Capítulo 2

—Espera— Andrés se cruzó de brazos y levantó una ceja. La verdad Andrés no iba hacer lo que dijo y tampoco estaba ahí solo por molestar a su hermana, pero ya que él había regresado justo cuando su pequeña hermana ingresaba a la universidad a los 16 años de edad quería saber todo de ella, no perderla de vista y asegurarse de que nadie la lastimara, su hermana era una chica linda y de seguro más de alguno le había puesto el ojo y esa idea lo hacía sentirse el protector de ella.

—No es un novio, bueno si es un chico, pero solo me invitó a salir el sábado— Después de que Sofía le contara todo sobre su relación cercana con Giovanni, Andrés se las arregló para que ella aceptara que él la llevara hasta el lugar donde quedaron para reunirse ese día. A Sofía le sorprendía lo fácil que era hablar con su hermano. Estaba segura que sus padres no se opondrían rotundamente que ella saliera con un chico, ellos mismo la animaban de vez en cuando a que ella saliera con sus compañeros y así lo hacía algunas veces, cuando alguno de sus amigos se les ocurría realizar alguna reunión social en la que ella había participado más de una vez, pero no tantas como para hacer amigos.

—¿Es aquí? — preguntó Andrés mientras estacionaba el auto.

—Sí, aquí mismo.

—Está bien, esperaré a que tu —amigo— llegue y luego me voy. — Dijo Andrés, haciendo énfasis en la palabra amigo.

—De acuerdo, no me vayas a seguir sino me sentiré como una tonta.

—No lo haré, tampoco quiero ser tu niñera— Sofía puso los ojos en blanco, para luego despedirse.

—Bueno me voy grandulón.

—Diviértete.

Sofía se alejó del auto de su hermano y caminó hacía unos árboles donde había unos asientos de madera, anoche ella y Giovanni habían tenido la última conversación por mensajes. Después de diez minutos de esperar Sofía tomó su teléfono y envió un mensaje. Pero no hubo respuesta incluso después de cinco minutos, pasaron otros diez minutos y esta vez se decidió por llamar a Giovanni, marcó su número en el primer intento nadie contestó la llamada y en el segundo intento la llamada se desvió al buzón de voz.

Antes Sofía se estaba empezando a preocupar de que le hubiera pasado algo, pero ahora no sabía exactamente como se sentía, ¿decepcionada? ¿enojada? O ¿triste? Recordando que hace un par de semanas Giovanni le había robado su primer beso, aunque fue algo rápido que incluso no se lo esperaba de cierta forma le había gustado, después de eso no hablaron sobre lo que pasó, así que nunca supo que significó para él ese beso, y tenía la esperanza de averiguarlo hoy.

Una mano se entrelazó con la suya sacándola de sus pensamientos, era su hermano Andrés quien había ido por ella, ya había pasado mucho tiempo esperando. Sin saber que decir o hacer ella solo se dejó guiar por Andrés.

Andrés abrió la puerta del coche ayudando a Sofía a entrar le ayudó a colocarse el cinturón antes de cerrar la puerta y subir él también al auto.

—¿Estas bien? — preguntó Andrés mientras la tomaba de la mano.

Dándose cuenta Sofía que su hermano estaría preocupado, ella asintió —Si, no te preocupes, seguramente no valía la pena perder el tiempo— intentó que sus palabras sonaran muy seguras, si su hermano no le creyó no se lo hizo saber. Pero era seguro que ella necesitaba pensar un poco más y asimilar que había sido plantada por el chico que le gustaba. Andrés asintió con la cabeza y le sonrió.

—Bien, el día es hermoso sería una pena si no lo disfrutamos— dijo Andrés viendo por la ventana —Así que vamos a divertimos—

—¿Es en serio, me traes a un parque de diversiones? — Andrés Sonreía mientras estacionaba el auto —¿No crees que estamos grandecitos ya? —

Andrés se bajó del auto lo rodeó para ayudarla a salir —¿Quién dice que hay edad para divertirse un poco? — le contestó él.

—Pero…

—¿Cuándo fue la última vez que venimos juntos? Fue hace muchos años. Mira pequeña, yo recién vuelvo de cinco intensos años en una universidad en el extranjero, fue muy rara la vez que salí a relajarme un poco, y ahora tu estas a punto de pasar por ese mismo camino, ¿No crees que es justo venir y divertirnos como niños, aunque sea por un día? —

Después de pensarlo por un momento, Sofía sonrió y asintiendo con la cabeza dijo —Supongo que tienes razón—

—De acuerdo, vamos— dijo Andrés tomándola de la mano y adentrándose juntos en medio de la multitud. Pasó casi dos horas cuando decidieron ir a comer algo, no estaban seguro si era buena idea temían que lago les hiciera daño, después de pensarlo se convencieron de que todo iba a estar bien. Subieron casi a todos los juegos y definitivamente Sofía había olvidado por completo lo que había pasado esta mañana, al menos por ahora… sabía que su hermano era bueno con ella, pero aún más increíble era saber lo bien que se la pasaban juntos a pesar de la diferencia de edad. estaba casi anocheciendo cuando volvieron a su auto.

—Gracias— dijo ella mientras Andrés le abría la puerta del auto.

—Eres mi hermana favorita, así que…

—Tonto, soy tú única hermana— le dijo ella dándole un golpe en el pecho.

—Me divertí mucho— Dijo él sentándose tras el volante.

—Igual yo, eres el mejor hermano del mundo.

—Lo sé.

—Que presumido— se quejó ella.

—Fuiste tú quien lo dijo.

—Podrías ser un poco más humilde.

—De acuerdo, pero me tomaré en serio tu alago— dijo esbozando una gran sonrisa mientras se ponía en marcha.

—¿Te apetece ir a cenar o ir al cine? — le preguntó Andrés.

—Hmm —musitó ella como si estuviera pensando en algo —¿Qué te parece si pedimos pizza, compramos helado y nos sentamos a ver una película en casa?

—Oh, eso suena a un mejor plan.

Esa semana había sido la última semana de escuela, y no volvió a ver a Giovanni. Tampoco volvería a ver a sus compañeros a menos que la invitaran a alguna de sus fiestas. Las siguientes dos semanas se la había pasado estudiando en su cuarto para el examen de admisión.

En realidad, Sofía estaba convencida de que ella no tenía ningún cerebro extraordinario simplemente se había esforzado mucho leyendo y estudiando incluso los libros y materias de niveles más altos y la mayoría le habían sido fácil comprenderlos y memorizarlos. Nunca fue ninguna rarita además era rubia y las personas tenían la tonta idea de que las rubias no eran inteligente.

Un golpe en su puerta la sacó de sus pensamientos ya sabía de quien se trataba, su hermano venía casi todos los días a intentar sacarla de la habitación, no era que ella no quisiera salir, simplemente se lo estaba tomando muy en serio lo de prepararse para el dichoso examen. Además, aún estaba dolida.

—Pasa grandulón— dijo ella. Abriendo la puerta Andrés entró con una sonrisa.

—¿Cómo sabías que era yo?

—Mamá o papá vienen cuando es hora de comer— dijo sonriéndole ella también. Tumbándose Andrés en la cama dijo.

—Acompáñame a la piscina.

—Si estas aburrido, sal y diviértete con personas de tu edad ya eres un chico grande— Le dijo ella.

—Por favor hermanita, vamos— Le rogó Andrés tirando se su brazo. Esa escena parecía como que él era el hermano menor y ella la hermana mayor. Ese pensamiento la hizo sonreír, sin soportar más ver a su hermano haciéndole caras y sin pensarlo más ella aceptó.

—Oye, por cierto ¿Cómo te divertías en América?

—No salía tan seguido, solo cuando mi mejor amigo Xavier me arrastraba a algún lugar.

—¿Xavier?

—Sí, es un idiota, pero un gran amigo— Sacando su teléfono de su bolsillo Andrés buscó fotos y se las mostró a Sofía. —Este tipo es del que te hablo— Dijo Andrés señalando una foto en la que aparecían ambos amigos en traje de baño en una playa de Miami.

—Es… guapo— Dijo ella.

—¿Qué?

—Digo… se ven muy guapos los dos— Andrés entrecerró los ojos.

—Pequeña nerd, te gustó mi amigo— afirmó Andrés.

—Que idiota— Sofía se levantó molesta —Ya no iré contigo—

—No espera… hermanita.

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