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-¡Maldita sea! - Me masajeo las sienes.

Todavía con la cabeza doliendo me obligo a abrir los ojos y a levantarme de la cama, por un momento siento que la cabeza me da vueltas pero pronto se me pasa. Un mal presentimiento me oprime el pecho y sin saber por qué, reviso toda la habitación en busca de mi compañera, pero no la encuentro, lo único que encuentro es mi ventana abierta de par en par. Me acerco a ella y mirando al suelo veo las huellas que se dirigen hacia el oscuro bosque.

¡Enfado! Este sentimiento me ha acompañado últimamente. Enfadado, estoy, muy enfadado. En este momento estoy a punto de arrancar la cabeza a cualquiera que se atreva a aparecer delante de mí.

¿Cómo lo ha conseguido este proyecto de adolescentes?

¿Quién se cree esta mocosa malcriada?

-Nuestra compañera y Suprema Luna -dice Ryan, divertido ante mi irritación-.

-Idiota -replico, haciendo que se ría en mi cara.

¡Tienes que estar bromeando!

Yo, un hombre adulto de veinticinco años, alfa supremo de las manadas del norte y del este, el más fuerte y temido entre todos dentro de mi territorio y también fuera de él, donde sólo con oír uno de mis muchos apodos tanto los alfas como los omegas tiemblan de miedo. Desmayarse por un simple golpe en la cabeza dado por una flaca bonita y mimada que en menos de dos días me hizo sentir como un idiota dos veces, ¡inaceptable!

- ¡Ah chica, cuando te pongo las manos encima, no me gustaría estar en tu piel!

"Déjame ir" - escucho la voz de la loba de mi compañera, la voz es muy débil, eso significa que está en su forma humana, pero aun así puedo escucharla, y la propia loba está desesperada, mi loba pronto se agita, "¡Por favor, déjame ir! SOCORROOOO", su voz es cada vez más débil y más desesperada.

No espero más palabras de desesperación por parte de mi compañero, salgo corriendo de la habitación y hago lo mismo en el resto de la casa, y nada más salir de ella me transformo y corro hacia el oscuro bosque donde sé que está mi compañero.

{Lina}

Un escalofrío llega a mi espina dorsal haciendo que mi corazón se acelere, siento que algo cierra mi garganta dejando así mi respiración pesada e irregular, mis dedos se congelan y mi cuerpo tiembla, mis ojos buscan todo a mi alrededor con desesperación y a toda costa trato de oler el aroma de quien me está observando, pero frustrante es mi búsqueda dejándome aún más asustado.

-¿Quién está ahí? - ¡Maldita sea! Desde lejos es posible percibir el miedo en mi voz temblorosa -¿QUIÉN ESTÁ AHÍ? - hablo en voz alta, dejando claro que sé que me están observando.

Intento incrédulo ver a través de los grandes árboles secos. Incluso sintiendo miedo me atrevo a dejar la cascada y caminar en una dirección aleatoria en el bosque.

- No debemos vagar sin rumbo por el bosque - advierte Luna inquieta.

No le contesto, porque sé que tiene razón, pero por mucho que lo intente siempre acabo haciendo lo que no debo, y esto siempre me trae graves resultados. Dejo de caminar cuando oigo el sonido de pasos detrás de mí, miro hacia atrás y lo que antes era un simple escalofrío por mi columna vertebral se convierte en un gran temblor desde la parte superior de mi cabeza hasta la punta del pie, y con ello empiezo a sudar frío.

¿Qué son estos seres frente a mí?

Parpadeo una y otra vez para asegurarme de lo que estoy viendo, mi corazón parece querer salirse de mí, estallando en mi pecho porque sus latidos son muy fuertes y rápidos. Estas criaturas son horribles! sus ojos son de color rojo sangre sus cuerpos están completamente cubiertos de pelo, y su pelaje parece el de los lobos omega, que extraño, pero están en lo que parece una forma humana.

Uno de los seres que tengo delante da dos pasos en mi dirección y con eso le devuelvo tres, intenta tocarme, pero no lo permito, les doy la costa y salgo corriendo. No corro mucho porque antes de dar más de diez pasos el ser de antes me agarra por el brazo y siento que mi brazo se entumece porque la temperatura de su mano es extremadamente baja, incluso parece que me sujeta un muerto en la morgue en lugar de un ser vivo y peludo, me arrastra al interior del bosque junto con el resto de su grupo y todo lo que pasa por mi cabeza es:

¡Oh, m****a! ¿Son las temidas bestias devoradoras de lobos?

Aterrado con esta hipótesis grito pidiendo ayuda, no sé por qué lo hice pero lo hice, sé que no hay nadie más que yo aquí en este temible bosque, pero mi instinto de supervivencia me obliga a pedir ayuda. Les pido que me suelten el brazo e intento tirar de él, pero cuando lo hago la criatura que lo sujetaba me aprieta aún más el brazo y se vuelve hacia mí y abre la boca, creo que intentando gruñirme, pero sólo salen ruidos de ella y me doy cuenta de que dos de sus dientes son muy grandes y afilados. Estos dientes me traen recuerdos dolorosos y una vez más grito pidiendo ayuda haciendo que la criatura me tape la boca.

El miedo, por mucho que odie sentirlo, en este momento es lo único que soy capaz de sentir. Las lágrimas inundan mis ojos y los sollozos destrozan mi garganta ya que los mismos son fuertes y bastante violentos.

Cuando me doy por vencido y acepto que este será mi fin la criatura que me agarró del brazo se aleja de mí, y el lobo negro (mi compañero) aparece luchando con las criaturas.

Un sentimiento de pérdida no sé por qué me golpea en el pecho en cuanto mata a una de las criaturas.

-¡NOOOO! - Caigo de rodillas en el suelo y este grito fuerte y fino que sale de mi garganta me hace sentir como si me la desgarraran.

Lágrimas de tristeza brotan de mis ojos y los sollozos lastiman aún más mi garganta, con este dolor en el pecho caigo de bruces al suelo y lloro aún más. Mi compañero al verme en este estado deja de luchar y viene a mi encuentro, siento tanto dolor que no puedo mechar ni un músculo, entonces me pone en su espalda y corre para fuera del bosque. Y aún con la visión borrosa me doy cuenta de que la dirección que sigue es el camino hacia la casa donde me tendrá prisionero.

Cuando llegamos a su propiedad, me sienta en la escalera que lleva a la puerta principal de la casa y vuelve a su forma humana, luego me lleva en su regazo al estilo de una novia y entra en su casa. Me lleva a la habitación donde estaba antes y cuando va a cerrar la puerta el pánico se hace presente y con mi débil voz digo.

- Por favor, no cierres la puerta -apoyo la cabeza en el hueco de su cuello y las lágrimas salen de mis ojos mojando su hombro.

-Está bien -suspira -¡Va a estar bien!

Se acerca a la cama y me tumba, y luego se acuesta haciendo que apoye mi cabeza en su pecho.

¡Vaya! Ahora que me he dado cuenta, estamos los dos tumbados desnudos en esta enorme cama de matrimonio y este descubrimiento hace que mis mejillas se calienten haciendo que esconda mi cara en su pecho que es muy cálido y suave. Se ríe, dejándome aún más avergonzado y con ganas de romperle el cuello.

Distraída, contando del uno al mil para mantenerme tranquila siento como una de sus grandes manos me alisa la cabeza dejándome con mariposas en el estómago, y con la otra levanta la sábana que nos cubre. Su olor es tan bueno, el ritmo de su respiración es tan tranquilo, su temperatura es tan cálida que sintiendo todo esto acabo durmiendo.

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