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MES Y MEDIO DESPUÉS 

Observa el calendario y veo que es la última fecha en la cual vino mi menstruación fue hace mes y medio. ¡No puede ser posible!— inmediatamente mi corazón empieza palpitar rápidamente con aquella intensidad la cual podía sentir mi pecho oprimido— tengo demasiado tiempo de retraso, esto no me puede estar pasando a mí y menos en estos momentos.

Empiezo a dar vueltas dentro de mi habitación, preocupada por el simple hecho que puede estar embarazada de James. Me niego rotundamente a creer que después de todo el engaño que me ha causado en mi vida, ahora estoy pasando por esta situación tan desesperada. Llevo mis manos a la cabeza tomando de mis cabellos, tengo tantos nervios que empiezo a comerme las uñas. Estoy tratando de pensar en las diversas soluciones a este problema, pero estoy tan confundida que mi cerebro se niega a recibir órdenes bastante lógicas.

Cierro la puerta de mi apartamento y me dirijo al apartamento de Grethel. Últimamente no soy el ser más inteligente en lo que respecta a tomar las decisiones correctas. Ni siquiera yo me recomendaría a mí misma como consejera, mucho menos luego Que caí como una estúpida en brazos de ese bastardo.

Empiezo a tocar la puerta una y otra vez. Lo último que quería en mi vida era que el destino me castigara quedando embarazada con ese mal nacido.

—¿Qué es lo qué pasa? A ese paso vas a destruirme la puerta y créeme que hoy en día todo está muy caro o es que, ¿acaso me crees sorda?

me quedo de pie en el corredor, con mi mirada hacia el suelo, recriminándome por el simple hecho de qué no bastó que sólo me engañara, sino que fui una tonta como para permitirle que tuviéramos relaciones sin protección.

—Pero, ¡¿te has vuelto loca?!—me grita— no sé qué es lo que te pasó, pero veo que estás casi desnuda en pleno pasillo— empieza a sermonearme, de inmediato toma de mi brazo y me hace entrar a su apartamento a empujones.— si te hubieras quedado un poco más de tiempo créeme que el portero te hubiera visto y seguro lo hubieras matado de un infarto. 

Empiezo a ver hacia el suelo y me doy cuenta todo el nervio que me está entrando por todo mi cuerpo, he salido de mi apartamento en bragas y  con un short que prácticamente no me tapa nada del trasero. Camino por todos los rincones de la sala, pensando en la mejor manera de poderle comunicar a Grethel la terrible sospecha que empiezo a tener.   

—Podrías tener la gentileza de tenerte por favor, Rose, comienzo a marearme con verte caminar de un lado a otro— me indica mientras está de brazos cruzados, observándome con sus ojos entrecerrados— además, si sigues así vas a terminar de desgastar la alfombra que tengo, no es de la mejor calidad que digamos, pero me ha costado mucho dinero

 Me detengo en seco frente a ella, inquieta, desconcertada e indecisa. Respiro por unos 10 segundos y suelto el aire hasta que finalmente termino por contarle la bomba.

—Tengo mes y medio de retraso. 

Haber dicho esa frase era como si le estaba dando una noticia tan delicada como si  ha fallecido alguno de sus familiares. Ambas nos quedamos en un silencio profundo. Nos mirábamos como aquellos duelos del lejano oeste. Mi corazón empezó a palpitar tanto que creí que iba a perforar a mi pecho, las ideas empiezan a acusarme dentro de mi cabeza, acerca de todas las situaciones a las cuales me puedo enfrentar si existiera la posibilidad que estoy embarazada. 

—Estás completamente arruinada, Rose— esta vez es ella quien empieza caminar de un lado a otro dentro de la sala— no puedo creer que a estas alturas te has dado cuenta que tienes un retraso en tu periodo, estamos hablando de mes y medio, Rose— señala con su dedo índice— ni siquiera estamos hablando de unos cuantos días    

Grethel empieza gritar exasperada, creo que desde el tiempo que la conozco es la primera vez que la veo tan alterada.

—Es que no estuve pensando— agito mi cabeza—tenía tantas ideas dentro de mi cabeza que pasé cosas inadvertidas— intento justificar mi error— durante todo este tiempo estuve tan hundida en ese pozo sin salida. Sé que fui una estúpida—le digo justo antes de que empiece a llorar—, pero debes ponerte en mi lugar y entenderme, Grethel, yo lo amo o lo amaba—ni sé qué tan cierto sea esto—y lo único que pasaba por mi cabeza era su traición y en el daño que había causado en mi vida. 

Desde la noche trágica en que sucedió todo, una vez que vi en la casa, me encerré en mi cuarto y no salí de ahí durante tres semanas. Si no es por Grethel, no sé qué hubiera pasado conmigo. Estaba triste y me negaba a creer lo que había descubierto esa m*****a noche en el apartamento de James, era todo cierto.

—Toma esto— me dijo Grethel dándome un pañuelo húmedo. Estaba tan herida de mi gran desastre, que ni siquiera me había dado cuenta que ella estaba frente a mí.—Ahora mismo iremos a la farmacia a comprar dos pruebas de embarazo para comprobar si ese desgraciado terminó tu vida, dejando a dos mujeres embarazadas al mismo tiempo. 

Sus palabras aunque me dolían eran ciertas. Recordar el engaño, todavía para mí es doloroso, pero saber que se acostaba con dos mujeres al mismo tiempo hace que me den un poco de náuseas. Por alguna razón sentí dentro de mí una ira, una ira que nunca antes me atrevía sentir por alguien. Lo único que me ha pasado por la mente es que si por desgracia también ese tipo me había transmitido una enfermedad venérea, esto me pasa por confiada y por estúpida. Si llego a salir de todo este problema, si la vida no me castiga por ser tan tonta, iré inmediatamente al ginecólogo para realizarme todas las pruebas y si en algún momento de la vida encuentro a este maldito juro por lo más sagrado que le cortaría los testículos.

Con un manojo de nervios empiezo a vestirme y a ponerme un par de zapatos deportivos que me calzan a la perfección, afortunadamente mi amiga y yo calzábamos la misma talla. Tomé su bolso y bajamos a la carretera. Mientras íbamos en el taxi empecé a recordar todas las mentiras que James juraba frente a mi rostro, vimos una farmacia y enseguida nos bajamos del taxi. Me mareo con tantas posibilidades, incluso, siento ganas de vomitar. No tengo cabeza para todo esto. A veces me quisiera pellizcar y que todo esto fuera una pesadilla. No tengo idea si en verdad llegara estar embarazada.  

—¡Mierda!—grita Grethel, lo cual me hace volver a la realidad. La veo demasiado pensativa tratando de elegir entre tantas opciones que tiene frente a ella—. Creo que vamos a llevar tres pruebas diferentes, podría estar pensando que estoy loca, pero yo soy muy precavida y de esa forma no vamos a tener duda del resultado.

Mi cabeza sigue en otro mundo, así que ni siquiera doy mi opinión al respecto. Mete los empaques en la cesta de compra y se dirige a la caja registradora para cancelar la compra. Luego volvemos al apartamento. Me he mantenido en silencio durante todo este tiempo, como si estuviera perdida en otro mundo. No tardamos ni siquiera cinco minutos en desempacar todo y nos dirigimos al baño para tomar las muestras. Siento una fuerza mucho mayor que hacen temblar mis piernas y mis manos están sudorosas mientras llevo las pruebas.

Grethel, Como siempre es tan exagerada, buscó uno de los vasos de la cocina para depositar mi orina, creo que jamás volveré a usar un vaso de esta casa. Sólo bastaba con que yo orinara sobre las pruebas, pero como siempre ella decía que debíamos de tener un método más seguro y no quería ninguna duda con respecto a los resultados. Con la cabeza totalmente desorientada no fui capaz de contradecirla. Hundimos las tres pruebas en el recipiente, teniendo cuidado de que las cintas quedaron completamentes sumergidas. Luego, colocamos un pequeño trozo de papel absorbente en la encimera de lavamanos y sobre este, sólo nos quedaba esperar con mucha paciencia que las pruebas dieran su resultado. Teníamos de uno a cinco minutos para que ellos arrojaron los resultados en la pantalla, creo que fue el momento más lleno de suspenso que he pasado por mi vida, estaba comiéndome las uñas, lo menos que esperaba era que todos los dispositivos dieran positivo. Esto me pasa por estúpida, por confiada, quedé embarazada a lo mejor del hombre el cual nunca me mereció.

Empiezo a respirar profundamente y dejo que el tiempo haga lo suyo. Me siento prácticamente como una condenada a la hora de la ejecución, quizás como el verdugo que está alistando la guillotina para cortar mi cabeza. Estábamos impacientes, ambos estábamos con nuestros brazos cruzados y ni siquiera nos dirigimos una sola palabra.

De pronto un grito enloquecedor me hace pegar un brinco y estoy apunto inclusive de morderme la lengua

—¡La hora ha llegado!

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