3. La familia Huxley

~ Jan ~

Ayer recibí un mensaje de la abuela recordándome que hoy habíamos quedado para comer, junto a mis hermanos y mis dos abuelos. Es verdad que últimamente el trabajo nos tiene absortos, tanto a Damen con el nuevo proyecto de su bodega, como a Nael y a mí con la empresa de publicidad. Descubrir quién está jodiendo a mi hermano no es fácil, pero tampoco imposible. O no por lo menos para mí.

— ¿En qué piensas? — me pregunta Nael mirándome de reojo, mientras conduce su deportivo negro de camino a casa de los abuelos. 

— Ya sabes, trabajo — le digo intentando restarle importancia. No quiero que hoy se centre en el trabajo, hoy es día para disfrutar en familia. Y a Nael le suele costar bastante desconectar del trabajo, sobretodo desde que ella salió de nuestras vidas. 

— Últimamente te noto distraído — comenta intentando leer de reojo el significado de mis expresiones. No te lo dejaré tan fácil, hermano. 

Y tiene razón. Sé cuál es mi objetivo en la empresa y mantener mi identidad como becario es totalmente necesario para que todo salga bien. Aunque eso suponga mentir a las personas a las que no quiero mentir. Siendo sincero, cuando Nael me contó el problema y los abuelos nos dieron la idea, lo que no esperaba era encontrar a alguien como ella, conocerla a ella. Pero tengo que centrarme y tener claras nuestras prioridades. Después ya habrá tiempo para acercarme a ella. 

— Es una diseñadora — le respondo escueto, sé que no será suficiente para saciar su curiosidad, pero tampoco quiero darle mucha información. Solo espero que esto no le cree más interés y me presione a preguntas.

— ¿Tan bella es que te tiene tan disperso? — pregunta Damen vacilón. 

— Es muy buena en lo que hace — ese comentario se gana una carcajada de Damen y una mirada divertida de Nael — me refiero al diseño, imbéciles — les digo saliendo del coche y cerrando la puerta de golpe. Amo con toda mi alma a mis hermanos, pero a veces me desesperan. 

Seguido por detrás por las risas de mis hermanos, llego al salón donde la abuela Belisa habla animadamente con nuestros dos abuelos hasta que nos ve.

— ¡Mis niños! — se levanta alegre a abrazarnos seguida de los abuelos. 

— Vayamos a sentarnos, la comida ya está lista — nos apresura impaciente el abuelo Lisandro.

Una vez que nos sentamos, no tardan mucho en empezar a servir la comida que consta de una ensalada de queso y nueces con fresas. Empezamos a comer entre comentarios triviales sobre el clima. 

— Y dime cariño — dice la abuela mirando a Damen — ¿Cuándo pones en marcha el nuevo proyecto de la bodega? ¿Ya tienen la campaña publicitaria?

— Está todo listo — le contesta él limpiándose la comisura de los labios con la servilleta — ayer le comenté a Nael que esta próxima semana lo presentara a su equipo de diseño.

— Así es, ya tenemos preparada la estrategia de trabajo — interviene Nael — la próxima semana, tras presentar el proyecto al equipo de diseño, empezaremos a crear la campaña publicitaria. En menos de tres meses podríamos lanzarla. 

— ¿Crees que los diseñadores sean capaces de entender tu idea? — pregunta el abuelo Xoel, siempre tan estricto con lo profesional. Y en parte, sus dudas no son infundadas, el concepto de Damen es bastante complejo, no cualquiera lo va a entender como él lo entiende. Y eso podría ser un problema.

— Eso he oído — responde Damen con una sonrisa ladeada mirándome de reojo — ¿Verdad, Jan?

— No le hagáis caso — me apresuro a responder viendo las miradas curiosas de mis tres abuelos — ya sabéis cómo es de serio. 

— Lo que quiere decir Damen — interrumpe Nael — es que el equipo de diseño tiene profesionales muy capacitados.

Mientras acabamos los platos principales, la conversación gira en torno a la empresa de publicidad que dirigimos mi hermano mayor y yo. Les informamos que no hay ningún avance en la búsqueda del topo y también que tenemos un plan para hacerlo salir. Sí, hace unos meses nos dimos cuenta que alguien de dentro estaba pasando información a la competencia y a nuestros abuelos se les ocurrió que si alguien se infiltraba, podría descurbrir algo. Con la información que he recabado, tenemos algún que otro sospechoso, pero aún nos faltan las pruebas. 

— ¿Y qué hay de lo importante? — pregunta la abuela ya aburrida de tanto trabajo.

— ¿Qué hay más importante que el trabajo, abuela? — pregunta Nael haciéndose el listo. 

Sí, haciéndose el listo, porque los tres sabemos muy bien por dónde va esta conversación. Y sinceramente, a ninguno de los tres nos apetece tenerla ahora.

— ¿Darle bisnietos a la mujer que os ha criado? — pregunta ella haciéndose la ofendida. Los tres la miramos levantando una ceja, conocemos muy bien sus trucos.

— Sabes que no tenemos tiempo, abuela — responde Damen.

— Sí, abuela — lo apoya Nael — estamos centrados en muchos proyectos. No tenemos tiempo para buscar una mujer para una relación estable. 

— Pero vamos, son jóvenes — se une el abuelo Lisandro — exitosos, inteligentes. Seguro que tenéis a muchas chicas detrás. ¿Qué problema hay en conocerlas?

— Que cuando las conoces — empieza Damen.

— Te das cuenta de lo que esas chicas buscaban en realidad — acaba su frase Nael. Y yo solo me limito a poner los ojos en blanco.

— Porque una vez os salió mal, ¿Renunciáis al amor? — nos pregunta la abuela a los tres con expresión triste. 

— No tenemos tiempo para buscar, abuela — sentencia Nael, dando a entender que no quiere seguir hablando de eso.

— Aunque algunos no pierden el tiempo — dice Damen alzando y bajando las cejas mirándome.

Mi - er - da. Genial Damen, para que dejen esa presión, ponme en el centro a mí. Gran hermano.

— ¿Hay alguna chica? — pregunta la abuela emocionada. 

— Es solo una compañera de trabajo, muy creativa — recalco, intentando hacerles creer que mi interés se resume en una admiración laboral. 

— Bueno, visto entonces que no tienen tiempo para estabilizar vuestra vida personal — comienza a explicar el abuelo Lisandro.

— La semana que viene tenéis una cita a ciegas — finaliza el abuelo Xoel, esperando nuestra reacción.

—¿¡Qué!? — preguntan Nael y Damen a la vez, escupiendo este último el café.

— No nos miréis así — nos reprocha la abuela, yo sigo sin saber qué decir, no quiero conocer a nadie, yo ya conozco a alguien — es de buena familia.

— Así es — le apoya el abuelo Xoel — es la nieta de unos amigos muy íntimos que tenemos...

— No iremos — responde tajante Nael.

— No tienen opción, recuerden el trato — nos recuerda el abuelo Lisandro.

— Aún queda tiempo — intercedo yo.

— Tiempo que en sus propias palabras no tienen — muy bonito abuela, usando nuestras propias palabras contra nosotros mismos — Y tiempo que tal vez no nos quede — ya está dramatizando. Tal vez le funcione con los abuelos, pero nosotros...

— Abuela — le regaña Nael — eso es chantaje emocional y no...

No acaba de hablar cuando la abuela sufre un mareo y tengo que levantarme para sujetarla y que su cuerpo no golpee contra el suelo. Llamamos al médico y este no tarda en llegar a la casa y revisarla. 

— La señora Huxley ha tenido un bajón de azúcar producido por el estrés — miro a mi hermano mayor y no me equivoco, su expresión me dice que se siente culpable — no sé de qué estaban hablando, pero les recomiendo que eviten que se estrese.

— Iremos — afirma Nael ganándose una sonrisa de parte de la abuela, quien guiña un ojo a los abuelos. Estoy empezando a pensar que aquí, hay gato encerrado.

Una vez nos despedimos de los abuelos Lisandro y Xoel, y también de la abuela Belisa, nos reunimos en casa para preparar bien lo que presentaremos el lunes como nuevo proyecto de la bodega de mi hermano Damen. Es un proyecto muy importante en el que lleva trabajando el último año.

— Entonces, a ver si he entendido bien, ¿quieres que llevemos a los diseñadores a una degustación en la bodega? — le pregunta Nael a Damen.

— Eso es Nael, creo que si ellos mismos lo degustan, será más fácil que entiendan el concepto que se supone deben transmitir.

— Me parece buena idea y entiendo el punto de Damen — apoyo a mi hermano — sabemos que no te gusta relacionarte con los empleados...

— Eso es injusto — se defiende Nael — suena a que los siento inferiores y no es así. Solo que...

— Te cuesta confiar en la gente y eres bastante arisco — finaliza Damen provocando que yo ría. 

— Como sea — dice poco de acuerdo Nael — sigamos.

Nos pasamos toda la tarde preparando la reunión de proyectos para mañana. A parte del proyecto de las bodegas de mi hermano, la empresa Huxley tiene varios proyectos nuevos que aún no conocen los diseñadores. Tenemos que proteger bien los proyectos para que la competencia no siga aprovechándose de nuestra situación actual. 

— ¿Qué pensáis sobre lo que han propuesto los abuelos? — pregunta Damen sirviéndonos la cena y llenando las copas de vino blanco a cada uno. 

— ¿Propuesta? — pregunto incrédulo — ¿En serio no os habéis dado cuenta de la jugarreta de la abuela?

— Parece ser que Damen no — responde Nael entre risas.

—¿En serio creéis que la abuela ha fingido para obligarnos a aceptar? — pregunta Damen.

— Demasiado obvio — le resopnde Nael.

— ¿Y qué haremos? — vuelvo a preguntar intentando que la conversación se centre en lo verdaderamente importante.

— ¿Miedo a que se entere tu "amiguita"? — se burla Damen alzando y bajando las cejas con una sonrisa pícara.

— No digas tonterías — respondo intentando que no se me note tanto lo que me afecta en realidad esa mujer. 

— Haremos lo de siempre — dice Neal consiguiendo que nuestra atención recaíga en él y cortar el tema de Keira — reventar la cita — finaliza viendo que no reaccionamos.

— ¿Y cuál es el plan? ¿Qué ha planeado tu maquiavélica cabecita? — pregunta Damen frotándose las manos como si fuera un niño pequeño. Y para ser sincero, a veces lo es, o por lo menos se comporta como uno.

— Uno de nosotros irá a la cita y hará todo lo posible para reventarla y que se lleve tan mala impresión que no quiera verlo otra vez — explica Nael.

— ¿Y si la chica está, ya sabéis, de buen ver? ¿Seguimos con el plan? ¿O no? — pregunta Damen.

— ¿Es en serio? — le pregunto incrédulo — ¿Acaso quieres una relación seria?

— Dios me libre — se apresura a contestar — tampoco creo que haya nada malo por disfrutar de las delicias de la vida.

— Haz lo que quieras, pero que no quiera volverte a ver — le advierte Nael seriamente — sabes lo que nos jugamos.

— De acuerdo — se rinde él levantando las manos en señal de rendición.

— ¿Irás tú? — pregunto preocupado, no sé si es buena idea que vaya él. Damen es...¿Cómo decirlo? Una especie de alma libre que cuando se descontrola acaba metiéndonos en situaciones, llamémoslas especiales. Por poneros en contexto, una vez la lió tanto que acabamos con una acosadora. No, no estoy exagerando, ha sido la primera y espero que la última vez que tenga que pedir una orden de alejamiento. 

Damen solo se limita a alzar los hombros y continuamos cenando. Después de eso terminando de preparar la reunión de mañana, cosa que no lleva más de lo previsto, y nos fuimos a dormir. 

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