Capítulo 2 Noche Peculiar

Rose condujo espacio de unos quince minutos los cuales se le hicieron casi media hora, al llegar a la escuela de natación subió las cortas gradas e hizo su entrada al recinto. Aunque ella había nacido en California y sus padres habían vivido allí toda su vida, Tom y ella eligieron a Lewiston desde el mismo día que llegaron, allí encontraron la propiedad con la que habían soñado siempre.

Era la segunda ciudad más grande del estado de Maine. Tenía sitios hermosos, era conocida como una ciudad multicultural con un muy bajo costo de vida, era una ciudad tranquila, su café era producto de años de trabajo, sacrificios y luchas, pero había valido la pena.

-Rose -Se dijo a si misma- Ha valido la pena, lo has hecho bien nena, así que ahora disfruta el paisaje- se reía feliz, era su momento.

Llegando a la escuela de su nieto, esperó aparcada, le había llamado antes, para tener que evitar entrar y esperar por largos minutos.

En un costado observó a Sebas, agitó su mano para hacerse notar, ante lo cual se despidió de sus amigos y apresuradamente vino al punto de encuentro. Rose le abrazó cálidamente.

-Abuela, que bueno verte –Me gusta cuando vienes por mí -Sebas se encogió de hombros, abriendo la puerta lanzó su bolso al interior.

-Bien Sebas, te llevaré directo a casa, tengo mil cosas que hacer, ya sabes la cena de esta noche, de lo contrario me quedaría contigo-

-No hay problema, pero me iría al café a trabajar abuela, mamá daría de gritos, pero ya soy adulto-

-Vaya, ¿Y cuántos años tienes? Rose le frunció su ceño.

-Tengo exactamente doce años, soy alto, atlético y creo que las chicas quieren todas salir conmigo -Se alisó sus cabellos castaños claros.

-Bien rompecorazones, camino a casa, has tus deberes y espera a tu madre- Rose aceleró un poco pues el tiempo volaba de prisa, tendría que regresar a la tienda, pasar por el salón de belleza, algo había que hacer con sus manos, pies, y quien sabe se animaría a un cambio de estilo. ¿Sería quizás la hora de cambios drásticos? Quizás sí, pero no estaba segura, aun no.

Llegaron a casa de Lili, y justo en aquel momento Roger hacia su entrada en el coche.

-Papá, que bueno que llegaste, así podemos darnos un buen partido, y prepárate para la derrota- empuñando sus manos entraba a casa gritando efusivamente-

-Hola Rose, gracias por traerlo, le dije a Lili que no te importunara, sé que estarías muy ocupada, ya la conoces-

-Claro que la conozco, no escucha nada -Rose encendió su auto, acelerando un poco, en el camino al café, encendió la radio para distraerse un poco. En ese instante su teléfono repicaba con insistencia.

-Gigi, si, ya voy en camino, pero no a la peluquería, paso por unos paquetes, de ahí rumbo a casa, a terminar de dejar todo listo…Oh, si haces eso por mí, puedo ir directo ahora mismo a darme un toque de belleza-

-Veamos -Gigi avanzaba por la habitación tomando sus llaves en mano, sacudiendo su cabellera -Espero de verdad que hagas un cambio, y déjame decirte que es un plan aburrido sentarse a ver los mismos videos, las fotos, y charlas de Tom esto, y Tom aquello, respeto lo de tus hijos, pero deberían considerar que deseas tu-

-Tienes razón, yo lo seguiré llevando en mi corazón y siempre estará allí, pero quisiera cenar fuera de casa, y recordar esta fecha de otra manera –Rose, estacionaba justo en la peluquería, a tiempo para unas horas de belleza y relax. Entrando al gran salón una chica vino a su encuentro, le saludaba y tomaba sus cosas para guardarlas.

-Que gusto verla de nuevo, tenía tiempo de no venir. -Dígame, señora Rose, ¿Qué tiene pensado para hoy? La chica la miró con sumo interés esperando respuesta suya.

-La verdad, lo mismo de siempre, mascarilla, baño de crema y cepillado- es todo, quizá después haga algo atrevido-

-Le hare un maquillaje suave, discreto, esos ojos merecen ser destacados, la verdad que son preciosos-

La chica comenzó su tarea con bastante agilidad, le dejaría hermosa para su velada familiar. Era una clienta que con frecuencia solía venir, mientras le aplicaba su baño de crema para el cabello, se fijó con detenimiento, tenía un rostro hermoso, piel tersa, blanca, de ojos azules profundos, cabellos castaños oscuros, desde que la conocía no había intentado hacer un corte más sofisticado, un corte algo más arriba de los hombros, le quedaría maravilloso, era una mujer de curvas armoniosas, se apreciaba el ejercicio, tenía mucha más energía que ella misma. La condujo por la sala, para su mascarilla de avena y miel, llamó para que en tanto le arreglaran las uñas, solía traerlas listas para maquillarlas, en una hora terminaría y quedaría hermosa, aunque le hubiese gustado darle forma a su cabello. Al terminar aprobó con cara de satisfacción, estaba lista para una cena familiar muy peculiar.

Omar, Lauren, Lili y sus nietos entraron como una gran avalancha, la mesa del comedor estaba impecablemente vestida, Omar se acercó a ella dándole un gran abrazo, las flores surgieron sorpresivamente.

-Madre, son para ti, tan hermosas como tú- Rose agradeció el detalle.

-Gracias hijo, son hermosas, así que pasemos al comedor, y cenemos-

-Madre, ¿Invitaste a tus amigas? Es una cena familiar, para recordar a papá, no es una cena de modas o evento social -La voz de Lili replicó molesta, por la presencia de Gigi, siempre le había criticado a su madre su amistad con ella, era una empresaria, diseñadora, hermosa, creía que no era buena influencia en la vida de Rose.

-Tendrás que soportarla querida, es mi casa, mi cena -No veo la molestia, así que pon cara de pastel y siéntate, no estoy con deseos de soportar berrinches tuyos-

-Lauren, cuelga ese teléfono por favor, pasa al comedor-

-Madre, que hermosa que…Oh, me gustaría que te cortaras el cabello, pero en general, me encanta tu vestido esta noche-

Una vez sentados al comedor, la cena inició con charlas sobre anécdotas de Tom, y así avanzaron, Omar le contaba acerca de un nuevo proyecto, estaba feliz, pues estaría al frente de todos los detalles de un nuevo centro comercial, solo que sería en San Francisco, tendría que ir y venir, le encantaba, su esposa protestó sobre estar sola, pero también le hacía feliz, tenían una sola hija y no serían padres de nuevo eso estaba decidido.

-Es una gran oportunidad para Omar, la arquitectura es lo que más ama, Nicole tomaba la ensalada, -Estoy feliz, podremos ir con Tamy uno que otro fin de semana-

-Hijo me alegra por ti, Tamy ya está creciendo a velocidad, el tiempo pasa volando, ya cinco años, me alegra que Tom, la pudo conocer-

Gigi, levantando la copa, propuso un brindis a la memoria de Tom, ellos habían sido buenos amigos, Lili la miró con recelo.

-Por cierto, madre, supongo que tu querida amiga Mery no quiso venir-

-Su hijo Rob, tuvo que ser intervenido, así que disculpada, es más mañana iré a verle-

Charlaron animadamente de otros temas, en aquel momento Lili se colocaba en pie, era hora de ver álbumes en la sala, así que, por invitación de ella, todos acudieron y tomaron su lugar, mientras Rose hacia café en la cocina, preparaba las tazas y los platos, con ayuda de Gigi, estirando la mano se servía otra copa más de vino.

-Deberíamos ir a tomarnos algo después de toda esta ceremonia, te gustaría...

-Estoy de un cansancio único- Rose le miró con desanimo.

-Pues creo que te falta un corte nuevo y un amor, vamos Rose, no te pensarás pasar toda tu vida, cortando flores del jardín, atendiendo el café, pagando las facturas cada lunes, huyendo de un cambio de imagen, -Rose, para, debes hacer algo para ti, ejemplo buscar el amor, o dejar que te sorprenda-

-No estoy en busca de ese amor que tú dices- Rose tomaba la bandeja con el café, mientras Gigi le seguía con el postre, y los platos a bordo.

-Madre por fin, toma lugar, estábamos viendo los videos de tu boda, que tiempos hermosos -Rose tomaba lugar en la esquina del gran cómodo sofá, la luz tenue fue una buena idea.

Allí estaba Tom, sonriendo alegre, dando el sí ante todos, aquella canción que siempre le había gustado de “Lo mejor de tu vida” aunque muy americano, Tom tenía raíces españolas por su madre. Le había encantado el bolero, flamenco, la rumba, un romántico enamorado, las imágenes pasaban trayendo a memoria momentos inolvidables, ella y Tom habían dicho que siempre se recordarían a través de las canciones, y una cena al aire libre, pero allí estaba ella, revolviendo recuerdos, mirando su cinta de casamiento, viviendo de lo pasado, sin sentirse aliviada en ninguna forma, cena en casa con un abarrotes de recuerdos, la cinta siguió avanzando, el cumpleaños de Tom, uno de los últimas celebraciones, que día hermoso, las lágrimas rodaron en su mejilla, sentía una punzada dolorosa, quería levantarse gritar, que todos se fueran a casa, salir corriendo e irse al aire libre, encender una vela para verla apagarse, tomándose un vino sencillamente tranquila.

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