CAPÍTULO 3

Los rayos del sol que se infiltran por el cristal del ventana golpeaban el rostro de Amara - Hasta que por fin abres los ojos- La voz ronca de Alexander asustó a la mujer.

Buenos días- Saludó Amara, que tenía un ligero rubor en las mejillas.

Piensas que estoy aquí para darte los buenos días, no, no soy de esos hombres, en media hora te quiero abajo - La mirada azul intensa de Alexander doblegó en su totalidad a la rubia de ojos verdes - Vas a entrenar, no quiero una mujer débil, serás la mujer del Mafioso en una semana - Con aquellas palabras Alexander dejó la habitación, Amara dejó escapar un profundo suspiro, hasta que su celular vibró al ver que era su hermana se iluminaron sus ojos.

¿Estás bien pequeña? si quieres me monto a uno de los Helicópteros de papá y voy por ti, pienso que incluso la muerte es mejor que estar en manos de ese hombre - Amará sonrió más grande y con más entusiasmo al leer el sms de su hermana.

No es para tanto, veré si consigo la manera de escaparme de él, yo estoy segura de que lo voy a lograr.- Fue la respuesta de la mujer.

Por supuesto, si te deja seguir la Universidad vamos a lograrlo- La respuesta de Lorena no se había hecho esperar.

 Te escribo luego- Amara borro los mensajes y se preparo, ella sabía que la idea de su hermana era descabellada, pero escapar de la Universidad era una buena opción que por supuesto ella lo va a intentar.

En el sofá se encontraba una ropa Militar de seguridad, por supuesto era de hombre y todos los accesorios que por supuesto eran necesarios para entrenar con armas, Amara se los coloco, todo le quedaba a la perfección a pesar de ser hombres, Alexander le había traído de su medida.

Cuándo la mujer salió tenía el cabello recogido en una coleta.

Pensé que estarías toda la mañana en tu habitación, no estás en un cuento de hadas, así que puntualidad será tu segundo nombre desde este momento - Alexander parecía molesto, pero en el fondo hasta el estaba sorprendido de la belleza de la mujer y que incluso con ropa de hombre se ve atractiva.

Amara simplemente lo ignoró, y aquello molestó más al hombre, que sin dudar la agarró del brazo ejerciendo un poco de fuerza en ella - Cuándo te hablo a partir de ahora me tienes que mirar y responder.

¿Piensas tratarme cómo a un Soldadito, no te basta con condenarme a esto? que claramente no quiero - El Labio inferior de Amara tembló y aquello sucedía cuándo tenía miedo, ya que le había levantado la voz al hombre de todos.

Eres valiente, porqué eres la primera persona y siendo mujer quien se atreve a alzarme la voz - Alexander tenía la ira impregnada en su perfecto rostro, Amara por inercia retrocedió, su espalda chocó con la pared, mientras que Alexander también se acercaba a ella cada vez más.

Atrévete a volver a hablarme fuerte, Amara Mendoza- ambas manos del hombre se posaron a la altura de la cabeza de Amara.

Yo - yo lo lamentó - Expresó Amara sus pequeñas manos temblaban, y su voz se escuchaba baja.

Te daré un pequeño regalo para que aprendas a respetar a tu dueño - El hombre la agarró de la barbilla, pero Amara no podía mirarle directamente al rostro.

Alexander se la llevó, abrió el despachó en ella había una puerta secreta, la pequeña habitación secreta estaba oscura y fría, había un pequeño sofá y nada más adentró - Reflexiona tus actos y entregame el celular - La voz de Alexander cada vez era más aterrador, Amara esta vez si se sentía chiquita ante él, la hermosa joven le extendió el celular, posteriormente Alexander salió y la encerró en el pequeño sótano, el lugar era bastante frío, aunque estaba bien cuidado.

Alexander se sentó detrás de su escritorio mirando atentamente el aparato celular- No me compliques las cosas Amara Mendoza, por que soy tu peor pesadilla, si así de buena te tengo un final doloroso que será de ti, si te atreves a ser altanera.- Alexmader guardó el aparato móvil y salió del sitio.

Alex - la voz de Carol Montalvo logró que el apuesto hombre detuviera sus pasos.

¿Qué pasa Carol? Se notaba que Alexander parecía no estar de buen humor.

¿Quieres relajarte? Le preguntó la mujer, había que aclarar que luego de la muerte de su primer y único amor, Alexander juró nunca volver a amar a alguien más, y que si tiene a una mujer solamente será para el sexo, el creó las Reglas del Mafioso: Mujer - Amante y Esclava, un Mafioso puede tener 3 mujeres y las 3 tienen una joya que las diferenciaba, Carol Montalvo se sentía segura y victoriosa ella es la única amante que Alexander mantiene desde hace 3 años.

No estoy para perder el tiempo, Carol, si yo necesito te busco - Alexander no le dio tiempo de protestar a la mujer y salió del lugar.

Señora - expresó una mucama, logrando así Carol la mirase.

¿Que quieres? La voz de la mujer tenía cierto fastidió.

El señor trajo a la familia de los Mendoza una de las señoritas de la Familia se quedaron, se rumorea que el jefe va a casarse con ella - Las palabras de la mucama dejaron sin rastros de sangre el rostro de Carol, ella sabía que anoche Alexander mantuvo una reunión de negocios, pero no ha escuchado mucho menos había visto a alguien cerca, pero si los empleados lo decían, era por qué hay algo de verdad en aquellas palabras.

Carol subió las escaleras, y abrió la habitación de Amara, evidentemente su había rastros de que alguien había pasado la noche allí.

¿Buscas algo, Carol? María, la nana de Alexander sorprendió a la amante.

¿Quién durmió aquí? Habla m*****a sea- Carol estaba a punto de perder la cordura de solo imaginar que Alex vaya a casarse con alguien, y no es ella.

Quién pase la noche en las habitaciones no es de tu incumbencia Carol - Respondió la mujer.

Carol era conocido de eso, Alexander siempre había dejado en claro que nadie tiene por qué involucrarse en sus asuntos y quién venga en la casa mucho menos debe ser asunto de ellos, Carol salió, pero sus ojos se estaban por llenar de lagrimas.

Las horas habían pasado, cuando Alexander regresó la casa, está estaba en total silencio - mi niño - Expresó María.

Nana - el cariño en la voz de Alexander era evidente.

¿Dónde está la joven? Maria sabía que la hija de Blas estaba en la casa, pero que no le haya visto durante todo el día le daba un mal presentimiento.

Esta en el sótano de mi despacho- Respondió Alexander.

Estas mal mi niño, con el frío que está azotando el sitió se te ocurre encerrarle justo ahí.- la mujer sintió un escalofrío al imaginarse a Amara congelandose.

Nana, es para que aprenda a respetar a su dueño, y ya deberías descansar - Alexander subió las escaleras, al entrar en su habitación la fotografía de Julia fue lo primero que entró en su campo de visión, pero paso de largo, luego de estar preparado para acostarse, por un momento fugaz se cruzó por su mente la imagen de Amara, no podía negar que su apariencia si era en otra ocasiones te daba la vaga idea de protegerla.

Amara Mendoza se veía adorable, tan frágil y débil a la vez, Alexander suspiró incluso los cachorros tienen una casa para el frío, quizás y solo quizás Amara ya habrá aprendido a respetarlo. El hombre se levantó y fue directamente al despacho, cuándo abrió la puerta del sótano, visualizo la figura de Amara.

Cuándo encendió la luz visualizo con mayor claridad la cara pálida de Amara, la frialdad del sótano era mayor al exterior de la casa - M****a - Alexander la cargó rápidamente y la sacó, estuvo tentando a llevarla en su habitación, pero no, Amara para él no estaba calificada para ingresar a su habitación, solamente el y su nana y nadie más conocía el interior de aquella habitación y así será hasta el final.

Alexander hizo sonar la campanilla, pero para su sorpresa su nana ya traía infusiones calientes de té- Alexander, se las razones de tu venganza, pero no vayas tan lejos, quizás con el tiempo las heridas sanen, ella no tiene la culpa de nada - Expresó la anciana, los labios de Amara están azules si Alexander no la sacaba es capaz de hubiera muerto congelada.

María salió dejando a Alex sólo con Amara - Aunque mi nana diga que no eres culpable por lo que le sucedió a ella, esta equivocada tú eres la única culpable de que el amor de mi vida haya sido secuestrada y asesinada, y te condenare a destinos peores que la muerte.

Morir congelada es muy poca cosa comparado con lo que tengo planeado - El hombre salio de la habitación.

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