CAP 4 NUEVO ASISTENTE

Ella discutía con el hombre, cuando Dinora apareció por el pasillo y caminó rápido hacia el hombre que intimidaba a su amiga, la puso detrás de ella cubriéndola y como leona se puso a discutir con el hombre alto. “¡Oye amigo! Baja tu tono con mi amiga”.

El hombre frunció el ceño al ver a la mujer, Dinora era una chica de veinte años alta de tez morena y ojos verdes claros, era muy bella su cabello era castaño, largo y rizado, vestía de forma juvenil, le gustaba usar collares, pulseras y aretes llamativos que la hacían ver muy joven.

“Dile a tu amiga que se vaya y no moleste a mi jefe, deberían irse de aquí”. El hombre les advirtió a ambas.

Dinora furiosa con el hombre altanero empezó a discutir. “¿No sabes cómo tratar a una dama? ¿Tu madre no te enseño? Este es un hospital público, no pueden tratar a mi amiga así, ella tiene derecho de estar aquí”.

Dinora confundida observó la puerta y a los hombres dentro de la habitación, giro para ver a Marina. “¿Qué está pasando?”.

Marina negó tristemente, tomó el brazo de Dinora arrastrándola de ahí antes que se fuera a los golpes con el tipo. Ella conocía bien el temperamento de su amiga.

Ya en el pasillo lejos del tipo, Marina le explicó todo lo que había pasado.

Dinora no podía creerlo. “¿Daniel es hijo de un tipo rico?”.

Marina asintió. “No solo eso, el doctor me dijo que era un hombre con el que debía tener cuidado”.

Marina bajo su mirada. “Yo solo quiero verlo, saber cómo está, pero me echaron de la habitación y no me dejan entrar de nuevo”.

Dinora pensó por un momento. “Deja le llamo a un amigo, él me dará información sobre el hombre”.

Minutos después de hacer una llamada el teléfono de Dinora sonó, era un mensaje con toda la información, Marina estaba asombrada de lo rápido que llegaron los datos.

Dinora solo sonrió al ver la mirada de su amiga y le explicó. “Es un chico nerd con el que salí hace unas semanas, es muy lindo, pero no funcionó, ahora somos amigos”.

Marina negó moviendo la cabeza y riendo. Era típico de su amiga conocer chicos y salir con ellos para después terminar en menos de una semana, Dinora conocía un montón de gente. Ella era bonita y extrovertida, le gustaba divertirse, conocer gente y lugares, cambiaba de trabajo frecuentemente porque sentía que la explotaban laboralmente y era defensora de los derechos de la mujer y de los animales.

Dinora ojeo la información y chasqueo la lengua. “¡tsk, tsk!, es cierto, Raúl Estrada es un hombre multimillonario, aquí dice que tiene dos hijos, Erick Estrada y Miranda Estrada, su esposa murió hace algunos años, viven en USA y es dueño de muchas empresas, es un tiburón el mundo de los negocios, ha arruinado a muchas empresas durante sus años en el poder”.

Marina suspiro, su corazón estaba muy inquieto, sentía mucho miedo, ahora que sabía quién era Daniel en verdad. “Dinora… ¿Por qué Daniel nunca me lo dijo? ¿Por qué hacerse pasar por un joven pobre que no tenía nada?”.

Dinora miró a su amiga y ambas recordaron cuando conocieron a Daniel…

………………………………

-Recuerdo-

Marina llegó a casa, su trabajo fue largo hoy y tenía que regresar y poder empezar una pintura nueva para un concurso del que Dinora le había comentado.

Al abrir la puerta dejó su bolso y abrigo en el perchero, mientras hacía esto escucho a su padre hablar con alguien en la cocina.

“Verás, el sueldo al principio será bajo, pero conforme vea tus habilidades irá mejorando, busco una persona que sea mi segundo, yo como vez estoy envejeciendo y necesito alguien que esté dispuesto a encargarse del taller”.

Marina entró a la cocina, observó a su padre primero, después vio al hombre que estaba de pie cerca tomando un vaso de agua y escuchando a su papá.

Ambos cruzaron miradas al instante que Marina se acercó, en Marina hubo un sentimiento extraño, su corazón empezó a palpitar fuerte en su pecho, el hombre la miraba de una forma que a ella le incomodaba un poco pero aun así no podía dejar de verlo, ella nerviosa asintió.

El hombre era alto y aperlado sus ojos eran cafés claros eran muy llamativos, la atrajeron al instante, al ver cómo le sonreía ella tragó grueso, era realmente muy guapo.

“Hija volviste”. El papá de Marina se levantó besando su mejilla.

“Hola Papá”. Ella correspondió el saludo de su padre.

“Hija, él es Daniel Montoya, será mi nuevo asistente”.

Marina siguió observando al hombre, mientras le daba la mano. “Hola”.

Daniel llevaba unos jeans azules rotos, una camisa casual gris y tenis negros, se notaba que era una persona muy sencilla pero su figura y altura hacía sentir que tenía buen porte.

Daniel le sonrió mientras tomaba su mano. “Hola, un gusto”.

El señor José sonrió al ver que ambos chicos se conocieron. “Bueno ahora cenemos juntos”.

Marina quería tranquilizarse y camino hacia la estufa, ella había dejado comida hecha para su padre y los trabajadores, era costumbre, desde que su mamá murió se encargó de muchas cosas en la casa y ayudó a su padre con el trabajo en el taller.

Daniel se acercó. “¿Te ayudo en algo?”.

Ella giró para verlo nerviosa y asintió. “Si, puedes poner los platos, están en aquel estante”.

Beto entró oliendo el dulce olor a comida. “¡Es hora de comer!”.

Marina sonrió y abrazó a Beto. “Oye ¿Dónde estabas?”.

Beto sonrió probando algo de la comida, Marina golpeó su mano juguetonamente. “Estaba terminando algunos detalles de un auto”.

Se sentó cerca de don José, Marina hizo lo mismo después de colocar los cubiertos, giró para ver a Daniel que traía los vasos y le mostró un lugar. “Puedes sentarte aquí”.

Daniel asintió sentándose frente a ella. De vez en cuando Daniel la observaba detenidamente mientras don José escuchaba algunas anécdotas y chistes de Beto, siempre fue muy juguetón y era parte de la familia.

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