CAPÍTULO 3

    El agente será sustituido por Emma; ella será quién haga las guardias durante el día, hasta que alguno de los chicos despierte, para que les puedan interrogar.

    Resignado ante la decisión de la subinspectora, acepta la nueva misión y espera que la agente Emma, se presente al día siguiente y tome el relevo.

    —Hola agente Roland —saluda al entrar en la habitación—. ¿Se ha vuelto a despertar alguno? —pregunta interesada.

    —No, y creo que la esperan días muy largos aquí dentro —afirma Roland—. Espero que no sea muy cansado para usted —termina de decir sonriente, mientras termina de recoger sus cosas.

    —Creo que es mejor que se vaya, la paciencia no es una de sus virtudes —responde muy desanimada, y de mal humor.

    Al notar el tono irónico en el que le ha contestado, Roland sale de la habitación lo antes posible. Emma se coloca con alegría, en el sillón que hay entre medio de la pareja. Mirando al chico y la chica durante un buen rato, se queda estupefacta viendo la cara tan bonita que tiene Charlotte.

    Se pone en pie y se acerca a ella, con mucho cuidado pasa su mano por el cabello fino y rizado. Las facciones que tiene Charlotte en su cara son de origen africano, el color rubio de su cabello hacen que los rasgos de su rostro parezcan más finos. Tiene unos labios muy carnosos, de un color rojo intenso muy brillante, y unos pómulos muy marcados; a pesar de que sus ojos están cerrados tienen pinta de ser bastantes grandes. Se trata de una chica bastante menudita, no mide más de metro cincuenta. A Emma la resulta imposible dejar de mirarla, la verdad es que Charlotte tiene una cara angelical. Cuando termina de observarla con detenimiento, pasa su mirada a la cama de Kevin.

    —Estos dos chicos tan jóvenes y ya metidos en problemas. —Piensa en voz alta, moviendo su cabeza de lado a lado.

    En ese momento, un torrente de preguntas empiezan a apoderarse de su mente al ver el cuerpo de Kevin en ese trance. Fijándose más en él ve que sus pies sobresalen de la cama y, se da cuenta de que es tan alto, que parece un jugador de la NBA. Sus brazos son increíblemente fuertes, su pelo es negro y seguramente lo tenga también muy rizado, aunque lleva unas trenzas muy pegadas al cuero cabelludo.

    Devolviendo la vista a Charlotte, la agente Emma no sabe aún como fue capaz de pasar la pierna por encima de la del chico, y pisar el acelerador con tanta fuerza, como para estrellarse contra esa pared. Cuando se cansa de mirar a la pareja, vuelve al sillón, se sienta y busca relatos de amor en internet con su teléfono, hasta que comienza a leer la introducción de uno. 

RELATOS DE INTERNET INTRODUCCIÓN:

   Jaqueline es una importante ejecutiva, trabaja en la empresa de su padre, donde se encarga de llevar prácticamente la contabilidad y más de la misma; también revisa todo los trabajos de sus empleados.

    Otro de sus trabajos trata de encargase de contratar a personal nuevo todos los meses, la vida de Jaqueline es bastante emocionante, conoce a un hombre del que se enamora perdidamente.

    El padre de Charlotte acude al hospital, para ver a su hija. Al entrar en la habitación, interrumpe la atención que presta Emma a su teléfono.

    —Buenos días caballero —saluda Emma, guardando su móvil de inmediato.

    —Buenos días señora —responde el caballero.

    —Supongo que son familiares suyos —dice Emma, quedándose un poco pensativa—. ¿Verdad? —termina preguntando, al ver que el hombre es de color.

    A simple vista, se ve que el padre de Charlotte es adinerado, con su traje de Armani da la impresión de ser una persona muy galante y de buenos modales; con la que se puede llegar a razonar cualquier clase de situación.

    —Ella sí, él no —responde el hombre, acercándose a la cama de su hija, antes de que Emma termine de examinarlo correctamente. Daleando su cabeza, un poco extrañada pregunta al hombre:

    —¿Entonces qué son?

    —Ella es mi hija. Él… él, es un desarmado—responde cerrando su puño, para controlar su furia.

    —Por su forma de hablar deduzco que son amigos —poniéndose en pie—. Muy a mi pesar creo que eso no va a poder cambiarlo —objeta Emma, al ver la reacción del hombre.

    —No me diga lo que puedo o no puedo hacer. Mire lo que ha hecho este mal nacido a mi niña —comenta, rebatiendo el comentario de Emma.

    —¿Usted tenía alguna idea de lo que querían hacer? —pregunta con intención de interrogar al hombre.

    —No. En realidad ellos hace algunos años que se conocen, y desde entonces he tenido problemas con Charlotte en casa —explica el hombre, pasando la mano por la frente de su querida hijita.

    —¿Usted sabe por qué decidieron cometer ese atraco? —indaga de nuevo Emma, intentando averiguar algo más.

     —Sí, todo esto fue culpa mía —comenta el hombre llorando. Al verle llorar, Emma se acerca a él y apoya una mano en su hombro, ofreciéndole un poco de consuelo, antes de preguntarle:

    —¿Por qué piensa eso señor?

    —Fui yo quién echó a mi hija de casa. Yo siempre me antepuse a esta relación, siempre supe que este tipo llevaría a mi hija a la ruina —comenta, limpiando las lágrimas que resbalan por su cara.

    Al ver el desasosiego que siente, Emma coge un vaso y lo llena de agua. Ofreciéndosele al hombre, dice:

    —Señor siéntese, seguro que su hija se recuperará enseguida.

    —Pediré una habitación para ella sola, donde pueda estar con mi hija, no quiero que esté al lado de este chico —responde sin dejar de mirar a Kevin, lleno de rabia.

    —Señor comprendo sus pensamiento, pero me veo en la obligación de decirle que no puede hacer eso —explica Emma, con tranquilidad.

    —Es mi hija, puedo solicitar que la asignen a otra habitación —responde, muy desconcertado por la contestación, que le acaba de propinar Emma.

    Emma se cruza frente a él y le para los pasos tapando la puerta con sus brazos:

    —Señor, a su hija se la acusa de atraco a mano armada, está bajo mi custodia. Lo siento mucho pero no puede hacer lo que quiere —le explica con mucha determinación y frialdad.

    Asintiendo con su cabeza, parece comprender las palabras de Emma. Devolviendo la mirada hacia Charlotte pregunta:

    —¿Usted cree que ellos cometieron ese robo por mi culpa?

    —Son muy jóvenes, Charlotte acaba de cumplir los dieciochos años, y Kevin veintiuno, con esa edad todos hemos cometido errores. Yo no creo que fuese su culpa —comenta Emma pasándole la mano por la espalda, para que se relaje y deje de llorar.

    —Muchas gracias por sus palabras. ¿Supongo que tampoco puedo estar aquí? —pregunta el señor sollozando. Emma, se da cuenta del estado de ánimos que tiene el pobre hombre, y decide proponerle algo que les beneficiará a los dos:

    —En realidad supone bien, pero… haré un trato con usted.

    Desconfiado por la cara que está poniendo la agente, pregunta con el ceño arrugado:

    —Un trato, ¿cuál?

    —Si usted me ayuda contándome cosas de Charlotte, yo le dejaré de entrar a ver a su hija, siempre que ellos sigan estando bajo mi custodia —explica Emma.

    —Me parece bien, yo necesito ver a mi hija y si con eso la puedo ayudar a usted, me parece un trato justo —comenta estirando su mano, para estrechar la de Emma, antes de salir de la habitación.

     Cuando el padre de Charlotte sale de la habitación, Emma cierra la puerta y se vuelve a sentar en el sillón; apoyando los codos en las rodillas, y sujetando su frente entre las manos intenta pensar. Al conocer al padre de la chica, se deja llevar por su intuición; algo en su interior la dice que estos chicos no son tan malas personas, lo que la vuelve a hacer ponerse en pie y volver a mirar a ambos. 

     Con mucho cuidado levanta la sábana de Kevin, y por pura casualidad, Emma encuentra un tatuaje con forma demonio en la pantorrilla de la pierna. Retira aún más la sábana y con ayuda de su móvil, saca una foto y la envía a la policía científica, para que investiguen el significado del dibujo, y si está relacionado con alguna banda callejera.

     Después de enviar esa foto se va a la cama de Charlotte, y realiza la misma operación. Revisando su cuerpo y no encontrando ninguna marca en su piel, se da cuenta de que quizás; Charlotte venga de una familia con más recursos económicos que Kevin.

    Emma vuelve a su sitio, y coge nuevamente el móvil entre sus manos para empezar a leer, hasta que el sonido de su móvil, interrumpe de nuevo su lectura:

    —Hola subinspectora —contesta al descolgar muy contenta.

    —Agente Emma, buen trabajo. La policía científica ya está investigando la foto que envió.

    —Estupendo, me alegra que pueda servir de ayuda, quizás con eso encontremos algún motivo por el cual lo hicieron —responde muy alegre, al saber que servirá para algo esa foto.

    —¿Ha revisado si la chica tiene algún tatuaje? —pregunta con interés, la subinspectora.

    —Sí, no tiene nada, pero… —responde algo confusa, sin saber si debe contar que el padre de Charlotte estuvo de visita en el hospital.

    —¿Pero qué?, ¡conteste! —exige la subinspectora, ¡es una orden!

    —Hoy vino el padre de la chica… estuve hablando con él… me comentó que la echó de casa quince días antes del atraco —responde dudosa, sin saber si está metiendo la pata.

    —¿Creé qué ese pudo haber sido el motivo? —pregunta la subinspectora.

    —Creo que son jóvenes, la falta de recursos les hizo actuar de esa forma. Como le dije al padre de la chica, a usted señora le respondo lo mismo: Charlotte tiene dieciocho años recién cumplidos, y Kevin veintiuno —intenta explicar Emma, para que se pueda poner en la situación de los chicos.

    —Está bien, pero eso no les justifica —responde a la vez que les culpabiliza.

    —Lo sé, intentaré averiguar todo lo que pueda —comenta justificándose, por su error.

    —Agente, ¿sabe que los familiares no pueden entrar ahí? —pregunta con descaro.

    —Se me caía el alma al ver a ese pobre hombre, se veía tan destrozado, por eso le dejé pasar. También me sirvió para poder hacerle algunas preguntas, y llegué a un acuerdo con él —argumenta de la mejor forma posible, intentando que entienda porque lo hizo.

    —¿De qué acuerdo me está hablando?

    —Le propuse poder ver a su hija siempre que quiera, si me sigue respondiendo a todas las preguntas que le haga —responde Emma.

    —¿Y qué fue lo que te dijo? —inquiere la subinspectora.

    —Que le parecía un trato justo. Lo hice porque creo que eso me dará la base del caso —comenta sin reparo.

    —Está bien, pero no se familiarice mucho con ellos, ya sabe que estos casos pueden traer consecuencias a nivel personal —intenta avisarla antes de colgar el teléfono.

    —De acuerdo, la mantendré informada en todo momento —termina de decir antes de colgar el móvil.

    Al terminar con la llamada, siente que la tensión de su cuerpo se desmorona. Ella sabe que no ha hecho bien al dejar de entrar al señor; pero también sabe que mientras que la pareja esté en trance, es la única fuente que tiene para conseguir la información suficiente. De alguna forma tiene que unir las piezas de este puzle.

    Mientras está encerrada con ellos les observa sin descanso. No puede dejar de pensar, y en su interior solo busca en dar con la forma de resolver esto antes de que despierten. Se ha quedado un poco más tranquila, al saber que el departamento de científica, está estudiando la fotografía del tatuaje.

    Kevin vuelve a mover sus manos, Emma toca el interfono que hay en la pared, y solicita que venga un médico a revisarle. La Dra. Mía, acude enseguida cuando recibe la llamada, sabe que el chico puede despertar en cualquier momento:

   Entra en la habitación, los movimientos del chico son muy cortos y precisos. La doctora se da cuenta de que algo no marcha bien para Kevin, en el momento en el que los ojos del chico, no responden bien cuando le alumbra con la linterna. Dejándole sentado en la cama sale en busca de otro médico, y le comenta lo sucedido caminando por el pasillo, hasta llegar a la habitación.

    El doctor le examina rápidamente, y entre los dos llegan a la conclusión, de que algo está obstruyendo su celebro. Le cambian de sala y le hacen un examen celebrar, lo que ayuda a los doctores a confirmar sus sospechas. Al parecer, el golpe que se propinó en la cabeza el día del accidente, le está formado un coágulo de sangre en el cerebro.

    —Agente hay que operar al chico —comentan los doctores a Emma, al devolverle a la habitación.

   —¿Qué le ha pasado? —pregunta Emma interesándose, por el estado de salud de Kevin.

    —¿Sabe si tiene algún familiar directo, o alguien que se pueda hacer cargo de él? —pregunta la doctora mirándola.

    —No lo sé, de momento no vino nadie a verle —responde Emma un poco dudosa.

    —Entonces seremos nosotros quienes valoraremos, operarle o no —explica el doctor.

    Los días van pasando, Emma se da cuenta de que los doctores, aún no han procedido a realizar la operación. Lleva ya una semana ahí con ellos, y sabe que cada minuto cuenta, y que tiene que hacer algo para salvar la vida de ese chico.

   Abre su portátil y comienza la investigación por cuenta ajena, ella piensa que debe de haber algún tipo de relación. La mayoría de las personas se tatúan por algún motivo en especial; por eso, decide buscar dibujos que sean similares al demonio tatuado, y dónde los realizan.

   Encuentra varios negocios donde hacen toda clase de tatuajes, se pone en pie ante la indignación, se acerca a la cama y levanta la sábana de nuevo; esta vez mira de una forma más exhaustiva el dibujo.

    Al no ver nada nuevo decide pasar la mano por la pierna del chico. Entonces con las yemas de sus dedos, nota un pequeño relieve que la hace llegar a la conclusión, de que se lo hizo hace poco tiempo.

    Le saca una nueva foto, y va ampliando la imagen, hasta que ve algo extraño en los ojos del demonio. Aparece algo dentro de sus pupilas, tiene unos pequeños triángulos con otro ojo dentro de color arcoíris, estos son tan pequeños, que a simple vista no se pueden apreciar.

    Conecta el móvil al portátil, y transfiere el archivo de la foto. Intentando obtener mejores resultados; amplia más la imagen, recorta el trozo de unos de los ojos, y sigue ampliándolo aún más.

    Cuando ya tiene el dibujo completo, procede a buscar información sobre el significado del triángulo. No ha hecho más que empezar a buscar dibujos parecidos, y ya la han salido millones de páginas, relacionadas con la cultura de la antigüedad egipcia.

   Sigue indagando, ya que el tiempo dentro del hospital se hace muy largo. Encuentra todo tipos de sectas, pero principalmente le llama la atención una en especial; la cual se llama “Iluminando El Sol Del Mañana” al parecer son sectas en las que captan personas de almas caritativas, para enviarles a hacer misiones.

    Está tan repleta de información que su cerebro se satura, y hace que se cabree tanto con esto, que decide salir al pasillo para relajarse un poco, necesita pensar qué es lo que puede hacer, para llegar hasta esta clase de personas.

    También es necesario para ella tener algo más de información sobre Kevin. Al revisar el historial del chico descubre que es huérfano. No entiende como la policía de la científica, que ha revisado una y otra vez el tatuaje, no han encontrado nada que lo vinculara con algo. Este chico está totalmente limpio, no hay datos incriminatorios en sus informes.

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