Capítulo 3

Presente.

—¿señorita, en que puedo ayudarla?

—Podría empacarme este pequeño pastel de chocolate, por favor.

—Por supuesto.

Sofía salió de la tienda con una pequeña caja en sus manos subió a su auto y se dirigió hacia la oficina de su hermano, esa mañana después de salir de su cita con su Psicóloga, Andrés la había llamado para pedirle que fuera a su oficina, quería que conociera a su mejor amigo. La empresa de su hermano no estaba muy lejos y su cuñada le había pedido que llevara algo para compartir y como esposa de su hermano mayor a quien ella tanto amaba y respetaba no podía contrariarla, aunque fueran casi de la misma edad con tan solo unos meses de diferencia, siendo Irina la mayor.

—De acuerdo, estamos en eso, hasta la próxima— escuchó decir a Irina mientras se despedía de uno de los clientes de la empresa de su hermano, en poco tiempo su cuñada se había ganado un puesto importante dirigiendo un proyecto con buenas expectativas se notaba que su hermano tenía buen ojo para los negocios y para la mujer que escogió como esposa, ella era hermosa y genial, en sus ojos color avellanas se ponía ver su sinceridad, amabilidad y sobretodo el amor por Andrés.

Sofía sonreía feliz cuando Irina la vio acercarse, como el clima estaba un poco frío estos días, Sofía vestía unos jeans con unas botas que hacían juego con su bufanda, también usaba un abrigo de color verde.

—Hola— saludó Sofía.

—Hola, ¿te ayudo? — se ofreció Irina.

—No está bien, vamos con mi hermano—

—De acuerdo, ahora mismo está con su amigo Xavier— conocer al mejor amigo de su hermano, no debería ser un problema, además ella había visto su foto muchas veces, más de lo que debería, pero Sofía no pudo evitar sentirse nerviosa, desde hace dos años evitaba interactuar con hombres que no fueran de su familia, lo había hecho en un par de ocasiones solo porque su terapeuta se lo había sugerido, pero no había salido nada bien que digamos. Con Xavier debería sentirse casi en familia su hermano le había hablado mucho de él, recordó aquel rostro guapo en la foto que su hermano tenía en su habitación, y que ella misma de vez en cuando se quedaba observando cuando entraba.

Su cuñada abrió para ella la puerta y luego de un par de pasos hacia adelante entró y detrás de ella Irina. Y ahí estaba él sentado frente al escritorio de su hermano con las piernas cruzadas, llevaba un traje negro, su cabello era castaño claro y sus ojos color miel, reía casi a carcajadas de algo que Andrés había dicho. Irina pasó a su lado y eso le recordó que debía de caminar hacia adelante también.

—Hola Xavier— Saludó Irina. Este le respondió de la misma manera colocándose de pie como un caballero cuando llega una dama, su hermano hizo lo mismo para saludar a su esposa.

Irina y Andrés se quedaron en una pequeña burbuja mientras se saludaban como si no se habían visto hoy en la mañana o peor como si solo ellos existían en aquel espacio. Xavier se aclaró la garganta para llamar la atención haciendo que Irina se sonrojara un poco.

—Lo siento— Andrés rodeó su escritorio para llegar hasta su hermana —Hola Pequeña— la saludó él.

—Hola grandulón— contestó ella, tratando de parecer normal.

Xavier seguía de pie, —Xavier mi hermana Sofía, Hermana él es mi amigo— Andrés tomó de las manos de Sofía la caja que aun llevaba en sus manos y Xavier se acercó para saludarla también.

—Mucho gusto— dijo ella. En persona Xavier se miraba mucho mejor que en una foto de hace casi cinco años.

—El placer es mío, Sofía— contestó él, y su nombre ser pronunciado por él le gustó, vio el momento como en cámara lenta en el que él iba a depositar un beso en su mejilla, pensó en esquivarlo, pero su cuerpo no le respondió es como si se hubiera desconectado de su mente. Su voz, Su aroma por poco y acaba con sus sentidos olía tan bien y era tan alto como su hermano y ella a penas le llegaba a su pecho, sintió que ya no quería estar en ese lugar donde se había sentido tan cómoda estar antes, la presencia y mirada de este hombre la intimidaba como nunca antes nadie lo había hecho.

—Prepararé algo para tomar, Sofía nos trajo de su pastel favorito— dijo Irina. Y eso ayudó a que ella retomara su compostura y comenzara a partir un poco de pastel sirviéndoles a cada uno luego se sentó en un sofá individual.

—Mi esposa y yo veremos unos asuntos, no me tardo, luego nos iremos a la cena con mis padres— dijo Andrés después de que todos comieran pastel.

—De acuerdo— respondió Xavier. Andrés se acercó a su hermana y le dio un beso en la frente.

—¿Puedes hacerle compañía un momento, por favor? — Sofía se había levantado del sofá también dispuesta a salir de ahí.

“¡Rayos!, no esperaba eso” Agradecía que su hermano siempre la tratara normal y no la sobreprotegiera tanto como al inicio, sabía que algo tenía que ver su cuñada, pero hubiera preferido que en este momento su hermano no la dejara sola con su amigo.

—O… ok— logró decir. Antes de que la pareja saliera por la puerta. Sofía era una chica lista y nunca antes se había quedado sin nada que decir.

 —¿Mi… hermano ya le mostró la empresa? — logró decir.

—No, recién había llegado.

—Podemos hacer un recorrido, el edificio no es tan grande.

—Me gustaría— respondió él, colocándose de pie y haciéndole señas para que liderara el camino.

—Entonces usted invertirá en la compañía de mi padre— dijo Sofía en tanto caminaban juntos por el pasillo, Sofía pudo notar las miradas de algunos empleados sobre ellos, sobretodo de algunas chicas que lo miraban a él embelesadas, algo que a él no pareció molestarle en absoluto.

—Sí, así es. No es solo por mi amistad con Andrés— quiso aclarar él —De verdad es una gran inversión—

—Lo sé, conozco los detalles más importantes del proyecto.

—Oh, supongo que sí, Andrés mencionó que estudias arquitectura.

—Sí, me falta menos de un año para graduarme— Xavier iba a decir algo al respecto, pero vio que casi detrás de ella se aceraba alguien en dirección a Sofía empujando un carrito con algunas cajas.

Sin pensarlo porque ya no había tiempo para que ella por sí misma se quitara del camino, Xavier con un brazo rodeó su cintura atrayéndola hacía él e intercambiando de lugar con ella, Xavier puso su hombro para amortiguar el golpe que recibiría, algunas cajas cayeron al piso, fue una suerte que el chico que empujaba el carrito no iba tan rápido ni las cajas eran tan pesadas, pero si Sofía hubiera recibido el golpe de seguro hubiera perdido el equilibrio hasta caer.

Por el impacto y más por la rapidez en la que Xavier tiró de ella, Sofía se aferró a sus hombros, la mirada de Xavier fue directo al rostro de la joven —¿Estás bien? — dijo sin dejar de verla.

Sofía levantó su rostro para verlo y sus narices quedaron a pocos centímetros de tocarse —S… sí— contestó ella sin poder apartar sus ojos de los de él que la tenían cautivada sin que ella tuviera la fuerza de librarse de su mirada al igual que del agarre de su brazo.

—Lo siento, lo siento, fue mi culpa— se disculpaba un chico como de unos 19 años estaba muy asustado y gotas de sudor empezaban a formarse en su frente.

Xavier volteó a ver a la persona que se disculpaba, separándose un poco de Sofía dejando su mano en su espalda, Xavier mostró molestia en su rostro, su semblante tranquilo había desaparecido en segundos, sin poder contenerse dijo muy molesto —¿Qué te pasa muchacho? — Xavier no se hubiera molestado de esa manera de haber estado solo, pero el hecho de que por poco fue a Sofía a quien golpeó fue lo que lo molestó. —Pon más atención en lo que haces si no puedes…—

—Señor Xavier— intervino Sofía negando con la cabeza. No fue el tono de Sofía lo que hizo que él frunciera el ceño, sino el hecho de que lo llamara señor. Ya había algunos otros empleados viendo la escena

—Lo siento señorita— se disculpó una vez más el joven. —fue mi error no volverá a pasar—

—Está bien— contestó Sofía —Solo ten más cuidado ¿De acuerdo?

—Por supuesto— dijo antes de inclinarse a recoger las cajas.

—Vamos— dijo Xavier empujándola con delicadeza con su mano aún en la espalda de Sofía.

—Ya… puede soltarme— musitó la joven. Aunque su toque la estremecía y sentía como si la quemaba debía ser que ella era masoquista o algo así porque se sentían bien y segura, pero no había ninguna razón para que él la abrazara.

—Sí, lo siento— dijo Xavier, después de dudarlo un par de segundos se apartó de ella.

—Por cierto, ¿usted cómo está? ¿Le dolió mucho? — Preguntó Sofía.

—Estoy bien.

—¿Seguro? Podemos ir a enfermería para que lo revisen.

—No te preocupes, de verdad no fue nada.

—Muchas gracias— dijo ella y él asintió con la cabeza.

Había sido un alivio que de verdad Andrés no hubiera tardado tanto, después de un par de minutos de haber vuelto a la oficina llegó su hermano y cuñada. —¿Vienes con nosotros? — le preguntó Andrés.

—Iré detrás, traje mi auto— contestó Sofía.

Tomando sus cosas Andrés Salió con Irina y Xavier a la cena que tenían programada. Sofía se quedó un rato ahí para calmar la adrenalina que sentía y quizás a solas podría entender ¿Porque se sintió tan cohibida? Incluso más de lo que esperaba. Se fue a casa un poco después de darse por vencida de querer encontrar una respuesta, prometió que no volvería a sentirse así frente a él. Aunque el pensar en volverlo a ver no ayudó de mucho.

Fue peor cuando al llegar a casa los vio a los cuatros en la sala, su padre, su hermano y Xavier y el padre de este último. “¡Rayos!” Pensó, ¿De qué se había perdido? no recordaba que dijeran que iban a venir a casa. Saludó a su papá, Andrés le presentó al padre de Xavier que también había llegado y luego se dirigió a la cocina ahí estaba su madre y su cuñada.

Luego se fue a su habitación, se dio un baño tratando de encontrar una excusa para no participar de la cena, pero conociendo a su madre y hermano no era buena idea. Cuando llegó la hora evitó lo mejor que pudo para no verlo a los ojos, apenas terminó de cenar, se disculpó y volvió a su habitación.

Se colocó un abrigo y tomó una manta salió al balcón y ahí se sentó en un pequeño sillón subió los pies y rodeó sus piernas con sus brazos. No estaba segura si podría dormir esa noche no quería volver a tener pesadillas sin volver a sentir el miedo de esa noche oscura.

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