C A P I T U L O 3

CAPÍTULO TRES

Milo

— ¿Qué quieres decir con está fea?

— ¿En serio te gusta esa?

— ¡Pues claro! — le asegure.

— Pero es tan...femenina y rosa.

Le di un vistazo a la camiseta en mis manos, la verdad es que esta camiseta me fascinaba, soy un loco amante a los estampados con frutas o dibujos ¡todo lo que sea animado! Y esta tenía unos dibujitos de unos duraznos por toda ella más el color del fondo, que absolutamente no era rosa sino melón ¿quién confunde rosa con melón?

¿Quién?

Tampoco era femenina, bueno...no tanto, era para un tipo especial de persona y yo me creo esa personilla especial, quedaría perfecta con esos jeans que Bea me regaló en navidad ¿aún me quedarán? No creo haber aumentado de peso desde hace ocho meses.

Que va...me la llevo.

— ¡Llegué!

Quan y yo giramos cuando una voz más que conocida se acercó corriendo para dejar caer su mano en nuestros hombros, rosa...creo que antes de conocernos Peyton tenía el cabello de ese color, este blanco que tiene es lindo.

— ¿Por qué tardaste tanto?

— No saben las decisiones que tuve que tomar ¡no podía decidirme! — sacó su mochila de su hombro para hurgar en su interior para sacar una fundita transparente — ¿De mandarina o de limón? ¿de mandarina o de limón? El chico me seguía presionando y presionando ¡es que ni mi hermano era tan hostigozo como este tipo! ¡tenía ganas de sacarle la m****a!

Poniendo la camiseta en mi antebrazo tomé la funda así sacando una gomita en forma de una rodaja de mandarina y limón para darles un mordiscos.

El sabor explotó en mi boca.

— Podías haberme traído unos chicles de sandia ¿digo, no? — murmuró Quan quitándome la funda para agarrar un puñado de gomitas.

— Y tu podrías haber ido a recogerme ¿digo, no?  — levantó una de sus cejas a lo que observé divertido como Quan rodaba sus ojos comiendo más gomitas — ¡Y ya deja de tragarte todas mis gomitas!

Se las arrancho para guardarlas.

— ¡Tacaña! — refunfuño — Ya me compraré algunas y no te daré, perra.

— Te acusare con Dust y papá T-Rex — Peyton le sacó su lengua y yo reí divertido.

— ¿El sabe que lo llamas así? — pregunté divertido a lo que ella inmediatamente asintio.

Levantó su mano señalandome con su dedo.

— Un día se lo dije y no pudo dejar de reír mientras les decía mis porques, hasta la señora Rex dejo que la llame así ¡les gusta! Y así se queda ¿verdad Quantoin?

— ¡Qué no me llames...! ¡contigo no se puede!

Peyton y yo reímos divertidos tras su bramido de T-Rex Junior ¡bombones espumosos! Toda una familia de T-Rex, es que si se lo digo me mata  y regresa a rematarme sólo porque si.

— Entonces ¿ya sabemos algo de aquella solicitud?

Me tense de pies a cabeza ¡sabía que la sopa no se enfriaría, pero no esperaba que se regara en mi regazo! ¡Bombones jodidos! Porque muy a pesar de que quería decirle que ningún correo me había llegado la cosa no podía ser más incorrecta, había llegado el mismo día que la cosa se había echo.

Era algo que había notado la mañana del día siguiente, al principio había estado descolocado ya que el mensaje eran como palabras de un psicópata, lugar, fecha y hora...ademas de su saludito.

¿Además, Odem?

¿Quién en su sano juicio se pone ese nombre?

Bueno yo no era nadie para decir tal cosa ya que mi propio sobrenombre era de algo que sencillamente me volvia loco, Cotton, pensé seriamente ponerme SugarCotton pero la cosa era demasiado larga, y tampoco deseaba que me llame SugarBaby.

Me dejo mimar pero no para tanto.

Y muy a pesar de haber estado aprehensivo tras leer el correo me encontré aun mas nervioso intentando imaginar cómo sería el desconocido que me desflorará ¿suena tan tonto como pienso? ¿desflorará?

Puede ser.

Pero eso es lo que hará.

Oh...¿y las dudas? No dejaron de llenar mí cabeza durante todo el día.

¿Será mayor? ¿será joven? ¿estará arrugado? ¿será fornido? ¿tendrá canas? ¿tendrá cabello largo? ¿será gordo? ¿será blandengue? ¿me sonreira? ¿me tratará como a una puta? ¿cómo se tomará el que tenga vagina?

Como comencé con mi transformación a muy temprana edad fue más fácil el proceso, ya que mis senos no se habian aún formado por lo tanto no necesite una reducción de pechos ni nada equivalente a ellos, y aunque hubo un momento donde dude del proceso pues a mi parecer los cambios debían aparecer de inmediato, hubo momento de desesperación, de enojo, pero comprendí que debía darle tiempo.

Ahora mirenme, y aunque me veo como una ternurita que no rompe ni una manzana puedo asegurar que antes hubo una mujer ocupando mi piel.

— Seh.

— ¡En serio! — ella parecía tan emocionada, yo no se si estarlo — ¿Y? ¿y? ¿y? ¿cuándo? ¿dónde? ¿sabes cómo se llama?

Solté un suspiro caminando hacia una de las señoritas de la tienda diciéndole que sólo llevaré esto y que por favor lo lleve por mi a la caja registradora, ella asintiendo giró conmigo siguiendola con mis amigos detras mio, hace varias semanas apenas y los profesores me saludaban y ahora tengo estos amigos que son una locura pero me parece sencillamente explendido, no soy muy bueno al momento de hacer amigo si es que no soy pesimo es porque dicen que soy una ternurita al tartamudear y mis ojos son hermosos.

Incluso Peyton me lo dijo.

Tan malo al hacer amigos me saque la loteria con los que tengo, y valen mas al saber lo que era antes y lo que soy ahora.

— Es en Park Avenue ¿has visto ese edificio enorme? Pues allí, me dio hora, fecha y un saludito con su nombre.

— ¿Y cómo se llama? — se colocaron ambos a mis costados pero fue Quan quien preguntó.

Llegamos a la caja registradora donde la chica me pidio mi tarjeta de credito, no era alguien con padres multimillonarios como muchos creerán, inclusive esta tarjeta es de mí cuenta de ahorros por la cual trabaje arduamente durante años...lo bueno es que no soy alguien que compra lo primero que ve, pero si es una camiseta autografiada por uno de mis mayores ídolos, perdonen pero disculpen el dinero sobre basta y alcanza hasta para unos boxer de marca ilimitada.

Para suerte mia ese día Soda iba conmigo y cubrio mis gastos.

¡Hubiera quedado chirito!

— Odem, es su sobrenombre — recalque, algo que no tengo idea de porque lo hice ya que ellos de seguro lo suponían.

— Odem — murmuro Peyton mientras movia sus labios de lado a lado, la miré curiosos, y más al verla sonreir para darme un golpe con su codo en mi brazo — Es un buen nombre para un rompe coños.

La chica en la caja empezo a toser bruscamente al escuchar a esta boca sucia, Quan después de intentar no reir falló y empezó a reír a carcajadas llamando la atención de los demas sucursales a nuestro alrededor ¿yo? Creo que mori y resucite como mil veces en ese segundo.

— ¡Peyton! — la regañe pero ella solo se encogio de hombros.

— ¿Dije algo falso? Claro que no, ahora no te me pongas todo pudoroso — sacudio su mano apurando a la chica — Es solo una palabra, que si no recuerdas yo tengo, ella lo tiene, y tú tambien...a la m****a el pudor.

La chica en la caja al escucharla me miró sorprendida pero al notar mis ojos en ella dejo de repasarme como buscando a darle un vistazo a mi muy visible vagina, ni que se me fuera a levantar, lo único que hice fue negar para firmar el recibo y tirar de ambos fuera de la tienda.

— ¡Milo! ¡deja de correr!

— Mujer, déjalo en paz...esa tipa de la caja ya lo estaba mirando como un frankenstein con vagina.

— ¿Y a quién m****a le importa lo que ella crea? Ni que fuese su vida — me giró haciendo a mis ojos chocar contra los suyos, los cuales me penetraban — Si dejas que tipas como esas te escandalicen con sus miradas, déjame decirte que estas bien mal...no eres menos, si diferente pero eso no te hace menos que ellas, por favor...ya quisieran tener tu culote.

Escandalizado salté al sentir sus manos agarrar mis posaderas, me sonroje de pies a cabeza.

— ¡Peyton!

Me sacudi intentando quitar sus manos de allí, y más avergonzado estuve cuando noté como algunas personas nos miraban con horror y otras confundidos al ver a esta loca agarrando como quien dice dueña unica y verdadera de mi culo.

¡Bombones sonrojados!

— ¿No estábamos hablando del rompe coños? — murmura confundida dejándome al fin libre.

Solté un quejido al escucharla llamarlo así.

— Por favor no lo llames así.

— ¿Y por qué no? Venga, es un rollo de una noche luego te buscamos un chulo para que te mime y de paso que te la meta.

— Hoy tu lengua está muy sucia — señaló Quan a lo que yo asenti.

Ella nos miro para soltar un suspiro.

— Lo siento, periodo y este es sólo mi primer dia, soy como una perra cuando lo tengo — hizo una mueca — Prácticamente sólo soy una perra en mi mente, creo que confió en ustedes mucho como para soltarme.

Dio palmaditas en su abdomen bajo para hacer una mueca adolorida, yo como que estoy muy muy agradecido por no haber pasado mucho tiempo con ello.

Aún recuerdo mis periodos, esas mierdas duelen.

— Basta de mi ¿cuándo es tu cita?

Empece a caminar hacia donde está la Pizzeria John's, creo que estaba por aquí, hoy es nuestro día de pizzas, con muchas eses, e ir a un parque a tener un día de absoluta paz y tranquilidad sin clases de la universidad.

Adoro estudiar arquitectura pero sinceramente disfruto en creces mis días y tardes libres.

— Mañana en la noche ¿es normal estar nervioso? Digo, hombre voy a encontrarme con un desconocido para ya sabes que ¿y si no es como creo será?

— Si esperas que sea romántico te equivocaste de lugar — me dice Quan mientras entramos y nos sentamos en una mesa que está cerca de la puerta.

El olor es delicioso.

— Es mejor que te veas en una habitación follando como animales ¿sirve?

Solté un quejido.

— La verdad es que no y más cuando recuerdo que tengo otra mercancía a la esperada — dejé caer mis brazos como mi cara en la mesa — Me imagino siendo botado cual basura cuando me vea.

— Pues tendrás que ideartelas — me dice Peyton quien levanta su mano llamando la atención de un mesero que viene de inmediato.

Nos pregunta nuestra orden a lo que cada uno pide una con sus gustos, luego en el parque vamos a compartir, adicional Peyton se pide pan de ajo con todo para llevar y las bebidas le decimos no pues allá siempre hay un food truck listo para nuestros pedidos.

Somos clientes habituales.

— ¿Qué quieres decir con ideartelas?

Me señala con una gomita de limón.

— Que deberás seducirlo ¿eso no es lo que querías?

— Bueno, si, pero una cosa es soñarlo y otra cosa es la realidad.

— Tienes la ternura de tu parte, sólo conviertela en una dulzura peligrosa — agrega Quan quien intenta quitarle gomitas a Peyton, ella rendida deja la funda en la mesa para que podamos coger a gusto.

Me gustaron las de mandarina.

— Quan tiene razón, convierte y destruyelo, el rompe coños no podrá resistirse a eso y sí es que no funciona, lanzate y besalo.

— ¿Y si no funciona?

— Te largas — contestó Quan pero Peyton negó.

— ¿Estás loco? Milo, en ese caso tienes dos opciones: la primera es como dice Quan, te largas pero eso sólo si el canijo está bien feo que ni con un palo lo tocas.

— Eso lo haría ver como si tuviera el ego por las nubes — negó Quan mientras mordisqueaba otra gomitas mirando su celular que se había encendido de reojo.

— Todos tenemos altas expectativas, no por ser algo solicitado debes sentirte en deuda, nada que ver — meneo su dedo de lado a lado en mi rostro.

— ¿Cuál sería la segunda opción?

Una sonrisa de esas que dicen peligro por todas partes curvo sus labios, Quan me miró y yo a el.

— Atente a tus consecuencias.

— Si los besos fallan, sólo te queda una cosa por hacer y esa es...

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