Capitulo: 2

Por más que trato de levantarme no puedo hacerlo, mis rodillas se han clavado en el piso, o quizás no tengo fuerzas para levantarme y seguir... Todo esto que me pasó es tan injusto, todos dicen que ya es hora de superarlo, que ya han pasado dos años, pero ¿Quién dice que el dolor tiene fecha de vencimiento? ¿Quien dice cuanto tiempo debes sufrir?

Nadie me entiende, nadie comprende el significado de mi sufrimiento... — Oye, ¿Estás bien? – Escucho una voz a mi espalda, enseguida trato de levantarme pero mis piernas me traicionan y siento como mi cuerpo se desploma. Espero el golpe pero este no llega pues unas fuertes manos detienen mi caída. — Ven te ayudaré a entrar, ¿Está bien?

Me pregunta el desconocido, yo solo asiento y este me ayuda a entrar a mi casa me sienta en el enorme sillón que tengo en mi sala, suspiro porque en este momento mi mente está recreando imágenes de todo lo vivido en este lugar. Sorbo por la nariz y decido levantar mi rostro y darle frente a quien me ayudó.

Mis ojos encuentran los del hombre desconocido entonces todo mi cuerpo se congela y mi corazón comenzar a latir desbocado. Esos ojos... Ese color, Dios ¿Por qué me haces esto a mi?

Sus ojos tienen la misma forma, el mismo color, y podría decir que me está mirando como lo hacía el. ¿Acaso me estoy volviendo loca? — Quiere que le llame a alguien, yo, yo puedo hacerlo. ¿Dígame en qué puedo ayudarle? – Solo su voz me hace volver a tierra, pues aún qué sus ojos son parecidos a... No, no te atormentes de esa manera Moly, me digo mentalmente.

Suspiro unas cuantas veces para así lograr hablar. — Gracias, gracias por ayudarme, pero solo quiero estar sola... Disculpa pero solo deseo eso. – El sigue mirándome de esa manera que me está dando escalofríos, y es por eso que prefiero bajar la mirada, no soporto verle a los ojos.

— Está bien, si necesita algo cualquier cosa, puede llamarme yo vivo en el departamento de al lado.

Sin poder verle de nuevo, asiento con la cabeza gacha, espero a que se vaya, pero en vez de irse siento cuando coloca algo sobre mis manos. Ese tacto... ¡No! M*****a sea, ya deja de comparar un desconocido, con el hombre que amas. Me regaño.

Miro el objeto y me sorprendo un poco al darme cuenta que es un reproductor de música. — La música te ayuda, te transporta a lugares diferentes, la música es magia... A mí me sanó, tal vez con usted también lo haga. – Se hunde se hombro mientras me explica. — Yo soy músico, me gusta tocar el piano, en el reproductor están algunas composiciones mías y... Dios perdón usted dijo que quiere soledad, y yo sigo hablando, y hablando.

Sus palabras me causan algo de gracia, pero no sonrió solo observó cuando sale apresurado, y creo que algo avergonzado.

Miro el reproductor con sus pequeños auriculares, entonces decido probar que tan mágica es la música, quiero saber si una melodía puede sanar un corazón roto. 

Acostada sobre mi sillón coloco los auriculares en mis oídos, y empiezo a escuchar una hermosa melodía, solo es sonido de un piano, pero ese sonido te llega al alma... No sé nada de música pero está me encanta. Poco a poco voy callendo en los brazos de Morfeo, sin quitarme la ropa o los zapatos me dejó llevar por el sueño, deseando no despertar nunca.

Despierto algo sobresaltada, mi respirputac es pesada y me arde la garganta. Supongo que mi estado se lo debo a mis pesadillas... Miro mi alredor y siento unas ganas de seguir llorando, pero no lo hago, ya no más, Sury debe darme las fuerzas que necesito para salír de esta oscuridad. Mañana buscaré empleo, comenzaré a intentar vivir, vivir de nuevo. Lo ame lo amo y lo seguiré amando, pero ya no quiero seguir de este modo, se que si el estubiera aquí se enfadaría al verme de esta manera.

Camino a oscuras por el pasillo hasta que doy con mi habitación, al abrir la puerta su olor inunda mis fosas nasales haciendo que una vez más mi ojos se llenen de lágrimas.

Esto será difícil... Muy difícil.

enciendo la luz y veo que todo está como aquel día, al parecer mi madre no cambio nada... Le agradezco eso. 

Sin pensar más en todo lo que me esta pasado, voy al baño, necesito una larga ducha, pero antes quiero un trago busco una pequeña botella de tequila que Sury guardaba en un cajón y le doy un largo trago a la botella.

Mi garganta quema como si estuviese bebiendo fuego, pero ignoro el ardor y sigo tomando. Busco mis pastilla para dormir y me tomo dos junto con otro trago... Ya casi no veo bien, pues nunca fui buena tomando pero hoy lo haré, y sera el último día que lo recuerde con tristeza.

Me meto en tina tratando de no caer, estando ya relaja cubierta por espumas colocó mis auriculares prestados, y le doy un último trago a la botella. 

Hundiendome por completo en la tina dejo que el silencio reine en el lugar, mis pulmones enoienzan a exigir oxígeno pero yo se los niego. Me obligó a permanecer dentro, siento cuando un buchado de agua entra en mis pulmones, la asfixia me está matando pero no hago nada solo sigo hundida dejando que pase lo que tenga que pasar.

Entonces la oscuridad llega.

Abro los ojos y ya no estoy en mi baño, la verdad no sé dónde estoy. Miro mi cuerpo y puedo notar que llevo puesto mi vestido favorito, el que a él tanto le encantaba. Es de color púrpura, ajustado a mi cuerpo con un corte en forma de corazón en los pechos, y me llega hasta los muslos. Este vestido solo lo usaba para el...

Observó con atención el lugar donde me encuentro, y al verdad no conozco este sitio. ¿Cómo llegue aquí? — Hola... – Solo escuchar esa voz me giro en automático encontrándome al hombre que amo justo frente a mi, con esa hermosa sonrisa... Dios si este es un sueño por favor no quiero despertar.

Corro hacia sus brazos y el me recibe contento, mis lágrimas nublan mi vista pero no me importa. — Sury, oh por Dios, ¿Por qué me hiciste eso? – Gimoteo en su pecho, el solo suspira y acaria mi cabello. — Nena, yo, lo siento, ¿Si? Pero sabes que te amo tanto, que nada mas me importabas tú... Debes vivir, tienes que hacerlo por eso debes volver ahora.

— ¡No! No volveré, me oyes Sury no puedo vivir sin tí yo prefiero... Morir. — Nena mírame. – Me pide y obedezco — Vive por los dos. Tal como te lo pedi, tu eras fuerte y se que podrás. — Me déjate sola, me abandonaste Sury... Nunca te lo perdonaré. — Si lo harás, tú me perdonarás porque me amas, ahora vete debes volver. Solo recuerda... Recuerda que te amo. – Siento sus labios sobre los míos, y sin pensarlo lo abrazo fuerte y profundizó más de lo beso. 

 Lágrimas bajan por mis mejillas mientras siento como mi cuerpo es separado de el... Entonces despierto tosiendo toda el agua que trague. 

También te amo Amore... También te amo 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo