CAPÍTULO 1

Avery caminaba deprisa para poder terminar de comprar lo que necesitaba para la cena de esta noche, tenía cuatro meses de estar saliendo con Harry Rocha, un hombre de 35 años, muy apuesto, de ojos grises, cabello castaño, tenía un cuerpo de infarto, ella realmente estaba muy ilusionada con él, su tía Maggie se lo había presentado, y aunque casi nunca se había llevado con su tía, ahora pues lo hacían y muy bien. 

Él le había dicho que quería salir a cenar con ella a un lugar romántico, pero su tía la convenció de hacer una gran cena en la casa, para ellos tres, no entendía porqué tenía que ser una cena especial, pero al fin de cuentas estaba feliz de poder pasar un tiempo con Harry. 

Él era un hombre de negocios importantes, por lo que pasaba mucho tiempo trabajando y ella lo entendía perfectamente, por eso aprovechaba el poco tiempo que pasaban juntos. 

Avery era una joven de 23 años, de tez blanca, su cabello era rojo y tenía unos ojos color miel, era preciosa y tenía un corazón de oro. Sus padres habían muerto cuando era muy pequeña, su tía le dijo que en un accidente de auto. Pero a pesar de que creció en un lugar donde nunca le dieron amor, era una mujer deseosa de amar y que la amaran, siempre trataba de ver el lado bueno de las cosas, ella siempre tenía una sonrisa que dar. Su tía le había pagado los estudios pero nunca la había dejado trabajar, estaba deseosa de irse y poder ejercer como maestra de preescolar, ya que a ella le encantaban los niños. 

Al llegar a su casa, su tía no estaba, ella siempre se preguntaba, ¿cómo hacían para vivir tan bien si ella no trabaja? Siempre le había dicho que había enviudado y que su esposo le había dejado una gran fortuna, el problema es que ella no recordaba a ningún esposo, hombre, amigo o alguien que hubiera vivido con su tía, por lo que era algo que siempre la inquietaba. 

Decidió ponerse a hacer la cena, aunque tenía personal a ella le gustaba ocuparse de su novio, ella misma le cocinaba, siempre trataba de estar pendiente de él. 

Unas dos horas después la cena estaba lista, por lo que decidió irse a darse una ducha y alistarse de una vez, su tía y Harry le habían dicho que tenía que verse increíblemente hermosa, cosa que le había hecho poner los ojos en blanco, ya que lo veía ilógico, sería una cena en casa y solamente para tres personas, pero ella no les iba a dar un disgusto por una tontería, por lo que después de un relajante baño, decidió ponerse un vestido elegante y que la hacía lucir hermosa, se maquillo lo justo, y cuando estuvo lista, como si fuera arte de magia el timbre sonó, por lo que ella personalmente se dirigió a la puerta abrirle a su pareja. 

Cuando Harry la vio, la recorrió con la mirada de pies a cabeza. 

—Definitivamente eres la mujer más hermosa que mis ojos han visto — ella no pudo evitar sonrojarse. 

—Gracias, tú también te ves increíble — ella lo observó y no pudo evitar preguntarse, a qué se debía tanta formalidad, el hombre iba vestido mejor de cuando iba al trabajo, Harry le llevó un hermoso arreglo de rosas que ella aceptó gustosa, lo invitó a pasar y justo cuando iba a cerrar la puerta, llegó su tía. 

—Hola, lo siento me retrase. — dijo algo apresurada. 

—Descuida Maggie, yo recién vengo llegando. 

—Que suerte, no quería perderme nada. 

—Jamás empezaríamos esta cena sin usted. — Avery miraba a uno y luego al otro y no pudo evitar poner los ojos en blanco era una estupidez tanta atención y cortesía. 

—Bueno, deberíamos pasar a la cena ¿no? — Avery deseaba ir a dormir, pero de momento no podía, debía esperar a ver que se traían entre manos esos dos. 

—Claro, vamos. — Maggie era una mujer de unos cuarenta años, su cabello negro como la noche y unos ojos color cafés, además su piel blanca resaltaba en ese cuerpo perfecto que tenía, atraía la miradas de muchos hombres, pero Avery nunca la había visto con un hombre formal, y eso realmente le extrañaba. 

En la cena, tanto Maggie y Harry charlaban de negocios, y eso incomodaba un poco a Avery ya que ella no tenía nada que aportar, ese era el motivo por el cual no le gustaba que su tía estuviera cuando Harry iba a verla, su tiempo lo quería solo con él. 

—Bueno, como veo que el tema entre ustedes dos es muy entretenido, yo me retiro. — Harry inmediatamente se giró hacia ella. 

—No, cielo, disculpa, es que siempre que hablo con Maggie me entretengo por los negocios. — Avery se sintió desplazada, por lo que decidió solo asentir. 

—No te preocupes, pueden seguir conversando, yo mejor me retiro. — ella se levantó lentamente, para no parecer enojada. Pero el golpe en la mesa la hizo detener. 

—No seas tan dramática y maleducada, así que vuelve a sentarte. — Avery la miró sorprendida y se volvió a sentar, mientras que Harry estaba fusilando a Maggie con la mirada. 

—No tienes porque gritar, ella tiene razón, he venido a cenar con Avery, he querido darle una sorpresa y solo la he hecho aún lado durante la noche. Lo siento amor. 

—No te preocupes — dijo suavemente. 

—Harry tiene razón, lo siento Avery, hoy es un día especial, no debí ni gritar, ni hablar de negocios, eso lo haremos otro día. — Avery solo sintió. 

—Avery, cariño ¿Quieres bailar? — ella lo miró a los ojos sorprendida. 

—¿Qué? ¿Aquí? — no podía creer lo que Harry le decía. Él solo sonrió divertido. 

—Sí amor, aquí tengo la música perfecta. — Harry miró a Maggie y esta solo asintió. Ambos se levantaron. 

Harry colocó una melodía suave, Avery no era una mujer que escuchara música, en realidad lo hacía muy poco, pero le gustó la que estaba escuchando, y la forma en que Harry la pegaba a su cuerpo, él era bastante alto, por lo que decidió colocar su cabeza al pecho de su hombre. 

Eran esos momentos en los que Avaery amaba estar con Harry, siempre se mostraba tan atento y cariñoso que la enamoraba cada día más. 

Harry se separó un poco de ella y la miró a los ojos cuando terminó la canción, ella era simplemente hermosa, su mirada le recorrió el rostro y se detuvo en sus labios, esos labios que lo llamaban, por lo que la besó, con una pasión desmedida. 

—Eres la mujer más maravillosa del mundo — en ese momento Harry se separó de Avery y sin soltarle las manos colocó una de sus rodillas en el suelo, ella estaba sorprendida, mientras que Maggie casi que brincaba de felicidad. — ¿Te quieres casar conmigo? — preguntó sacando una cajita de una de las bolsas de sus pantalón, Avery no podía creerlo, tal vez debió pensarlo mejor, tal vez debió ir con calma, tal vez debió ver las señales que pasó por alto, pero el amor que le tenía a Harry le hizo asentir con la cabeza y confirmó con sus palabras. 

— Sí, sí, cariño — Harry le puso el hermoso anillo en la pequeña mano para luego levantarse y besarla. 

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