Capítulo 4

“Te diría que es verdad, Bianca, pero estoy más que seguro que el hambre habla por ti”, me contesta Aren, pero no lo dice molesto, más bien es una de sus tantas bromas. Él se transforma y acerca a mi madre y le da un beso, lo que me sigue resultando repulsivo, a pesar de las dos semanas que tengo de verlos hacer lo mismo.

―Creo que ya están retrasados, amor―le comenta mi madre a Aren y luego me mira directo a los ojos―yo me encargaré de todo por aquí, ahora que Bersi me está ayudando, así que se pueden ir tranquilos, no creo que esos dos vuelvan por aquí―me dice y ahora siento que estoy dejando a mi manada sin nada de protección y no es que sea la gran alfa y tal, pero sí que puedo ser la horma del zapato de esos dos grandes cobardes que se acaban de escabullir por el bosque.

―Te prometo que regresaré en cuanto pueda, Luna Adara―le digo, aunque me encantaría decirle mamá delante de todos, pero estoy segura de que eso le generaría las ronchas que no necesita en este momento que debo abandonarla a su suerte en medio de un peligro que está asechando muy cerca.

En otros lugares, estaría acusada de nepotismo por lo que sé, considerando que mi beta es mi madre y mi delta, mi suegro, y estoy segura de que a los desterrados no se les ha escapado ese pequeño detalle.

Bueno, esta soy yo y lo que puedo ofrecer y ellos me eligieron, así que, hasta no tener otras opciones o unas elecciones pronto, creo que es con lo que podemos trabajar.

Kyle y Aren llevan por los hombros al alfa blanco, quien nos quiere fulminar con la mirada. En cambio, Kieran decide transformarse nuevamente en lobo y se coloca a mi lado, para vigilar que nadie nos intente siquiera alcanzar.

El ambiente se pone un poco pesado, sobre todo entre Kieran y yo, pero contra toda la rabia que siento, trato de sobreponerme y hablar con mi colega, amigo y pareja destinada, porque ahora tenemos que lidiar con estos alfas extraños, así que decido romper el hielo.

“Uno de los alfas que escaparon dice que se llama Ezra y que es el heredero legítimo de la Manada Plata, como ya les dije”, le señalo a Kieran, enviándole el mensaje mental solamente a él, para evitar que el prisionero se entere de nada de nuestra conversación.

“Sí, eso me tiene pensando desde hace un rato”, me indica y da un largo suspiro, “y estoy tratando de entender de dónde se supone que salieron esos cachorros”, me asegura y yo trato de pensar un poco más.

“No son tan cachorros”, le comento, “el tal Ezra debe ser mucho mayor que yo, aunque no tanto, me parece”, añado y él resopla por la nariz, “también me llama la atención de que ese lobo puede luchar contra mi voz de alfa, así que su madre debe tener un linaje antiguo, como Atea”, y es verdad, porque su madre y hermana de Aren tiene un linaje muy antiguo y es por eso por lo que Kieran es uno de los hombres lobo más fuertes de todo nuestro mundo.

“Eso sí que es un verdadero problema”, me dice realmente sorprendido, “de seguro deben tener el apoyo de alguna manada, la de la madre, para ser más específicos”.

“Pues, yo solo conozco a tres alfas que son hembras, las que estuvieron en el último concejo de la Luna y de esas, creo que solo Dahlia tiene la edad suficiente como para ser la madre de ese lobo”, le comento y él me mira extrañado, “no es que crea que ella pueda ser la madre, porque siempre se ha mostrado cooperadora con la causa en contra de Einar, claro está”.

“A menos que esa cooperación sea para tener el control de la manada Plata”, me hace ver y yo lo miro con incredulidad.

“¿Crees que nuestra Dahlia pueda pensar siquiera pensar en una cosa como esa?”, le digo toda extrañada, aunque hay algo en todo esto que le da la razón, después de todo, tampoco es que puedo meter la mano en el fuego por una persona a la cual conozco hace poco.

“Pues, en este mismo momento sospecho de cada uno de los alfas que nos esperan en esa sala”, me dice con toda la honestidad que jamás le he visto en el poco tiempo que tengo de conocerlo, “incluso la madre de ese Ezra no debe tener una manada a su cargo, solo poseer sangre de alfa”, agrega y ahora el panorama de posibilidades va más allá de los quince alfas a los cuales tenemos que enfrentar.

De seguro que no hemos acabado con esta guerra, a pesar de que tenemos al mismísimo cabecilla en un calabozo.

“Me parece que debemos convocar a un concejo del alfa, una vez que acabemos con todo este tema de Einar y esos alfas se vayan de nuestro territorio”, le digo todavía anonadada y él se ríe por lo bajo, lo cual me deja desconcertada.

“Suena bien cuando dices nuestro territorio”, me dice aun riéndose, “eso quiere decir que sí que tienes una idea de a dónde perteneces, a pesar de que te escabullas por la noche, como si todavía fueras una fugitiva de Einar”.

“¿Crees que sea un tema para que discutamos en este preciso instante?”, le reprocho algo enfadada, “tenemos muchas cosas entre las manos”, le agrego y él vuelve a reírse.

“Ahora o luego, pero es un tema que tenemos que abordar lo quieras o no”, me sentencia y yo trago en seco por instinto, “porque me parece que nuestro futuro como pareja debe ser decidido y pronto”.

“Bueno, creo que eso se había arreglado en el momento en que nos dimos la marca, ¿o no lo recuerdas?”, le aclaro y él resopla por la nariz, así que le añado, “no es nuestro futuro lo que debemos discutir, sino lo que queremos en esta relación y creo que uno de los dos está pensando con la cabeza equivocada”, le aseguro y eso lo hace reír, pero no espero a que me conteste, así que empiezo a correr todo lo que puedo hasta la garita de entrada y más allá.

¿En serio quiere discutir nuestra vida de pareja en este preciso instante?

No tengo tiempo para eso, más bien, debo ir a la casa de la manada y arreglarme para una ocasión tan importante como el concejo de la Luna, y eso hago apenas paso la entrada de la casa, ignorando a Derrick y Frans, que están esperándome con ropa para que me cambie, pero no estoy muy segura de querer transformarme delante de ellos, así que me dirijo al ala alfa y a mi habitación, la que comparto con mi pareja destinada y alfa, donde me transformo y veo lo asquerosa que estoy, producto de los restos de sangre seca y saliva de mi lucha de hace un rato.

Procuro darme una ducha ligera y bajar lo más rápido posible hasta el vestíbulo, donde los guardaespaldas de Kieran lo están recibiendo con ropa apropiada y algunas toallas para que él, Aren y Kyle se limpien un poco, luego de todo lo que nos ha pasado en el camino hasta acá.

También tienen ropa para el prisionero, pero deciden que es mejor ir hasta las mazmorras.

―Los acompañaré a dejar a esta bazofia en las mazmorras especiales―me dice con una mirada que pareciera desnudarme, así que carraspeo en su dirección―podrías adelantarte para apoyar a Ketin y a Kristoff, que deben estar volviéndose locos con todos esos alfas en el gran salón.

―Está bien―le contesto y él aprovecha que estoy dándome la vuelta para rozarme le derrier con su mano, lo cual me pone en alerta y me sonrojo tanto, que no miro atrás hasta llegar a las puertas donde se encuentra el concejo de la Luna, con Derrick y Frans detrás de mí, quienes me adelantan y me abren las puertas y cuando entro, se hace silencio.

Entonces todos me miran y empieza el murmullo entre varios de los alfas en la sala. Puedo distinguir las caras de nuestros recientes aliados en la coalición que se enfrentó a Einar y todo lo que pasó después, porque no todo acabó con su captura.

Hubo secuelas en el mundo de los lobos, ya que muchos de los secuestrados por Einar para su ejército no regresaron y los sobrevivientes no volvieron a ser los mismos, como el caso del padrastro de Andrew, quien todavía no está en sus cinco sentidos y a veces desvaría diciendo toda clase de incoherencias, que parece ser uno de los efectos de la esencia de la bruja, el elixir con el cual estaban convirtiendo a los desterrados y otros lobos en súper soldados.

La madre de Andrew está devastada y su hermanita llora todos los días, por el padre que ya no puede jugar con ella, así que a Andrew se le ha vuelto más que difícil la vida, teniendo que volverse el hombre del hogar.

― ¡Vaya, al menos uno de los líderes de esta manada decide aparecerse! ―comenta Lars, lo cual me hace gruñir en su dirección, pero me recompongo, considerando que hay demasiados alfas aquí, como para contestarle como se debe.

―Siento la demora, Lars―le digo con una sonrisa y luego miro a mi alrededor―en verdad lamentamos hacerlos esperar, pero tuvimos un inconveniente antes de venir para acá.

― ¿Inconveniente, dices? ―me pregunta Dahlia un poco preocupada― ¿qué fue lo que le ocurrió?

―Pues, nada que cuatro alfas no hayan podido resolver, claro está―le digo con una sonrisa y tomo mi asiento cerca le puesto destinado para Kieran―por supuesto que todo está solucionado por el momento―les aseguro con mi mejor sonrisa falsa, para ver si ya dejan de preguntar―Kieran y Aren están por llegar, se detuvieron en las mazmorras para traer de una buena vez a Einar.

―Insisto en que debiste acabar con él cuando pudiste―comenta Niels con un bufido―ya hubiéramos terminado con el tema y volver a nuestras manadas, para reconstruirlas por los daños que ese lobo ladino las ha hecho.

―Y yo creo que tú, Lars, Engla y muchos de los que están aquí tenían derecho a juzgar a la rata que se encargó de arruinar a sus manadas―le respondo―por cierto, ¿cómo está tu nuevo bebé? ―le digo, porque estoy segura de que es la razón por la cual quiere que esto se acabe, su Luna acaba de parir y ambos deben procurarle muchos cuidados.

―Muy bien con el favor de la diosa―me dice con una enorme sonrisa, pero antes de continuar, las puertas se abren y entran Kieran y detrás de él, Kyle y Aren, quienes traen a mi padre amarrado con un bozal, una camisa de fuerza de algo parecido al cuero y con un cable muy fino que le cortaría la piel si se mueve mucho.

Todos lo miran y el mar de murmullos no se hace esperar, pero Dahlia, que ahora hace el papel de la presidenta de concejo de la Luna, golpea un martillo y todos deciden hacer silencio.

―Señores, ha llegado el momento―les dice a todos y se callan, al tiempo que Kieran y Aren toman sus puestos como alfas del concejo―ahora empezará el juicio Einar, antiguo líder de la manada Plata, quien ha cometido los actos más viles dentro de nuestro mundo.

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