Capítulo 1 "Una vida normal"

[3 días antes]

El tintineo constante de la alarma me despertó de una pesadilla recurrente, habían pasado semanas sin poder deshacerme de ella. Por las cortinas se filtraban los rayos de sol que prometían un lindo día. Me incorporé perezosa, jamás me han gustado las mañanas, podía oír el mundo despertar al rededor, mis hermanos peleando, mi madre gritando por el desayuno, los gatos pidiendo alimento, la ducha, silencio... Me tapé los oídos con desespero bajo el agua, no puedo recordar hace cuánto tiempo empezó, pero no podía soportar el ruido, sentía que me ahogaba, me desesperaba, me sentía perdida y desorientada. Mi madre decía que era demasiado sensible, pero mi madrina insistía en que pudiéramos orientación a un terapeuta, después de todo había pasado poco tiempo desde aquel trágico suceso.

Se abrió la puerta del baño y antes de que pudiera reaccionar Xavier me tenía envuelta en una suave toalla y besaba mi frente. 

-Mi niña, estás toda fría...- Dijo mientras frotaba la toalla en mi espalda, sentía un nudo en la garganta que no me dejaba hablar. -Encontré una persona que nos puede ayudar, es una chica ¿te gustaría ir hoy?- dijo con dulzura mientras se agachaba para mirarme a los ojos con esa dulzura tan suya.

-Sí quiero- Dije haciendo un puchero -Pero abrázame un ratito más...- Él me acurrucó entre sus brazos mientras me secaba con delicadeza, desenredó mi cabello con tanta paciencia mientras yo me escondía en su tibio pecho.

-Las crisis son cada vez más seguido ¿Has tenido pesadillas otra vez?- Preguntó con voz calmada.

-No.- Mentí. Si iba a recibir ayuda profesional no quería seguir preocupando a mi familia con mi locura. -Iré a vestirme y nos vamos- le sonreí con los ojos, su ayuda y su calma hacían que volviera a mi centro. Él asintió y salimos del baño, yo caminé a mi habitación y él a la sala. A penas junté la puerta de mi cuarto escuché la voz de mi madre.

-¿Otra vez? Voy a empezar a creer que esto es solo una excusa para meterte al baño con ella- Chilló deliberadamente consciente de que en esta casa todo se escucha. -Ya me estoy aburriendo de su show- Concluyó.

-Suegr... Señora, Hachi no está bien, la llevaré con una profesional...- fue abruptamente interrumpido.

-Tú verás cómo gastas tu dinero y si le sugues creyendo a esta niña, yo no crié hijos débiles- El tintineo de las llaves y un portazo me avisaba que se había marchado.

Mientras la escuchaba me había vestido sin apuro, jeans y una camiseta grande, si iba a exponer mi vida ante alguien lo haría cómodamente. Al salir vi la mirada enrojecida de Xavier, yo ya estaba acostumbrada, pero a él le dolía escuchar esas cosas de mi madre.

Aunque el trayecto fue largo me fui sumergida en los pensamientos que me rondaban frecuentemente, Xavier me miraba de vez en cuando, besaba mi mano y yo le daba un apretón en respuesta, solo podía salir si llevaba mi música ahogando todos los demás sonidos del exterior. 

El lugar al que llegamos era un edificio antiguo, una gran casona que ahora era usada como oficinas de diferentes entidades médicas al rededor de la salud mental. Un cálido conserje nos confirmó el piso y oficina y nos invitó a pasar. 

No tardó mucho en salir una muchacha casi de mi misma edad a recibirnos, era muy bella, de cabello largo castaño y tez trigueña, sus ojos parecían brillar cada vez que sonreía. Me agradó a primera vista.

-Hola cariño, yo soy Vay y estoy aquí para escucharte hoy, soy psicóloga pero en esta sesión solo quiero que te relajes y me cuentes todo lo que tú quieras contarme.- Abrió la puerta de la oficina y me dejó entrar, Xavier debía esperar afuera. -Tranquilo, no la voy a secuestrar- bromeó ella, pero ambos nos pusimos rígidos al instante, era una mujer inteligente y lo notó de inmediato.

Respiré profundo, nunca había querido hablar de esto con nadie, pero era hora de hacerlo, si quería seguir viviendo debía sacarlo de mi corazón.

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