Capítulo 1 – Encuentro indeseable

R O K S A N A (SHARON)

Esperaba en la cafetería a que mis entrevistadores llegaran. Habían pasado cerca de treinta segundos y no había señal alguna de ellos ¿Acaso no conocen lo que la palabra «puntualidad» significa? Tendrían que dar cincuenta vueltas al campo con ochenta kilos de peso en su espalda. Es inaceptable.

Los minutos pasaron y por fin era mi turno de ser entrevistada. Delante de mí estaba Taylor, la información que había recolectado de él llegó a mi cabeza: Taylor Johnson tiene veintiséis años de edad, único hijo entre el matrimonio de la actual familia presidencial. Altura de uno setenta y ocho, habla inglés, español y un poco de alemán; sus estudios fueron enfocados en relaciones internacionales, un poco de política; a pesar de haberse centrado en sus estudios, es un militar al servicio del estado norteamericano, ocupando la posición de Teniente, al igual que Nathan. Ojos de color marrón, cabello castaño, rostro amplio. Algunos de sus allegados lo describen como una persona ambivertida.

Las personas a las que investigué, deberían haberme dicho que su rostro era como una muralla de difícil acceso, saber lo que cruzaba por su cabeza era una misión difícil. Su mirada estaba fija en mí. Dada a la situación en la que me encontraba, algo revoloteaba en mi interior, posiblemente, se trataba de la emoción del momento, la adrenalina de poder ser atrapada en cualquier momento en la red de mentiras que estaban entretejidas en la figura de Sharon.

El extenuante infierno llamado: «Entrenamiento del cuerpo de élite ruso» me hacía capaz de sobrellevar cualquier emoción por extrema que esta fuera; por lo que, sin importar lo mucho que mi nerviosismo estuviera, no nublaría mi mente, me vería completamente serena frente a lo que llegue a pasar.

—Señorita Sharon— intervino Samantha, la primera dama y la madre del hombre que estaba delante de mí. Su tono la revelaba satisfecha con mi currículum.

Samantha le reportó a Taylor que soy ideal para ese trabajo, quizá haber puesto que me gradué de la universidad medicina y tuve experiencia en el hospital de NYU como enfermera estaba dando sus frutos. Era de esperarse, todo va de acuerdo al plan. —¿Le parece si tomamos su huella dactilar para buscarla en los registros? — terminó de decir la Señora con una sonrisa.

Por supuesto que era su trabajo asegurarse de que Sharon Shadow era una persona real. Asentí sin mostrar ninguna señal de duda; no obstante, el artefacto había comenzado a fallar. Mi corazón se aceleró un poco, pero confiaba en el trabajo de mi comandante.

—Disculpen, arreglaré esto en un instante— señaló Taylor examinando el artefacto.

—Si me disculpan, debo visitar el tocador un momento— me coloqué de pie. Necesitaba tomar aire, la horrible mirada de ese hombre no se despegaba de mí, además de eso, necesitaba tomar un poco de aire.

Me alejé de las mesas y caminé al baño, podía sentir unos pasos acelerados a mi espalda, efectivamente, alguien me estaba siguiendo.

—¡Detente! — exclamó Irene con molestia.

Mis pasos se frenaron, me di media vuelta para verla por sobre el hombro y continué mi camino hasta encontrarme en los baños.

—¿Así que ya tienes miedo? ¿Eh, mentirosa? — masculló esa chirriante voz a mi espalda. Era claro que quería provocarme, respira Roksana, no debes arruinar nada en tu primer día. Me observaba en el espejo mientras dejaba que el agua corriera por entre mis manos, respiraba profundamente, para poder tranquilizarme y no hacer alguna locura.

—¿Lo he acertado? ¿Cuál es el propósito que tienes al acercarte a mi prometido, zorra? He notado la manera en la que lo miras. ¿Crees que una persona como tú puede ser tan perfecta? — bufó —ni en broma— Irene me tomó por el brazo haciendo que mi rostro se encontrara de frente con el suyo, me observaba de manera desmesurada.

—No sé de qué está hablando, yo simplemente vine por un empleo ¿Hay algo mal en eso? — susurré inclinando levemente mi rostro, debía ser paciente y mostrarme como Sharon Shadow debía ser: Irritantemente inocente.

—Siento que está interpretando las cosas de manera errónea, Señorita— suspiré intentando mantener distancia.

—Pensé que eras una cualquiera desde el primer momento en el que te vi, intentaste acercarte a mi prometido, ahora, tendré que darte una pequeña lección.

Su mano terminó jalando mi cabello, escupía innumerables insultos que no podría decir frente a mi padre, mientras me golpeaba. Lo que ella me hacía, no era nada comparable al infierno que se vive en los campos de entrenamiento. Esperen, una chica como Sharon, ¿No debería sentir dolor?

—¡Ah! ¡Ah! ¡Suélteme Señorita!, ¡duele! — comencé a exclamar mientras me retorcía de dolor, mis ojos se inundaban de lágrimas mientras «intentaba» zafarme de su agarre. —Dime ¿qué es lo que quieres?

—Quiero que te alejes de mi Taylor, que muestres tu verdadera cara, ¡eres una desvergonzada! ¡Una falsa! — ella continuaba insultando. Si llegaba a morder su lengua, moriría envenenada.

—No puedo renunciar al trabajo, mi madre necesita el dinero… ¡Estaré lo más alejada de él! — respondía con un tono miserable de voz. No podía evitar encontrar millones de maneras para zafarme de ella y decir que se accidentó; sin embargo, no puedo arruinar mi misión el primer día.

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