendo sincera era completamente mi tipo... excepto por su personalidad.

Este comenzó a comer en completo silencio, ya estaba acostumbrada a su actuar.

—Melissa.

—¿Si? Señor.

—Siéntate. —Obedecí su orden rápidamente, estaba acostumbrada a sus extraños pedidos, por alguna razón este hombre siempre me hacía sentarme frente a él, parecía disfrutar de verme asustada mientras comía.

Dejo su tenedor a un lado y me analizo, trague saliva nerviosa ante su mirada.

—¿Cómo te encuentras el día de hoy?

—Bien, señor. —dije mecánicamente con el corazón latiéndome a mil.

Dominic asintió y siguió comiendo, después de media hora había terminado de comer, salió de la habitación en silencio, comencé a organizar su habitación, al terminar salí y comencé a hacer mis otros deberes, hasta que la noche cayó y me acosté a dormir así era todos los días...

Los días pasaron hasta que llego el día de mi descanso, se suponía que hoy me reuniría con la organización, les reportaría de los nuevos movimientos de Dominic, sin embargo, como siempre, no tenía gran información.

Comencé a recorrer las calles, asegurándome de que nadie me siguiera, al llegar toqué la puerta, el guardia al verme me abrió rápidamente, entre nerviosa, el guardia me hizo pasar hasta la oficina del líder.

Este se levantó y me dio un beso en la mejilla.

—Ven, siéntate. —Me senté en la silla a su lado, lo vi servirse una copa de ron. —¿Y bien Melissa? —Estaba a punto de decirle que no había logrado en encontrar nada interesante cuando se escuchó un estruendo fuera de la oficina, el líder y yo nos miramos alarmados y salimos a ver, mi corazón comenzó a latir rápidamente, el lugar estaba siendo atacado, los guardias comenzaron a entrar al lugar, mientras apuntaban con sus armas a todos los que se oponían, asustada comencé a correr, sin embargo, de pronto sentí mi brazo arder, lo mire, de este comenzaba a brotar sangre, no me detuve, si me atrapaban me iba a pasar algo peor que esto.

Todos mis intentos fueron en vano, al final uno de los guardias me dio un golpe en la cabeza, haciendo que me desmayara. Lo último que vi fue como la mitad de todas las personas presentes en este sitio era capturadas...

Comencé a abrir mis ojos, me dolía demasiado la cabeza, al abrirlos noté que tenía algo sobre mi cabeza, todo estaba completamente negro, podía oír las voces de los guardias celebrar por habernos atrapado, minutos después sentí como me arrojaban agua fría.

—¡Levántense ya!, malditos traidores. —Recibí una pata en mi estómago, los guardias me levantaron y me comenzaron a arrastrar, tenía miedo.

De pronto se detuvieron y me hicieron arrodillarme.

—¡Vaya, vaya, pero miren que tenemos aquí! —Mi sangre se heló, esa era la voz de Dominic.

—¡Suéltanos ya! ¡Maldito loco! —dijo alguien y de pronto se escuchó un disparo.

—Alguien quiere interrumpirme? —El silencio reino en la habitación. — Comencemos.

De pronto el silencio fue interrumpido por otro disparo, comencé a temblar, comenzaba a escuchar como los pasos y los disparos se comenzaban a acercar a mí.

Apreté mis labios, no me arrepentía de mi decisión, moriría luchando por mis ideales.

Después de unos cuantos disparos sentí a alguien posicionarse frente a mí.

-quítenle eso- lo que cubría mi rostro fue retirado, achique los ojos debido a la luz, cuando me acostumbre mire a Dominic, este como siempre me miraba con una mirada penetrante.

Dominic me tomo del rostro, lo miré asustada.

—Pero miren a quien tenemos aquí... así que tú eras la rata. —No podía articular palabras.

Dominic tomo su pistola y la puso en mi frente, cerré mis ojos, esperé el disparo, pero esto nunca sucedió, abrí mis ojos, este sonrió.

—Matarte ahora sería un desperdicio. —Dominic llamo a uno de sus hombres. —Llévenla a mi auto. —Abrí mis ojos, impresionada, el guardia me tomo de los brazos obligándome a caminar, mientras me alejaba podía ver como Dominic mataba a muchos de mis compañeros ¿Qué planeaba hacer conmigo?

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