Capítulo 2

- ¿Por qué nos estamos tardando tanto en llegar si se supone que el accidente era a pocas cuadras de la clínica?

Preguntó Valeria, y es que ha sentido muy largo el viaje.

- No se preocupe doctora, queda muy poco tiempo para que lleguemos.

Le respondió el mafioso con una cara de pocos amigos.

- Espero que no me estén engañando.

- ¿Le he dicho que hable doctora?

Preguntó el mafioso alzando sus cejas.

- No pero la boca es mía y yo hablo cuando se me dé la gana-. Habló la chica desafiando al hombre que ya la veía con desprecio.

- Tenga cuidado como me habla doctora, no quiero que salga lastimada.

- ¿A qué se refiere con que saldré lastimada?

- Solo cállese y eso es todo. Ya hemos llegado al lugar doctora-.

Le comunicó el mafioso y se levantó para salir, seguido de él bajó Valeria quien ahora ya se siente asustada porque a donde la han traído no es a auxiliar un accidentado, no aquí es un rancho, un rancho en dónde lo único que se ve es monte, una casa de campo y hombres armados, muchos hombres armados por todos lados que con solo verlos generan miedo.

- No se distraiga doctora, vamos rápido para que haga lo que la he traído a hacer y ya luego se regrese.

- ¿Y que hago aquí pues, acaso hay algún herido?

- Usted solo sigame y lo sabrá.

Valeria tomó el equipo de primeros auxilios y se fue detrás de Balduin bajo la atenta mirada de lujuria que le dan los hombres armados que hay a su alrededor.

- Mire doctora le voy a explicar, aquí hay un hombre que necesita de su ayuda. Por el momento él se encuentra sedado y por lo tanto no se dará cuenta de que un médico ha venido por él.

- Está bien señor, ahora déjeme pasar para revisar en primer lugar el estado de sus golpes.

- Este paciente no tiene golpes doctora.

- ¿Y entonces cuál es la enfermedad que él tiene?

Preguntó Valeria frunciendo el ceño.

El señor tiene una bala dentro de su cuerpo, le han dado un disparo y el artefacto no le ha salido.

- ¡Dios mío pero qué terrible! Pobre hombre. Dios castigue a quién le ha hecho tal cosa-. Dijo Valeria sin saber que estaba maldiciendo al hombre que tenía frente a ella.

Valeria revisó el estado de salud del hombre y chequeó su presión arterial ante la mirada atemorizante de Balduin, y por más que ella le insistió que la dejara sola para hacer su trabajo él no le hizo caso y allí se quedó. Él teme que ese hombre se despierte y le pida ayuda a la doctora.

- Es mejor que lo lleven a un hospital porque este hombre está bastante mal, además de que para sacar la bala necesito de varios instrumentos.

- No lo sacaremos de aquí, usted hará todo lo posible por salvarlo doctora.

- Pero yo no puedo hacer nada si no tengo el equipo necesario señor.

- Diga qué es lo que necesita y en cuestión de minutos lo tendrá a su disposición.

Unas horas más tarde...

- Bien señor mi trabajo aquí ha terminado, su familiar ya está en buenas condiciones solo es de estar al pendiente de darle su medicamento a tiempo y la herida sanará y no se empeorará.

- Perfecto, por favor espere afuera por un momento doctora en breves minutos la llevaré de regreso a la clínica.

Valeria salió y allí estuvo por un buen rato mientras que Balduin y otros hombres estaban hablando dentro de la habitación.

Pasaron varios minutos y ellos no salían y la pobre Valeria ya se estaba preocupando porque ya casi cae la noche. Además de que este lugar solitario le causa mucho miedo.

- ¡Ay no! este hombre no se apresura, iré a decirle que ya no puedo esperarlo por más tiempo-. Se dijo en voz baja y caminó hasta el lugar donde ellos estaban, al estar muy cerca se escuchó que estaban hablando sobre matar a alguien.

Para su suerte la puerta estaba media abierta y entonces ella se asomó para escuchar mejor lo que los hombres decían.

- Debemos de asesinar a la doctora porque ella puede dar parte a las autoridades sobre este lugar-. Dijo uno de los hombres armados.

Valeria al escuchar que es de ella que están hablando se puso nerviosa y decidió escapar, y por salir corriendo apresurada topó en la puerta con su brazo y está hizo un ruido chillón al abrirse.

- Alguien nos ha espiado-. Gritó uno de los integrantes del grupo.

- Yo me encargo de buscarla-. Dijo Balduin imaginándose que era la doctora la que les ha estado escuchando.

Salió y ella no estaba en el lugar donde la dejó él, a una corta distancia la visualizó que iba en veloz carrera por el gran montarral. Se apresuró a seguirle y cómo él es de piernas largas y ágil para correr la alcanzó con facilidad, la tomó del brazo y de forma brusca la volteó hasta que quedaron frente a frente.

- ¿Por qué corre doctora?

- ¿Quiénes son ustedes y por qué me quieren matar?

-¡Vaya! la hermosa doctora ha escuchado una conversación que no le conviene-. Dijo Balduin en tono burlesco.

- ¿Dígame quién es usted?

Volvió a preguntar Valeria, al borde del llanto.

- Somos los grandes del "Cartel del Norte".

- ¿Ustedes son mafiosos entonces?

- Veo que no le cuesta captar las cosas doctora, pero que lástima que no me hizo caso cuando le dije que afuera esperara a que yo saliera.

- Por favor no me haga daño señor.

- ¿Sabe cómo les va a los espiones en este mundo de la mafia?

- Sí lo sé.

- Y si ya sabe lo que les hacemos, entonces por qué no se quedó donde la dejé.

- Perdón señor yo no sabía que ustedes eran mafiosos, yo solo le iba a pedir que me fuera a dejar porque ya es bastante tarde.

- Pues qué lástima que ahora ya no será así doctora.

- ¿Por qué no?

- Porque de este lugar usted no saldrá con vida.

- Por favor no lo haga, se lo suplico. Tengo una familia que me espera en casa, no me mate se lo ruego.

Suplicaba entre llantos Valeria mientras el mafioso le apunta a su frente con un arma de fuego.

- Señor que espera para dispararle a esta traidora, hágalo rápido o lo haré yo-. Gritó uno de sus hombres.

- Cállate y regresa a tu puesto, yo me encargaré de la doctora.

- No lo haga Señor, soy mujer respéteme la vida. Yo le juro que nadie se va a enterar de que este lugar es de ustedes.

- Yo no me confío ni de mi propia sombra doctora, así es que no trate de engañarme porque no lo va a lograr. Póngase de rodillas y coloque ambas manos detrás de su cabeza.

- Se lo ruego señor.

- Hágalo m*****a sea, solo haga lo que le estoy ordenando y no hable-. Gritó el mafioso con los dientes apretados de lo arto que está ya de esta mujer.

Valeria se arrodilló y colocó sus manos tal y como el mafioso se lo pidió, el hombre en ningún momento dejó de apuntar con su arma directo a ella.

Valeria cerró sus ojos y lloró en silencio mientras en su mente se repite ¿en qué momento me vine a meter en esta jaula de asesinos? ¿Qué delito he cometido Dios para que me hayas castigado de esta forma? Perdón por fallarte hermano, pero desde arriba te cuidaré junto a nuestros padres.

De pronto se escuchó una explosión abrupta y el sonido intenso que salió por la boca del arma que sostiene en sus manos el mafioso, un solo disparo a hecho y con ello ha provocado que Valeria se considera una mujer muerta.

Pero no es así, segundos después ella abrió los ojos y vio que el mafioso está con el arma apuntando hacia el suelo. Ya no es ella el objetivo, ella llora, llora porque no entiende cuál es la intención del hombre.

- Ahora levántese doctora-. Ordenó el mafioso.

De inmediato ella se puso de pie pero casi le era imposible poder detenerse porque sus piernas tiemblan y no tienen equilibrio, todo su cuerpo tiembla como gelatina.

- ¿Quiere salvarse?

Preguntó el mafioso.

- Sí señor-. Respondió ella sin titubear.

- Pero para que eso suceda tienes que hacerte pasar como mi doctora personal.

- Está bien señor, con tal de que no me haga daño lo acepto.

- Pero no te dejaré con vida así de fácil.

- Usted dígame lo que quiere que yo haga, puedo ser la doctora de toda su familia también y no cobrar ni un centavo por mi servicio.

- No doctora, eso no va conmigo. Tú serás mi doctora personal pero no podrás salir de la casa porque serás mi doctora a tiempo completo.

- ¿Pero qué enfermedad padece usted que necesita cuidado a cualquier hora?

- Yo estoy completamente sano no padezco de ninguna enfermedad, pero necesito tenerla adentro de la casa todo el tiempo para estar muy seguro de que usted no hablará.

- Está bien.

- Bien hecho doctora,  por hoy nos quedaremos aquí para que por la noche le dé un vistazo al hombre herido y ya mañana la trasladaré hasta mi apartamento.

- Bueno no diré nada porque será en vano.

- Ah, entregueme su celular.

- ¿Qué?

- Sí, no crea que voy a ser idiota de arriesgarme a que usted le hable a la policía.

- Está bien se lo voy a entregar, pero primero permítame llamar a mi hermano para decirle que no llegaré a casa por unos días.

- Hágalo ahorita, pero delante de mí y con el altavoz puesto, no quiero que se pase de lista.

- Hola hermanita porque no has llegado a casa-. Fue lo primero que preguntó su hermano al conectarse la llamada.

- Perdón hermano, se me había olvidado contarte que saldré por unos días fuera del país porque vamos a recibir una capacitación.

- No hay problema hermana, pero para la próxima vez que no se te olvide de contarme unos días antes.

Después de hacer una llamada a la clínica y pedir una semana de vacaciones que ella misma había retrasado le entregó su celular al mafioso.

- Ven que te mostraré la habitación en dónde nos vamos a quedar.

- ¿En una sola habitación?

Preguntó Valeria abriendo los ojos de par en par.

- No pensarás que te dejaré sola para que te escapes a media noche verdad.

- Le entiendo señor-.

Dijo Valeria y procedió a recostarse en la cama que allí había.

Que ni piense este imbécil que voy a hacer todo lo que él quiera, jamás me voy a dejar mandar de un hombre.

Pero en este momento si tengo que hacerle caso porque de lo contrario me matará, ya encontraré la forma de escapar.

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