Una salida peligrosa

Capítulo 2.

Capítulo 2; Una salida peligrosa.

Deyanira había terminado de guardar sus cosas en su mochila, ella estaba lista así que se puso la mochila en la espalda para luego salir de su habitación. Aquella joven estaba lista para irse a otro día de escuela.

Caza era el nombre de la escuela a la que Deyanira asistía y la cual no solo se basaba en especializar a sus alumnos en ser los mejores cazadores de vampiros, si no que también se encargaba de hacer alumnos promedio, también ese era el nombre de la fortaleza en la que se encontraban adentro.

— Vamos — soltó con una gran sonrisa aquel chico que se encontraba esperando a Deyanira afuera de su habitación.

El joven que se acercó a Deyanira, mostraba una apariencia demacrante, que en cuestión de segundos fue cambiando a una apariencia más colorida. El chico media un metro con ochenta centimetros y tenía una caballera un poco ondulada, unos ojos café, pero a diferencia de ella, el vestía unos jeans junto a una sudadera color roja, pero al igual que Deyanira, él tambien estudiaba en ese colegio. Además de compañeros, eran mejores amigos y contaban con 17 años cada uno.

— ¿Qué haces vestida así?— preguntó él con curiosidad.

— Debería preguntarte lo mismo, hoy hay escuela, ¿No?— preguntó Deyanira con incredulidad.

Aquel joven se empezó a reír.

— Deyanira, hoy es sábado— dijo con una ligera sonrisa dándose cuenta de lo olvidadiza que era su amiga.

Deyanira lo pensó por un momento.

— ¡DÍA LIBRE!— dijo con emoción.

— Así es— soltó su acompañante mientras empezaban a caminar.

— ¡Espera Dylan! — dijo Deyanira deteniéndose con rápidez — Te noto muy decaído, ¿Que ocurre?— preguntó con mucha preocupación.

Lo cual hizo que Dylan también se detuviera.

Suspiró — Es esa inyección, eso es lo que pasa — dijo mientras caminaba hacia unas bancas se encontraban pegadas a la pared y luego se sentaba — como sabes, nuestros padres... — se detuvo de inmediato y volteó a ver rápidamente a Deyanira, al darse cuenta de la imprudencia que había dicho. Él pudo ver que aquellas palabras habían herido a Deyanira, por el hecho de que está joven estaba mirando al suelo — perdón, no fue mi intención— soltó arrepentido.

Deyanira se sento a un lado de él y lo volteó a ver con ternura, dejando reflejar una lágrima en su rostro.

— No te preocupes, se que no fue tú intención y lo que menos quieres es herirme — se empezó a secar aquella pequeña lágrima — se que mis padres ya no están conmigo. Pero los tengo aquí — señaló en dirección a su pecho izquierdo — y sobre todo, te tengo a ti — le dijo con una gran sonrisa, lo cual hizo que este chico se sonrojara — sígueme contando— ella mostraba interés en cada cosa que su mejor amigo decía y quería saber que era lo que estaba ocurriendo.

— E- está bien — soltó mientras se tocaba las mejillas, las cuales sentía un poco calientes — es que hoy a mis padres les tocó visitarme como todos los fines de semanas — se notaba muy fastidiado — solo pudimos estar por un par de horas, porque se tenían que ir muy rápido para poder seguir con sus deberes. Pero me fastidia el hecho de que me pongan esa inyección, a mí no me gustan las inyecciones y menos esa — dijo un poco cansado de todo eso.

— ¡Dylan, no digas esas cosas!— Deyanira lo reprendió y se cruzó de brazos muy enojada — sabes a la perfección que te las ponen por tu enfermedad y no puedes dejar de recibir aquella dosis de medicamento o podría ser perjudicial para tú salud — ahora se notaba un poco más tranquila, pero aún así le molestaba que a su mejor amigo le fastidiara recibir la dosis de su medicamento.

— Lo sé, pero es que agh, estoy harto de sentirme así, ¿Por qué yo? — se lamentó.

— Fatiga extrema — soltó Deyanira — eso es lo que tienes y sabes a la perfección que si no recibes tu dosis cada semana como es requerido, eso se puede agravar y en serio que yo no quiero eso. ¿Qué haría yo sin mi mejor amigo?, No quiero perder a alguien más, en verdad no quiero — dijo aquella joven con mirada suplicante mientras dejaba que lágrimas recorrieran por sus mejillas, mostrando el gran dolor que esto le podría ocasionar.

— Deyanira — susurró Dylan, el cual empezó a secarle las lágrimas — no te sientas así, está bien. Por ti seguiré recibiendo aquella inyección para estar bien y estar siempre contigo, aunque me moleste y ya no las quiera. Sabes que te quiero mucho y no te dejare sola, es una promesa y las promesas en nuestro clan nunca se rompen — dijo con mucha ternura mientras le mostraba su dedo meñique y lo cruzaba con el de ella, había hecho una promesa que no pensaba romper.

Aquellas palabras conmovieron demasiado a Deyanira, ella estaba muy feliz de que Dylan y ella fueran tan unidos.

Dylan luego envolvió en un gran abrazo a su amiga, el cual fue bien correspondido.

Ambos chicos habían sido mejores amigos desde que tenían memoria, el padre de Dylan era un gran amigo de la directora y esto fue lo que llevo a qué aquella amistad siguiera.

— ¿A dónde iremos hoy?— soltó Deyanira para luego voltear a ver a Dylan con una gran sonrisa, separándose así de aquel cálido abrazo.

— Dentro de este lugar — empezó a mirar a su alrededor — no es como que tengamos muchas opciones — se alzó de hombros.

— Tienes razón — se notaba un poco desanimada, pero aún así empezó a pensar y de repente, tuvo una gran idea. — ¿Y si nos cruzamos la barda? — propuso con una gran sonrisa, esperando que su mejor amigo la siguiera, pero él se empezó a negar.

— Deyanira — dijo entre susurros aquel chico para que nadie más los pudiera escuchar — si hacemos lo que dijiste, estaríamos rompiendo una de las reglas más importantes y que es la número 77; no salir de la fortaleza. Podríamos poner en riesgo a todos los que se encuentran aquí adentro — soltó mirando a todos lados mientras se mostraba un poco preocupado.

Deyanira bufó — eres muy aburrido querido amigo. Nosotros seremos caza vampiros, el salir no nos debería dar miedo — soltó aquella joven con orgullo y valentía.

— Para ser más exactos, tú serás caza vampiros y la líder de este clan, yo solo seré tú protector, y por eso mismo yo tengo que cuidarte y no permitir que cometas alguna locura, mejor ya no hablemos más de esto, que si descubren que pensábamos en algo así nos regañaran y castigarán muy severamente — soltó, esperando poder hacer entrar en razón a aquella joven.

Pero Deyanira estaba decidida.

— Si tú no vienes conmigo, yo iré sola — aquella joven frunció el seño y se puso de pie.

Era obvio que Deyanira se mostraba un poco molesta, aunque realmente no lo estaba. Ella solo quería que su mejor amigo cediera y sabía que él la seguiría.

Aquella joven empezó a caminar.

Dylan suspiró.

— Se que me arrepentiré de esto — se notaba muy nervioso — ¡Espera!— la detuvo mientras se mordía el labio inferior.

Deyanira hizo una gran sonrisa la cual borro de inmediato, ella no quería que Dylan se diera cuenta que todo había sido una mentira para que él la acompañará.

— ¿Estás segura de que nadie nos descubrirá?— pregunto Dylan rascándose la cabeza.

Deyanira mostraba tranquilidad — no te preocupes, eso no pasará. Además, todos en esta escuela están con sus familias y aprovechando al máximo del tiempo — dijo alzandose de hombros.

Dylan suspiro — te acompañaré, todo sea porque no vayas sola — dijo con seriedad.

— ¡Genial!, Vamos — soltó Deyanira con emoción, para luego tomarlo de la mano y correr en dirección a la gran pared que divida el exterior con el interior.

Al llegar a unos pasos de aquella enorme pared, ambos se escondieron detrás de unos cuantos arbustos para no ser vistos por los guardias que se encontraban a la entrada.

— Ahora, ¿Cómo saldremos?, Hay muchos guardias — soltó Dylan mientras miraba a su alrededor.

La pared que dividía al exterior con el interior de la fortaleza media aproximadamente unos 10 metros de altura, nadie se imagino que a algún curioso se le iba a dar la gran idea de querer salir, cuando muchas veces se les había dicho lo peligroso que podría ser allá afuera sin ser cazadores por completo.

Deyanira empezó a mirar por todos lados esperando que algo se le pudiera ocurrir, de pronto una idea se le vino a la mente.

— Mira, ese lugar está sin vigilancia — soltó con emoción viendo a todos lados — y ¿Qué tenemos aquí?, Es una cuerda, se le tiene que haber olvidado a alguien — dijo mientras miraba al suelo y la recogía.

— Pero...

Antes de que aquel chico pudiera decir algo al respecto, Deyanira ya se había ido para poner su plan en marcha.

Ella le puso una enorme piedra a la soga para que está se pudiera quedar muy bien atorada a la pared y no se les dificultará subir, ella la arrojo con mucha fuerza y se sorprendió que a la primera, la piedra logrará quedar atorada, al ella tener todo esto listo, empezó a subir.

— Se que me arrepentiré, pero tengo que protegerla — soltó Dylan mientras miraba como Deyanira le daba la señal de que ya podía subir.

Después de un par de minutos más, ambos ya se encontraban afuera y mirando el exterior.

La noche se estaba haciendo presente.

— Ya viste lo que hay aquí afuera, ahora vámonos. Tenemos que regresar — Dylan la tomó del brazo, ese lugar le daba muchos escalofríos. Era un bosque y la oscuridad se estaba haciendo presente muy rápido.

— ¿No se siente bien estar aquí afuera?— soltó Deyanira con mucha emoción, ignorando lo que su amigo había dicho con anterioridad mientras miraba todo el lugar, como si esto la hiciera sentir muy bien, como si todo esto la reconfortara.

— Pues se siente normal— soltó Dylan sin tomarle mucha importancia para luego alzarse de hombros. Él no lograba notarle lo impresionante a ese sitio.

— No lo sé, siento muy bonito el estar aquí afuera, tal vez por qué aquí en el bosque mi madre me tuvo. Les prometí que acabaría con los vampiros y eso planeo hacer, claro cuando esté lista — soltó para luego mirar a su acompañante y regalarle una gran sonrisa.

— Eres hija de los caza vampiros más valientes, no tengas duda de que serás la mejor de nuestro clan Topofa — la ánimo.

— Eso espero— Deyanira le sonrió.

De repente se escuchó el crujir de las ramas, ellos no estaban solos.

— No estamos solos— dijo Dylan.

De repente, ambos se pusieron espalda contra espalda para poder tener mejor visión del panorama y poder detener algún ataque sorpresa y sacaron sus armas también para poder defenderse.

Regla número 21; siempre lleva tus armas, nunca sabes cuándo harás uso de ellas.

— No estamos preparados todavía para usarlas— soltó Deyanira mientras empezaban a caminar poco a poco sin separar sus espaldas, para poder estar preparados para lo que se pudiera avecinar.

— Lo sé, pero si son vampiros, nos tenemos que proteger sea como sea — dijo aquel joven sin titubear.

Cada segundo que pasaba, era un momento de incertidumbre para estos chicos por no saber que pasaría.

—Oh vaya, ¿Qué tenemos aquí?, Son dos jóvenes del clan de los Topofa— dijo un señor no muy viejo y el cual se les estaba acercando poco a poco.

El cual vestía de pantalón holgado y una camisa que le quedaba un poco grande y aparentaba no más de cuarenta años, aunque en un vampiro, saber su edad exacta les era difícil, sus ojos eran color rojos intensos, cabellera castaña y un poco ondulada y parecía que media un metro con ochenta y cinco centímetros.

Aquel hombre les empezó a dar vueltas alrededor a ambos chicos.

— Tenemos un arma y no tenemos miedo de usarla— dijo Dylan con decisión, él intentaba mostrarse valiente.

— Una simple daga — bufó mientras reviraba los ojos — ¡Ustedes han sido los culpables de que nuestro clan se haya disminuido!— los empezó a culpar aquel hombre muy molesto.

— ¡Ustedes son malvados!— soltó Deyanira llena de enojo. En ese momento, las miradas de ambos se cruzaron.

Antes de que aquel señor pudiera decir algo, se quedó viendo a Deyanira, él mostraba gran sorpresa en su rostro.

— No puede ser — dijo aquella persona mientras la miraba sin poder dejar de quitarle la mirada de encima a Deyanira, la cual no entendía que estaba pasando — esa mirada. ¡Tú eres...

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo